Dicen que la pandemia causada por el virus SARS-COV-2 (la enfermedad se llama COVID 19) se originó en animales y paradojalmente serían a su vez muchos animales y recursos terapéuticos originados en ellos o en la ciencias veterinarias los que contribuirían en gran medida a su diagnóstico, terapéutica y control.
Como un ejemplo claro de ello veamos que hace muy poco tiempo la ANMAT aprobó el uso del suero equino hiperinmune en pacientes adultos con COVID-19 moderado y grave.
La técnica es semejante a la obtención del viejo suero antiofídico o del suero anti fiebre hemorrágica, aporte éste del célebre Dr. Maiztegui. Se inoculan los virus a caballos a los que no les produce la enfermedad si no que producen cantidades importantes de anticuerpos anti Covid.
Recordemos que los caballos son grandes, por su tamaño, y eficientes, por su idiosincrasia, productores de suero con anticuerpos. Se logra así purificando un suero hiperinmune, o sea con defensas que supera en más de 50 veces al suero de convalecientes y en una cantidad sensiblemente mayor.
El fármaco es seguro, reduce la mortalidad en un 45%, el ingreso en terapia intensiva en un 24%, el requerimiento de asistencia respiratoria mecánica en un 36% y logra una mejoría clínica en la mayoría de los pacientes. En fin un aporte verdaderamente importante para la lucha contra la pandemia.
Otro de los logros, ha surgido de una característica de especie propia de Sudamérica, las llamas y otros camélidos, que como todos ellos producen, entre otros, un tipo de anticuerpo más liviano que compite claramente con el virus del COVID en los receptores celulares frenando su adhesión e impidiendo así el ataque y la progresión viral.
El INTA lleva a cabo esta investigación que propugna su uso en casos iniciales, en personas de riesgo o en personal estratégico a modo de aerosol en las vías aéreas superiores. Se sigue trabajando arduamente en diferentes instituciones de investigación argentinas en las posibilidades de una droga, la ivermectina, que hace años se utiliza como antiparasitario en medicina veterinaria. Este fármaco, aún en plena fase experimental, retrasaría o impediría la adhesión del virus a los receptores celulares.
Resumiendo, queda muy claro que un país con ciencia de fuerte desarrollo en el ámbito público, imprescindible para el desarrollo de la iniciativa privada, puede aportar los recursos en esta emergencia en la que estamos sumidos.
Nuestro país desde hace muchos años tiene recursos científicos muy importantes que hay que cuidar y proteger para un desarrollo y protección de la salud sólidos y fuertes en circunstancias tan críticas como éstas. Los animales y las ciencias veterinarias no son ajenos a ello.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero. @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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