Hasta hace pocos años, la Salud Pública era considerada un área de la sanidad vinculada únicamente a la medicina humana, quedando relegada la participación de la medicina veterinaria en las zoonosis, es decir, en los casos de enfermedades transmisibles al hombre a partir de los animales.
A pesar de ello, para los veterinarios no es nueva la relación entre las cuestiones sanitarias humanas y la sanidad animal. Debido a múltiples acontecimientos, se ha puesto de manifiesto el verdadero rol que la medicina veterinaria tiene en la salud pública.
“Los médicos veterinarios participamos diariamente en el control y la erradicación de enfermedades infecciosas en los diferentes sistemas de producción; en controles sanitarios productivos, industriales, comerciales y de servicios de alimentación. Y por más de cien años se ha trabajado en la erradicación y control de virosis que originalmente no tenían vacunas”, señalan autoridades del Colegio de Veterinarios Bonaerense.
Según advierten los especialistas, “el rol del veterinario debe dejar de ser entendido como aquel que sólo cura animales para entenderse como una pieza fundamental para preservar la salud pública. Hay que tener en cuenta que los veterinarios somos garantes de una salud, responsables de asesorar en cuanto a las mejores prácticas de sanidad y producción animal y cuidar la inocuidad de los alimentos que se consumen no sólo en el país, sino también en el mundo, para alcanzar los estándares cuidando la sustentabilidad de la producción nacional”.
“Trabajamos en la prevención de zoonosis y tenemos un rol importantísimo en la cadena pecuaria junto a los productores y técnicos. Debemos ser conscientes que formamos parte de un equipo, que debe trabajar como tal para alcanzar los estándares necesarios”, sostienen las autoridades del CVPBA.
Está claro que los veterinarios poseen incumbencias profesionales que van más allá de la clínica veterinaria; son profesionales de la salud que garantizan “UNA SALUD”, concepto propuesto por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que permite un enfoque multidisciplinar de relación directa entre la salud humana, la salud animal y el medio ambiente.
De esta manera, se colabora con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) para promover respuestas interdisciplinares a los peligros en materia de inocuidad alimentaria, los riesgos de zoonosis y otras amenazas para la salud pública en la interacción entre seres humanos, animales y el ecosistema y, de esta manera, trabajar en orientaciones sobre cómo de reducir riesgos.
Cuidarnos es cuidarlos
En este planeta convivimos e interactuamos con los animales, lo que implica reconocer que son seres vivos como los humanos y no simplemente “mascotas”. Desde esta perspectiva, deben reconocerse sus particularidades y sus necesidades; y solo así es posible brindarles respeto responsablemente.
“Una comunidad socialmente organizada cuida de su fauna, la respeta y es consciente de que, de esta forma, se cuida a sí misma. Cuando hablamos de los animales que comparten nuestra vida, hablamos de la tenencia responsable, como el conjunto de obligaciones que adquiere una persona o familia al decidir convivir con un animal, para alcanzar el bienestar de los animales, las personas y el entorno. Los principales aspectos contemplan los cuidados vinculados a la salud integral, de acuerdo a las necesidades físicas y psicológicas conductuales”, aseguran.
Y concluyen: “Compartir nuestros días con animales es una decisión que no debe tomarse a la ligera. Promover la convivencia responsable nos hace crecer como sociedad. Cuidar la salud y el bienestar de los animales que nos acompañan día a día es cuidarnos a nosotros mismos y a toda la comunidad”.
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