Al igual que los humanos, los cachorros de perro son seres exploratorios que buscan nuevas experiencias en el mundo y aprenden con el paso del tiempo. Juegan, se divierten, duermen y comen, pero esto no es suficiente para su cuidado, ya que deben incorporar hábitos y requieren algunos cuidados especiales.
Desde el año pasado, con la llegada de los días de cuarentena obligatoria y aislamiento, se vieron en las redes sociales, un aumento importante de personas que eligieron llevar a su hogar una mascota para estar acompañados y pasar la pandemia en compañía. Sin embargo, muchos de ellos, son dueños primerizos.
En diálogo con Infobae, una médica veterinaria compartió consejos para quienes estén experimentando por primera vez la alegría de tener un perro en su hogar.
“La consulta más frecuente suele estar vinculada al primer paseo y al momento de las vacunas”, afirma Melina Wajner, veterinaria (MN 9218) a cargo del equipo de salud de Puppis, y explica que hay que tener cuidados especiales con los cachorros a la hora de su primera salida a la calle.
“Podemos tener todos los accesorios y el mejor look para estrenar pero la realidad es que si no tienen su plan de vacunación completo no podrán ir de paseo a la calle, caminando en el piso”, explica Wajner y detalla que solo estarán listos una vez que se den la última dosis, lo que generalmente ocurre entre el primer mes y medio o dos meses de edad.
Una vez que el cachorro tiene la aprobación del veterinario para su primera salida es recomendable sacarlo a pasear en brazos. De esta forma podrá reconocer y acostumbrarse a nuevos sonidos y olores sin asustarse.
“Es super normal que los animales tengan miedo, por eso lo importante es incentivarlos pero no forzarlos”, expresa la médica veterinaria. Si la mascota se muestra con miedo y no se lanza a caminar por la calle no hay que tironearlo, sino ofrecerle un snack o algo de alimento para que cambie su foco de atención y se sienta menos temeroso.
Es recomendable también dejarlos guiar el recorrido, que puedan tomar decisiones así ganan más confianza. Ir detrás y apoyarlos con la voz, caricias y premios es una forma de contribuir a que sea una buena experiencia, siempre con correa o pretal y chapita identificatoria. Idealmente, hay que elegir un día soleado y con una temperatura templada y soportable, ya que la temperatura de la casa no es la misma que la calle y hay que tener en cuenta el efecto de la vereda fría o muy caliente en verano en sus patitas.
Otro punto importante es el momento del baño. “En el momento de ponerlo en contacto con el agua es importante que sea poca y con una temperatura agradable”, describe Wajner. Lo ideal es acostumbrarlo a que un buen baño puede ser divertido y relajante, y que ponga foco en algún juguete que pueda morder para distraerse del agua. Es fundamental felicitarlo luego del baño y darle algún premio para que luego lo asocie con un momento de satisfacción.
Los perros no disfrutan de un baño de inmersión pero sí lo hacen cuando son mojados con una taza o con poca agua que sale de la canilla. No es necesario bañarlos todos los meses, pero sí consultar con el veterinario para que recomiende una frecuencia prudencial y el tipo de shampoo que se adapte mejor a su pelaje y edad.
Para quienes viven en departamento, el momento de enseñarles a hacer pis a los cachorros es muy importante, y es un proceso que puede llevar bastante tiempo.
“Al contrario de lo que se suele pensar, recomendamos no retar al animal si no comprende la primera vez ni mucho menos refregarle el hocico por donde hizo pis, ya que es un refuerzo negativo y ellos necesitan amor y amabilidad para poder desenvolverse en el mundo”, afirma la especialista y agrega: “Eso sí, el día que lo logre, felicítalo y hacele mucha fiesta para reforzar su buena conducta y esto hará que lo quiera repetir”.
Con respecto a los accesorios, el “kit básico” debería incluir un collar con chapita identificatoria (con el nombre de la mascota y un teléfono de contacto), una correa acorde a su tamaño y un buen pretal o arnés (para que, si llega a haber tirones, la fuerza se distribuya sobre el torso y no solo en el cuello). “Además, por una cuestión de seguridad, es mucho más difícil que tu mascota se zafe de un arnés que de un collar”, concluye la veterinaria Wajner.
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