Un animal de color gris oscuro y largos bigotes asoma la cabeza en las aguas serenas del lago Saimaa de Finlandia, que alberga a una de las especies de foca más raras y amenazadas del mundo.
“Es Eeva. No se está alejando porque nos conocemos desde hace casi 30 años”, dice, sonriente, Risto Eronen, un jubilado que desde su infancia ha visto de cerca las idas y venidas de las focas anilladas de Saimaa.
“Es la gran señora de Saimaa y ha traído al mundo a 10 cachorros en su vida”, cuenta este hombre de 70 años, desde su lancha, cerca de la frontera con Rusia.
La población de ‘saimaannorppa’, como se les conoce en Finlandia, llegó a 400 focas como Eeva este año, es decir, cuatro veces más que en la década de 1980, cuando se temía que iban a desaparecer, pero el número está aún lejos de garantizar la supervivencia de la especie, según los expertos.
“Los inviernos más suaves, debido al cambio climático han hecho su vida más difícil porque las focas necesitan hielo y nieve para construir sus madrigueras de reproducción”, dijo Kaarina Tiainen, de la Asociación Finlandesa para la Conservación de la Naturaleza (SLL).
Pero la mayor amenaza para la foca es la pesca de vendace, un pequeño pez blanco que se come en verano, que deja cada año entre cuatro y ocho cachorros de foca ahogados al quedar atrapados en las redes de los pescadores.
Cuando AFP visitó el lugar en junio, las focas habían dejado sus lugares de reproducción en las rocas en busca de las profundidades del lago, excepto Eeva, que permaneció en la superficie y es reconocida por su peculiar aullido.
“Probablemente sea por un anzuelo en su garganta”, dice Eronen. “Se vio atrapada en una zona de pesca y empezó a emitir esos silbidos diferentes y a pasar más tiempo en la superficie para poder respirar”, explicó.
Fin de la veda
La mayor parte de los 4.400 kilómetros cuadrados del lago Saimaa estaban protegidos por restricciones a la pesca con red, pero el gobierno se negó a renovarlas cuando expiraron, a finales de junio.
Los límites a la pesca con red habían generado rechazo en este lugar turístico, que dispone de 50.000 cabañas de verano y que registraba decenas de miles de visitantes antes de la pandemia.
“La pesca con red es un modo de vida para muchos aquí”, dijo Teemu Himanen, cuya asociación emitió el año pasado 980 permisos de pesca para visitantes a Saimaa.
Según él, las amenazas que pesan sobre las focas se exageran, ya que “si la red está bien anclada al fondo, la foca puede fácilmente evitar quedar atrapada”.
En estos días, la SLL y voluntarios proponen a los pescadores que firmen una declaración para abandonar la pesca con red y a cambio reciben una trampa para peces gratuitamente.
La popularidad de esta iniciativa es una señal de que “el deseo de proteger a la foca anillada ha aumentado” en los últimos años, según Tiainen.
Aunque el secretario de la asociación de pesca, Himanen, saludó la iniciativa, cree que las trampas gratuitas no dejarán contentos a muchos.
“No creo que se puedan eliminar totalmente las redes en Saimaa”, dijo. “No se puede capturar la misma cantidad (de peces) con una trampa”.
Protección adecuada
Las autoridades finlandesas presentaron este año una propuesta para que los hábitats de la foca anillada de Saimaa, reconocidas por los círculos blancos en su pelaje, sean incorporados a la lista de patrimonio mundial de la Unesco.
La especie está considerada “en peligro” por las autoridades finlandesas y europeas y las encuestas muestran que la mayoría de la gente en Finlandia apoya que las normas para proteger a las focas aumenten.
A medida que la situación de las focas se hace más conocida, “más gente quiere venir a la región a ver al animal, así que hay que encontrar un equilibrio constante”, según Tiainen.
“Cuando había solo 300 focas, dijeron que necesitábamos (controlar las redes de pesca) para llegar a 400. Pero ahora superamos los 400” y se sigue diciendo lo mismo, protesta Himanen.
La meta del gobierno es alcanzar un “nivel adecuado de protección”, sin citar un número, pero los activistas dicen que la población de focas deberá ser de al menos 1.000 o 2.000 antes de levantar las restricciones.
Pero “posiblemente nunca estemos en una situación en la cual la especie no se vea amenazada”, advirtió Tiainen.
Con información de AFP
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