Todo gato bien nacido y orgulloso de serlo pasa una gran parte de su vida lamiéndose y relamiéndose con una dedicación y prolijidad verdaderamente envidiableS.
Esta conducta es una de las que refuerza el malentendido sobre la idiosincrasia del gato al que sí había una cosa más que adjudicarse muestra una supuesta actitud “egoísta” cómo si los gatos sólo pensaran en ellos y en su apariencia física tal vez en forma vanidosa y altanera.
Nada más erróneo que esa humanización de una conducta que no sólo está alejada de cualquier soberbia sino que es imprescindible para la sobrevida saludable de cualquier gato. Los gatos se lamen con particular encomio y con un método especial que no permite saltear ni dejar de abarcar ninguna zona del cuerpo.
A las zonas a las que llega las aborda directamente, a las que no llega las alcanza por interpósita mano o a través de las contorsiones más extrañas o precisas. Es cierto el gato, los gatos, se lamen y se lamen bien y son bien prolijos.
Ahora bien, ¿para qué se lamen? Los gatos se lamen por varias y fundamentales causas y razones. Antes de descifrar para qué, resulta interesante aclarar que los gatos se lamen y al mismo tiempo se peinan.
Esto es así por las características de la lengua felina que tiene una serie de pequeñas puntas que le otorgan una rugosidad clásica que cualquiera puede percibir claramente al ser lamido por un gato.
En cuanto a las razones, primero se lamen o peinan como se quiera definir, por higiene, ordenando y desenredando su pelo y en segunda instancia limpiando su cuerpo de la suciedad habitual que pudiera acumular.
Los gatos viejos, por problemas de artrosis, artritis y otras limitantes del movimiento aparecen con grandes apelotonamientos de pelo en el dorso, en aquellos lugares donde son incapaces de llegar con su lengua. Esto muchas veces es el primer indicio de una discapacidad en el movimiento y debe ser causa de consulta urgente al veterinario de cabecera.
Una actitud de limpieza, compulsiva y constante, sobre todo en los gatos de pelo largo, trae como consecuencia secundaria la formación de bolas de pelo digestivas, al tragar el pelo lamido, que pueden causar obstrucciones digestivas y generar trastornos mayores.
Esto se puede evitar untando las patas con jaleas comerciales específicas a base de maltosa que impiden el aglutinamiento de los pelos en el intestino.
La segunda razón del lamido es el conservar el olor de la identidad. No olvidemos nunca que el gato es también esencialmente un ser olfativo. A los seres humanos, nos cuesta entender esta faceta ya que para nosotros el mundo entero “nos entra por los ojos”.
Lo que la vista no aporta resulta para nosotros difícil de comprender en su total magnitud. Para los pobres humanos mortales, el olfato resulta tristemente secundario. Esto no es así para los gatos que, sobre todo luego de una pelea o de una sesión de caricias con su amo refuerzan la conducta de lamido para definir claramente su identidad.
Una tercera razón para que un gato se lama es el poder refrescarse. No olvidemos que el gato es, en su origen, un animal de desierto y como tal, en general, desprecia el agua o bien no la tiene incorporada como parámetro higiénico o refrescante por su escasez.
El embadurnar prolijamente su cuerpo con saliva baja notablemente la temperatura del exterior del animal generando una sensación de frescura. Esto reemplaza a la transpiración, ya que los gatos no poseen glándulas sudoríparas nada más que en las palmas y plantas de los miembros y también reemplaza al mecanismo de jadeo, usual en el perro, pero poco frecuente en el gato, como recurso primario frente calores extremos.
Por último, la cuarta razón y fundamental del lamido en el gato es ingerir una buena parte de sus necesidades en vitaminas A y D, que se hallan en la piel en la forma de provitaminas, sustancias precursoras que por acción de los rayos ultravioleta del sol, se transforman en los compuestos definitivos y quedan depositados en la superficie de la piel para ser ingeridos a través de la tarea de acicalamiento.
Resumiendo, un gato se lame porque es limpito, para refrescarse, para reafirmar su identidad y para equilibrar su dieta. Todo en uno al mismo tiempo y por el mismo precio.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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