Aunque la primera imagen de un bóxer aparece en una tapicería flamenca del siglo XVII, ésta era realmente era fruto de la fantasía del artista, ya que el bóxer en aquel entonces no existía.
Fue creado en 1850 en Munich, entre cruces con el mastín bullembeisser y el bulldog. El primero había sido empleado en la caza del oso y el otro en los combates contra toros.
Por eso era de esperar que el bóxer se presentara con los instintos feroces de sus antecesores; sin embargo, la inteligencia de los creadores de la raza al realizar los cruzamientos y la selección logró eliminar la agresividad y suavizar su fisonomía, la que daba poca seguridad.
Es una raza alemana, perfeccionada por los americanos que han construido sus propias líneas genéticas de porte y proporciones características. La perfección de líneas y de carácter datan de 1896, año en que fue fundado el primer Boxer Club.
Ha sido definido como “el perro de la bellísima fealdad”, en un oxímoron que lo define sin lugar a dudas. La cabeza debe ser proporcionada al cuerpo, seca y sin arrugas. La mandíbula sobrepasa al maxilar superior, debiendo ser por lo tanto prognata, pero sin que los dientes del maxilar superior y la lengua sean visibles con la boca cerrada. La trufa es ancha y negra, con orificios nasales bien abiertos. Las orejas deberán ser de inserción alta y actualmente son la mayoría las que descartan la brutal amputación como una práctica posible. Para la cola vale lo dicho para las orejas en cuanto a presencia original y descarte de la amputación.
En la variedad de bóxer atigrado, el color de fondo es idéntico al del rubio, pero tiene estrías transversales oscuras o negras que siguen la dirección de las costillas. El contraste entre el color de fondo y el de las estrías debe ser evidente; las estrías no deben ser ni demasiado estrechas ni excesivamente anchas.
Las manchas blancas no son consideradas un defecto, sino una cualidad, siempre que cubran una superficie inferior a un tercio de la totalidad del cuerpo.
El blanco antiestético, como la cabeza blanca, o blanca de un lado y el bóxer negro, o de colores distintos del rubio, del atigrado o del amarillo no están admitidos en las exposiciones. En todos los casos, la máscara negra debe limitarse al hocico, con el objeto de que la expresión del perro no sea demasiado fiera.
El pelo del bóxer debe ser corto, brillante y muy adherido a la piel. Tiene un carácter muy bonachón y leal. Es un perro juguetón, particularmente afectuoso con los niños y fácilmente adiestrable.
Hace algunos años, la raza sufrió una disminución en su popularidad, debido a la gran incidencia de tumores de piel y de meninges, en ejemplares relativamente jóvenes. Actualmente se han seleccionado, líneas genéticas en las que se observa la desaparición de este problema, con lo que “el clásico de los clásicos”, sigue siéndolo en su esplendor.
Por sus cualidades temperamentales, es especialmente apreciado como amable perro de compañía, alegre, juguetón, con gran instinto maternal cuidador tanto que en el mundo se o conoce como el perro “babysitter” por excelencia.
Le gusta la vida dinámica, por lo que es preciso hacerle hacer a menudo enérgicos paseos. El bóxer gasta muchas energías y por eso su apetito es insaciable. No se le debe dejar engordar en absoluto, pues se resintiría de ello su salud y también su aspecto físico.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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