Soco. Así se llama este ovejero alemán que despertó la atención no solo de los medios de España, país del que es oriundo, sino del mundo. Es que, después de meses de entrenamiento, este perro del Ejército alerta cuando huele COVID-19. Lo hace sentándose. Una señal que lleva haciendo desde hace más de un mes, con un 90% de eficacia en muestras negativas y un 75% en positivas. “Detecta los positivos y discrimina perfectamente los negativos”, sintetizó a Efe la coronel María Isabel de Martín, jefa del Centro Militar Canino de la Defensa.
El olfato en los perros está tan desarrollado que, así como este sentido les permite a los canes debidamente entrenados detectar presencia de drogas o estupefacientes, les posibilita discriminar sustancias producidas por el cuerpo humano y que responden a una enfermedad como el coronavirus.
El proyecto del Ejército, explicó De Martín, tiene una diferencia frente a otros estudios que se venían haciendo, y es que a los perros no se los entrena para detectar la enfermedad por el sudor de las personas, sino para intentar detectar el COVID-19 en muestras PCR.
Los virus, aclaró, no huelen, pero según diversos estudios la enfermedad produce una molécula que podría ser la que detectan los animales.
Sin embargo, la tarea no es fácil y aún hace falta tiempo para demostrarse realmente eficaz, relató De Martín. “Llevamos ya siete meses trabajando con perros, empezamos con siete, y solo uno nos ha discriminado los positivos: Soco”.
Este ovejero alemán tiene cuatro años. Durante las primeras fases de entrenamiento canino, se buscaba conseguir que los perros detectaran el olor característico de la enfermedad, mediante muestras humanas que llegaban hasta los guías en un tubo y con sustancias neutralizantes del virus de fuerte olor que había que ir quitando del foco del perro.
En ellas, Soco solo ha tenido dudas, expuso su informe de trabajo, en las muestras con una baja concentración vírica, lo que reduce un poco su porcentaje de acierto. Pero los datos generales fueron optimistas: “Soco muestra una eficacia cercana al 90% con respecto a las muestras negativas, mientras que su resultado con muestras positivas se sitúa en torno al 75%”.
Tras estas primeras fases de trabajo, el perro tendrá que oler ahora muestras de PCR. Se las presentarán dentro de recipientes especiales que Soco no tocará para que no haya posibles contagios. Las muestras se llevarán luego al laboratorio que tiene el Centro Militar de Veterinaria, se analizarán y se comprobará si el perro acierta con ellas.
El hecho de los perros puedan detectar el COVID-19 se viene analizando desde el año pasado. De hecho, según un estudio preliminar de la asociación británica Medical Detection Dogs publicado esta semana, los perros biodetectores pueden identificar el olor del COVID-19 con una tasa de precisión de hasta el 94%.
La investigación, dirigida junto con la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y la Universidad de Durham, utilizó muestras de más de 3.750 personas, como camisas, tapabocas y medias usadas, para entrenar a seis perros en la detección del coronavirus.
Los resultados iniciales, aún pendientes de revisión externa por parte de otros científicos, apuntan que los perros fueron capaces de identificar la enfermedad en el 94% de los casos, una precisión superior a la que ofrecen las pruebas de antígenos, de entre el 58 y el 77%. El estudio preliminar refleja, además, que un solo perro puede examinar hasta 250 personas en una hora, considerablemente más rápido que el resto de métodos de detección de coronavirus, apuntan los expertos.
Asimismo, recientemente, el estudio “Discriminación de muestras de pacientes infectadas con SARS-CoV-2 por perros detectores: un estudio de prueba de concepto” y publicado en el sitio especializado Plos One a mediados de abril, asegura que los canes detectores especialmente entrenados pueden olfatear muestras positivas de COVID-19 con la precisión del 96%.
El informe se basó en la investigación del comportamiento de nueve perros, incluidos ocho labradores y un pastor belga malinois.
El equipo de investigadores indicó que esos canes no estaban capacitados previamente para el trabajo de detección médica. Además, explicaron que tal habilidad no es algo fácil de esperar de los perros, incluso tras considerar su mayor sensibilidad a los olores.
“Los perros deben estar entrenados específicamente para detectar el olor de la infección, pero también deben poder detectar los olores de fondo de diferentes personas: hombres y mujeres, adultos y niños, personas de diferentes etnias y geografías”, dijo Cynthia Otto, autora principal sobre el trabajo y director del Centro de perros de trabajo de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos.
A partir de un trabajo de estrecha colaboración con la experta en coronavirus Susan Weiss, de Penn Medicine, Otto inactivó el virus en las muestras utilizadas para entrenar al perro y garantizar, así, su seguridad.
Los investigadores entrenaron a los perros para que respondieran a las muestras de orina de pacientes que hubieran dado positivo por SARS-CoV-2 con el fin de distinguir entre muestras positivas y negativas.
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