Quien desee fotografiar un perro con pelaje negro ya conoce el problema: este no refleja demasiado la luz y en caso de iluminación suave ofrece poco contraste.
A la vez, los ojos oscuros en el pelaje de la misma tonalidad tampoco ofrecen buen contraste como punto de enfoque para el autofoco de la cámara. Y, si a esto se suma contraluz, este puede quedar totalmente desbordado.
Por esa razón, la cara del perro debe estar bien iluminada, para que los ojos queden bien acentuados. “También en la sombra se debería observar desde qué dirección viene más luz”, indica la fotógrafa publicitaria y de revistas Elke Vogelsang, quien se especializó en fotos de mascotas.
Y lo deja claro con este ejemplo: si la locación elegida para la fotografía cuenta con un lado oscuro, por ejemplo un parque con árboles que arrojan sombra, y un lado claro, por donde se filtran los rayos del sol, el perro siempre debe ser colocado para mirar con su cara hacia este último.
Vogelsang, nacida en Alemania en 1972, sabe cómo lograr buenas fotografías de animales. Sus trabajos son requeridos por revistas internacionales, como por ejemplo la National Geographic.
Su banco de datos comprende más de 100 animales aptos para ser utilizados como modelos fotográficos, aunque siempre prefiere trabajar con sus tres grandes estrellas, el top 3 con el que comparte el mismo techo: los perros mestizos Noodles (pronto cumplirá 15 años), Scout (12) y Loli (nueve).
Vogelsang describe sus experiencias con fotografía de canes en un libro, en el que ahonda en el delicado manejo de un perro como modelo fotográfico y brinda consejos sustanciosos para el encuadre, la luz, la composición de la imagen y la técnica de la cámara.
Quien fotografíe durante el día al aire libre obtendrá mejores resultados cuando el sol esté lo más bajo posible, o sea, a primera o a última hora, cuando la luz cae más plana sobre el perro. De esta manera, se evitan sombras indeseadas bajo la barbilla.
Básicamente, la toma de fotografías debe vincularse con algo positivo. “Nunca debe considerarse un ejercicio de obediencia, sino una actividad de vinculación”, sostiene la fotógrafa de mascotas.
“Presión, impaciencia y descontento no conducirán a un buen resultado. E incluso cuando el perro esté colaborando, siempre hay esa pequeña chispa de más entusiasmo que se puede provocar en él, dándole diversión y emoción”, comenta la experta.
La fotógrafa subraya que las principales prioridades son siempre la paciencia, la calma y la fotografía respetuosa con el animal. Ya sea que se trate de cachorros juguetones, jóvenes entusiastas o ancianos serenos, todos los perros aspiran a ser estimulados y recompensados.
Vogelsang trabaja con tres ayudas para la motivación: sonidos (con elementos que los emiten, como juguetes con chifle, silbatos de caza y pequeños membranófonos, así como la voz), golosinas (para perros) y movimiento.
Incluso, en el caso de los fotógrafos no profesionales, vale la pena utilizar accesorios como juguetes favoritos, cuencos de comida o huesos para masticar.
“Se pude procurar que los objetos utilizados sean fotogénicos y también se adapten en color, forma y tamaño a la imagen y el motivo. En algunas circunstancias, el atrezzo puede convertirse en el protagonista de la imagen y contribuir a su expresión”, señala Vogelsang.
En cambio, advierte que una pelota de color neón, que se encuentre tirada en el fondo, resulta un factor más bien perturbador que enriquecedor en la fotografía. Aclara, asimismo, que es importante no disfrazar a los animales.
“Quien humaniza a los perros no los valora adecuadamente”, destaca, por su parte, la presidenta de la Asociación Profesional de Asesores y Entrenadores de Comportamiento Animal, Patricia Lösche, quien está convencida de que una buena comunicación entre las personas y los perros se basa en el saber, la empatía, la paciencia y una gran comprensión por la personalidad del animal.
Lösche señala que los perros siempre viven en el aquí y ahora, incluso durante una sesión fotográfica: “Un perro no tiene planes, sino que se comporta de acuerdo con sus necesidades y las experiencias que ya realizó”.
Indica, en cambio, que las personas siempre tienen planes y hacen algo para conseguir otra cosa. Por ejemplo, una linda fotografía de su perro. Pero la mascota solamente puede comprender la acción y no la meta, aclara.
Por eso, según Lösche, una persona que se vuelve impaciente obtendrá como resultado un perro inseguro y nervioso, que probablemente hará de todo, menos lo que de él se espera.
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