Encontrarse de frente con un elefante salvaje se está volviendo habitual para algunos aldeanos en China, donde el aumento de ejemplares y la reducción de su hábitat implica una convivencia a veces complicada con los humanos.
Actualmente, China se apasiona por los paquidermos por la increíble travesía que están llevando cabo 14 de estos animales, que el año pasado partieron de su reserva en el sureste tropical rumbo norte.
Seguida a diario por las cámaras de televisión, esta misteriosa trashumancia destroza explotaciones agrícolas y da escalofríos a las autoridades, preocupadas por la seguridad de sus pobladores.
Casi todos los elefantes asiáticos presentes en China se encuentran en la prefectura de Xishuangbanna (suroeste), un territorio tropical poblado por minorías étnicas y ubicado en las fronteras de Birmania y Laos.
En su juventud, Ma Mingliang, el alcalde de la aldea local de Xiangyanqing, no había visto casi nunca paquidermos salvajes. Hoy, el concejal de 42 años, ayuda a sus habitantes a refugiarse, ya que son tantos que se han convertido en un peligro.
Las casas de la comuna están construidas sobre una colina salpicada de paneles que preconizan la “armonía hombre-elefante” y una valla de acero que la aldea de la jungla adyacente.
Pero los paquidermos hambrientos logran entrar regularmente en el pueblo, del que generalmente no salen hasta después de haber asaltado jardines y huertas.
“Antes era bastante armonioso. Ahora hay más choques”, resume el alcalde.
Pisoteados
Los elefantes asiáticos estuvieron al borde de la extinción en China en la década de 1980, quedaban solo unos 150 especímenes.
La prohibición de la caza en 1988 y la creación de reservas en el territorio ciertamente fragmentado, permitió mejorar la situación, hoy hay más de 300.
Con un peso que puede llegar a las cuatro toneladas, cada animal es capaz de comer hasta 200 kilos de alimento por día, lo que los empuja a robar granjas, devorar cultivos y provocar daños en las casas, con facturas que se estiman en 20 millones de yuanes (2,6 millones de euros, correspondientes a unos 3 millones de dólares) al año.
En Xishuangbanna, son incluso la principal fuente de reclamos de indemnización frente a las compañías de seguros, según Zhang Li, profesor de ecología en la Universidad Normal de Pekín y comprometido con la protección de los elefantes.
Los paquidermos también mataron a 41 personas entre 2013 y 2019, precisa. Sus víctimas resultaron estranguladas, pisoteadas, incluso horriblemente desmembradas.
La prensa local informa periódicamente sobre estos ataques, que suelen ser perpetrados por madres que protegen a sus hijos o por varones jóvenes solitarios e inestables.
“Demasiado molestos”
Frente a los desplazamientos, a veces peligrosos, de estos animales, las autoridades reaccionan.
Desde 2019, Xishuangbanna instaló una red de cámaras que abarca cientos de kilómetros cuadrados para observar a los elefantes desde la distancia y advertir a los habitantes.
En toda la región, las estatuas y vallas publicitarias celebran a los elefantes, pero también exigen mantener una distancia segura.
Los aldeanos se han habituado y saben cómo actuar en caso de alerta. Deben refugiarse en interiores, subir las escaleras, no acercarse a los animales y, sobre todo, no usar petardos para ahuyentarlos, ya que esto los enfurece.
Durante décadas, Lu Zhengrong cultivó arroz y maíz. Pero las incursiones de elefantes lo han cambiado todo. “Se han vuelto demasiado problemáticos y numerosos. Así que empezamos a cultivar cosas que no comen, como té o caucho”, explica el agricultor.
Sin embargo, esta solución tiene sus desventajas, puesto que la creciente demanda de té y caucho ha provocado la expansión de plantaciones hacia áreas que tradicionalmente eran el hábitat de los elefantes. Por lo que cada vez más se encuentran acorralados en territorios más aislados.
¿Un parque nacional?
La razón exacta por la que los 14 elefantes comenzaron su viaje hacia el norte sigue siendo un misterio.
“La pérdida y fragmentación de su hábitat podría ser la causa principal”, estima Zhang Li, profesor de ecología. Un fenómeno que se ha intensificado por la competencia entre paquidermos por la comida, a medida que aumenta su población. Y agrega que las cosas podrían empeorar aún más con el calentamiento global.
China está desarrollando un nuevo sistema de parques nacionales para fortalecer la protección del hábitat de especies como pandas y tigres.
Los científicos proponen un parque nacional dedicado a los elefantes de Xishuangbanna. Pero el proyecto es políticamente arriesgado, ya que requeriría tomar tierras agrícolas y desplazar a cientos de miles de personas para asegurar la continuidad territorial entre las distintas áreas.
Mientras tanto, los aldeanos están aprendiendo a convivir con los elefantes.
“No puedo decir que me guste esta situación”, dice el agricultor Lu Zhengrong, al tiempo que reconoce “que tenemos que encontrar un equilibrio entre los animales y los humanos. Debemos protegerlos”.
Con información de AFP
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