Hace algunos años se comenzó a hablar de zooterapia y en algunos casos, agudizando más aun el concepto, se habló puntualmente de delfinoterapia o de equinoterapia, atribuyendo a los animales algo así como propiedades curativas casi mágicas. ¿Es esto cierto? ¿Cuánto tiene de verdad y cuánto de fantasía?
Inicialmente se definió esta técnica de utilizar animales como elementos dentro de una terapia como Terapia Asistida Con Animales (T.A.C.A.). Finalmente se abordó una definición más acabada que abarca a todas las utilidades terapéuticas en la que se involucre a los animales como Intervenciones Asistidas Con Animales (I.A.C.A.).
Para explicar por qué se llamaron “intervenciones” y no “terapias” habría que decir claramente que los animales no curan por su sola presencia o intervención, de una manera mágica como si tuvieran un fluido con propiedades específicas que así lo hicieran. Los animales son un auxiliar al conjunto de terapias prescriptas y su presencia puede oficiar como colaborador o ayudante útil y necesario.
Tal es el caso de los perros de asistencia entre los que se destacan los lazarillos, auxiliares de la discapacidad visual, los perros de servicio, auxiliares de la discapacidad motriz, y los perros señal, auxiliares de la discapacidad auditiva.
También tenemos los perros diagnósticos o de detección entre los que se hallan los detectores de hipoglucemia, de cáncer de vejiga y pulmón, de convulsiones sin aura, entre otros. En otro sentido y también pautados como perros de IACA están aquellos perros de apoyo emocional, de vínculo con pacientes del espectro autista, y todos aquellos que oficien como soporte a enfermedades o trastornos mentales.
En fin, un sinnúmero de aplicaciones que dejan a las claras la tremenda e indubitable utilidad de los animales en estos casos pero también explicitan que ellos por sí solos no curan si no insertos en un esquema terapéutico integral.
No obstante los esfuerzos realizados y las leyes vigentes aun en muchos países, entre los que se halla Argentina, no se logra crear la conciencia social necesaria para lograr el libre acceso de estos perros de intervenciones terapéuticas a espacios públicos, medios de locomoción y de transporte en un claro atraso y desfasaje entre la ley y la práctica de esa ley, fenómeno al que nos tiene acostumbrados nuestra realidad.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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