Todos los días a la misma hora, muchos perros se transforman dramáticamente.
Ni bien escuchan los pasos de algún supuesto enemigo en la acera, se convierten en protectores.
Actúan como si le fueran a arrancar un brazo o la pierna al invasor del territorio si tan solo pudieran estar frente a frente.
Probablemente ninguno de estos perros tenga nada personal contra esas supuestas amenazas simplemente está cuidando a los suyos, a su manada.
Todos los perros son un poquito guardianes. Es algo que heredan de sus ancestros, que debían defender sus territorios de los invasores y a sus provisiones limitadas.
Si frente a los ladridos respondemos acercándonos rápidamente para ver qué causa en nuestro perro la conmoción, lo más probable es que la conducta se repita.
La combinación de los halagos o de la simple presencia por parte de sus dueños y la desaparición del estímulo que lo provocó hace muy felices a los perros.
Ellos simplemente suponen que asustaron al causante de la hipotética amenaza.
De allí en adelante, se sentirán confiados de que pueden proteger a sus hogares de estos amenazantes visitantes, de modo que seguirán ladrando.
Empleados de correos, inspectores de la compañía de gas, mensajeros que dejen paquetes y cualquier otro extraño que se acerque a propósito a la casa y luego parezca como si emprendiera una retirada cuando se le ladra, todos recibirán la misma reacción.
Casi todos los perros tienen un impulso instintivo de proteger a sus hogares, pero esa no es la única razón por la cual se agitan cuando llega un extraño.
Parte de ello es mera anticipación.
Los perros están en sincronía con ritos y rituales a tal punto que se los podría rotular como obsesivos-compulsivos.
El sodero llega todos los días aproximadamente a la misma hora.
Es muy probable que los perros comiencen a pensar en él cuando se levantan a la mañana, y su excitación aumente a medida que pasa el tiempo.
Para cuando llegue el sodero, estarán altamente estimulados y listos para la acción.
Ese puede llegar a ser el momento más importante de su día.
Algunos perros que pasan sus días solos se agitan de manera especial porque sienten como si los hubieran dejado a cargo de la casa.
Si no ladran como locos y advierten a los intrusos de su presencia, ¿quién lo hará?
Casi podríamos afirmar que llegan a la conclusión de que están de guardia por si alguien se acerca a su propiedad.
No es sólo un sodero o un empleado de correos puede ser quien afecte a los perros.
Lo que ellos dejen en la casa es igualmente excitante. La carta o la factura de luz que caiga en el buzón tiene olores desconocidos.
Los perros sospechan de los olores nuevos, especialmente cuando esos olores están dentro de su territorio.
Se toman mucho trabajo en dejar sus propios olores donde viven, al marcar alrededor del perímetro del jardín.
La idea de que alguien pudiera venir y poner otro olor encima del de ellos puede parecerles claramente ofensiva.
Por eso algunos perros llegan hasta el punto de destrozar el correo que cae a través del buzón.
Una interpretación de la conducta de nuestros perros que nos permite tener herramientas para entenderla y eventualmente corregirla.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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