Cuando los lobos se acercaron, como excelente auxiliar de caza, al hombre prehistórico, era poco menos que inimaginable que ese ser primitivo 30.000 o 40.000 años después llegaría a la romántica Luna para descubrir que no era de queso ni mucho menos.
Las preocupaciones de ese ser humano primitivo eran directas y concretas: vivir y sobrevivir.
El éxito de la cacería era la alegría de seguir vivo aumentado por la incorporación casual de lobos colaboradores que facilitaban alegremente el cumplimiento de ese objetivo.
Cuando el hombre se dio cuenta de que podía tener de aliado al lobo, que lo podía domesticar, empezó a pensar en transportar esa experiencia casi mágica de dominar a su antojo animales y plantas a otras especies y su vida cambió en un giro de 180 grados.
Ahora no caminaría más siguiendo a las presas, sino que las criaría y dispondría de ellas a su antojo.
Como dijo aquel viejo bosquimano ante una cámara de televisión: “Cuando era joven, salía a cazar y nunca sabía si traería una presa o yo sería esa presa. Ahora veo a mi comida en el corral”.
Esa es la perfecta síntesis de la historia evolutiva del perro y el hombre.
El hombre domesticó al lobo y lo transformó en perro y por ese hecho cambió su sistema y su estrategia de una vida de nómade y migratoria a una vida sedentaria.
Por ese simple hecho surgieron los poblados y las ciudades, con sus ventajas y desventajas.
De allí aparecieron la especialización del trabajo, el intercambio y, mucho después, el dinero como símbolo de trabajo acumulado.
El perro estuvo siempre allí como auxiliar y compañero, pero también como generador del cambio más importante en la evolución del ser humano.
Mucho después, el ser humano abordó la carrera espacial y, cuando llegó a la Luna, el hombre llevó consigo a un perro: la figura de Snoopy estampada en su traje espacial.
De esta forma el perro, noble y silencioso, acompañó al ser humano en todo su derrotero desde la prehistoria, pasando por la creación de las ciudades y hasta la llegada a la Luna.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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