Lo que hoy conocemos como raza Singapura, surge del llamado “gato de las cloacas de Singapur”, pues por allí merodeaba.
Estos pequeños gatos con su apariencia tan distintiva y color tan particular nunca fueron los más numerosos en su tierra natal. Fue su especial apariencia lo que capturó la atención de Hal Meadow cuando estaba viviendo en Singapur.
Tomó literalmente de las cloacas, a tres de ellos que fueron los que llevó a Estados Unidos cuando regresó tiempo después. El Singapura es un gato de pequeño a mediano que posee un manto color marrón con degradé hacia la panza.
Este color es el que también poseen los gatos abisinios, las ardillas, las vicuñas, los ciervos, y un sinnúmero de animales silvestres en la naturaleza en el mundo entero. El pelo es corto, sedoso y pegado al cuerpo.
El color da impresión de delicadeza, lo que no establece relación con las características reales del animal inquieto y musculoso.
Los Singapura le encantan a la gente. Son altamente inteligentes, traviesos, movedizos, curiosos pero tremendamente afectuosos. Quieren estar con uno cuando estamos mirando televisión, o leyendo.
Llegan tan lejos como querer dormir bajo las cobijas y son extremadamente juguetones ante la menor oportunidad. Estas son conductas adecuadas para mantener la saludable compañía de esta excelente raza y lo que es más importante aumentará la expectativa de vida de sus animales.
Si lo que se busca es un gato para sentarse y sentarlo tranquilo a admirarlo, este no es el caso del Singapura.
Resulta difícil explicar cuál es la razón por la cual este pequeñín de dos kilogramos de promedio de peso adulto, juguetón y movedizo a veces hasta el cansancio genera una inmediata fascinación en quién lo ve sea o no aficionado o criador de gatos.
Lo que hace a estos gatos tan singulares es, principalmente, la apariencia delicada, casi angelical en la expresión de su cara y lo que actúa como un enganche muy particular es su personalidad sin igual.
En Singapur, estas características, sumadas a la ductilidad física adaptada a vivir en espacios pequeños han permitido la creación de este biotipo tan especial.
Aunque resulta irónico el mismo Gobierno de Singapur que prolijamente destruyó los diferentes hábitats de los gatos, se vio obligado a declarar a esta raza monumento natural viviente.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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