Un estudio publicado ha analizado medio millón de interacciones entre hienas a lo largo de 27 años de observaciones científicas para llegar a esta conclusión: las crías de hiena mantienen los contactos sociales de sus madres, sobre todo las de alto rango dentro del grupo. Un fenómeno que tiene importantes implicaciones para la vida de estos animales.
Las hienas son uno de los ejemplos de matriarcado entre los mamíferos: ellas mandan y los machos emigran para buscar una nueva manada. De ahí que en este estudio, que publica en su portada la revista Science, se centre en las relaciones que las hienas heredan de sus madres.
El resultado no deja lugar a dudas: incluso años después de abandonar el cubil, las hienas de alto rango mantienen fuertes lazos con los mismos individuos con los que se relacionaban sus progenitoras, incluso después de que hayan muerto. Las de baja clase social tienden a variar mucho más, buscando amistades distintas y más sólidas que las de sus madres de bajo rango, para tratar de compensar su situación vulnerable. Y esto tiene dos consecuencias sencillas. Por un lado se mantiene la estabilidad del grupo durante décadas (suelen vivir hasta 25 años), con las mismas familias al mando, y por otro se alarga la esperanza de vida de las hienas de clase alta.
“Además de las manifestaciones físicas de riqueza o pobreza, sabemos que lo que los humanos transmiten a sus hijos como herencia son muchas cosas menos tangibles, como idiomas, conjuntos completos de normas culturales, creencias y grupos de relaciones con otros miembros de nuestras sociedades. Las hienas proporcionan a sus camadas una ventaja similar”, indició la investigadora Kay Holekamp, de la Universidad Estatal de Michigan, quien cree que su estudio en Science sugiere algo tan rico y complejo como la herencia cultural que vemos en humanos.
Contar con la amistad de las hienas de alto rango otorga acceso prioritario a la comida, evitando el estrés de pelear por los escasos restos que dejan a las de bajo estatus (los grupos alcanzan incluso 130 miembros), y además permite contar con más aliados en los conflictos, que se deciden por la calidad y cantidad de los apoyos.
“Los aliados que tienen las hienas jóvenes es un determinante fuerte de los resultados de sus disputas”, explicó Holekamp. Y agregó: “Los jóvenes de linajes de alto rango, tienen mayor apoyo porque tienen mayor cantidad de parientes y también atraen a lo que podríamos llamar groupies, hembras de menor rango a las que les gusta pasar el rato junto a hembras más dominantes”.
Este trabajo se basó en un modelo teórico de herencia de redes sociales que Akçay e Ilany desarrollaron en 2016. Según este, los animales establecen sus redes por “herencia social” o copiando los comportamientos de su madre.
Ilany explicó que este uso de la proximidad para rastrear las redes sociales no es posible en humanos, ya que dos extraños pueden entrar juntos en un ascensor al azar, “pero con las hienas, si un individuo se acerca a pocos metros de otro, eso sugiere que tienen una conexión social”.
Los investigadores compararon las redes sociales de las madres con sus crías y desarrollaron una nueva métrica para medir la herencia social.
Los cachorros de hiena se mantienen cerca de sus madres durante los dos primeros años de vida, por lo que las redes de las madres y sus crías fueron bastante similares al principio. Sin embargo, observaron que incluso cuando las crías dejaban de pasar tanto tiempo cerca de sus madres, seguían manteniendo redes bastante similares, sobre todo en el caso de las crías hembras, que generalmente siguen siendo miembros del clan de por vida. Este patrón era especialmente fuerte para las madres de mayor rango.
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