Existen varias maneras de evitar los accidentes con perros, y para ello hay que tener en cuenta, lo que algunos han definido como programa de trabajo “árbol”, es decir “nos transformamos en árbol”.
1.Nunca mirar fijo a los ojos al estar frente a un perro. El animal lo tomará como un desafío y lo más probable es que nos enfrente.
2. No correr, no escapar corriendo ya que el perro despertará, de esa forma su instinto de presa y casi seguramente nos perseguirá tratando de atacarnos.
Si nosotros nos enfrentamos en la calle con un animal desconocido, lo que debemos hacer es sin mirarlo a los ojos, tratar de evitarlo caminando, manteniendo el mismo paso, cruzando de vereda, evitando el contacto con él.
Si el contacto es inevitable, entonces nos colocaremos contra la pared y nos quedaremos quietos como un árbol, sin clavarle la mirada. El animal lo máximo que hará es olfatearnos, tal vez marcar su territorio orinando, pero nunca nos atacará.
Un animal no ataca si no ve una amenaza o una presa, por eso cuando alguien corre por delante de un perro, el perro lo persigue y lo ataca porque lo confunde con una presa.
Si el encuentro ocurre en el medio de la calle, en vez de colocarnos contra la pared, nos pondremos en cuclillas, estilo posición de salto bomba, contra el piso de la vereda por la cual estamos caminando. El animal nos olerá y levantará la pata probablemente marcando su territorio, pero no podrá tampoco distinguir cuan despegados del suelo estamos y sabrá, si estamos quietos que no somos una amenaza.
Lo que ocurre, en cualquier caso, es que el perro, en muchas razas o biotipos, no puede diferenciar bien la profundidad, al tener visión lateralizada.
Algunos perros poseen una dificultosa o mala visión en profundidad o visión estereoscópica y de esa forma en ambos casos nos ve sin profundidad como “pegados” al piso o a la pared.
La regla de oro
Ningún perro debe salir a la calle si no es con collar, correa y con bozal. Un tenedor, tutor o dueño responsable, como quieran llamarlo, debe sacar él a su perro con collar, correa y bolsa y no permitir que deambule solo por el barrio.
Permitir que el perro deambule solo por el vecindario, (costumbre muy arraigada en algunos lugares), no tener cercos perimetrales en las viviendas, o que el animal camine suelto puede ocasionar, sin duda, en desagradables, indeseables y sobre todo evitables accidentes.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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