La fantasía de Jurassic Park, como película de ciencia ficción y aventuras, la obra cumbre del cineasta estadounidense Steven Spielberg estrenada en 1993, podría pensarse como una realidad concreta a la luz de los resultados de la técnica de clonación de animales en la actualidad.
La trama, basada en el libro homónimo de Michael Crichton relata las vivencias de un grupo de personas en un parque temático con dinosaurios clonados, creados por un filántropo multimillonario y un equipo de científicos genetistas.
Durante una visita de evaluación antes de su apertura al público en general, los dinosaurios escapan y ponen en riesgo la vida de quienes se encuentran en el parque. Esta fantasía fílmica se refuerza con los hallazgos que ocurren desde hace mucho tiempo como el de los mamuts congelados en Rusia, por ejemplo.
Al respecto, un diario importante transcribía: “Científicos rusos han descubierto sangre y tejidos musculares perfectamente bien conservados entre los restos de un mamut lanudo enterrado bajo el hielo en la pequeña isla Liajovski, en la costa del noreste de Rusia. El hallazgo supone un paso importante en la realización de un experimento sin precedentes, la clonación y el regreso a la vida de esta especie que desapareció de la faz de la Tierra hace cerca de 10.000 años”.
El sueño no es nuevo si a su vez nos remontamos al hallazgo a finales del siglo XIX de los restos de piel de un Milodón, especie de perezoso prehistórico gigante, en el sur de Chile, hecho que revolucionó a la ciencia y alimentó quimeras diversas.
Sin embargo todas esas fantasías pasibles de transformarse en realidad chocan ya no con la imposibilidad fáctica de concretarlas si no con el hecho fundamental de tener en cuenta que los animales son y pueden existir adecuadamente, en tanto y en cuanto su entorno también exista.
Un mamut ya desapareció, y por algo desaparece como especie. Sin duda ocurrieron hechos ambientales, fenómenos climáticos o de otra índole que hicieron realidad la decadencia de la especie y su posterior desaparición.
Más allá de los misterios y controversias sobre su extinción el mismo caso es válido para los dinosaurios. De nada serviría volverlos al siglo XXI en un mundo que no les corresponde ni los puede contener. Solo sería para satisfacción egoísta de los científicos que lo lograran.
La clonación no debería ser pensada para esto y si podría ser exitosamente aplicada a la producción ganadera o de animales de competencia deportiva o mejor aún de animales que puestos al servicio de la medicina a través de técnicas de vanguardia puedan a satisfacer demandas que podrían por ejemplo suplir toda la insulina que necesitan los diabéticos de la República Argentina.
Para eso la clonación tiene un campo útil y ético promisorio pero para Jurassic Park o sueños parecidos su acción no podría ni debería ser aplicada.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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