Los leones, animales que integran el grupo de mamíferos carnívoros de la familia de los félidos, viven en poblaciones dispersas y fragmentadas, sobre todo, en buena parte de África Subsahariana así como en una pequeña zona del noroeste de India.
Su belleza y su estilo de vida, así como su proeza física y sus pautas de comportamiento, cautivaron al hombre y causaron fascinación a lo largo de la historia.
Hace poco, un grupo de investigadores centró su atención ahora en los bostezos de los leones y concluyó que estos pueden comunicar sutilmente algunas señales sociales importantes. Es que, de acuerdo a las más recientes investigaciones, bostezar no solo es contagioso entre los leones, sino que parece ayudar a los depredadores a sincronizar sus movimientos, informó un grupo de científicos italianos en el paper titulado Yawn contagion promotes motor synchrony in wild lions, Panthera leo, publicado en marzo en la revista especializada Animal Behavior.
El estudio, comandado por Elisabetta Palagi, Andrea Paolo Nolfo y Grazia Casetta, surgió, en realidad, a partir de una casualidad, según explicó la propia Palagi, etóloga de la Universidad de Pisa en Italia.
Palagi estudiaba el comportamiento de juego en las hienas manchadas en Sudáfrica y, por esta razón, tanto ella como sus colegas tenían la oportunidad, a menudo, de observar diversos grupos de leones. Rápidamente, la investigadora notó que los leones bostezan con bastante frecuencia, concentrando estos bostezos en cortos períodos de tiempo.
Ver a los leones bostezar le recordó a Palagi su propio trabajo acerca de por qué el bostezo es contagioso entre los primates. Con curiosidad por saber si el prodigioso bostezo de los leones estaba vinculado socialmente, Palagi y su equipo comenzaron a grabar videos de los grandes felinos, analizando cuándo bostezaban y cualquier comportamiento vinculado con esos momentos.
El bostezo, un patrón de acción fijo, está muy extendido en casi todos los grupos de vertebrados. A lo largo de la historia, se han propuesto varias hipótesis para explicar las funciones del bostezo. Estas hipótesis, que no se excluyen mutuamente, pueden organizarse convencionalmente según los dominios fisiológicos (por ejemplo, hipótesis de somnolencia: bostezos al cambiar entre el sueño y la vigilia; hipótesis de la excitación: bostezos en contextos de alta tensión social) y dominios comunicativos sociales (por caso, hipótesis de contagio, actividad hipótesis de sincronización).
Debido a su alta cohesión social y actividad grupal sincronizada, los leones salvajes son un modelo para investigar tanto los bostezos espontáneos desde el dominio fisiológico como, posiblemente, los bostezos contagiosos, desde el dominio comunicativo social.
“Grabamos en video dos grupos de leones en la Reserva Makalali, en la región de Limpopo, Sudáfrica, y analizamos su comportamiento al bostezar. El bostezo espontáneo fue particularmente frecuente cuando los leones estaban relajados y, de acuerdo con el ciclo de actividad de 24 horas típico de la especie, se distribuyó de manera similar durante la noche y el día”, explicaron los investigadores.
Estos hallazgos apoyan la hipótesis de la somnolencia que predice que el bostezo está relacionado con la transición entre el sueño y la vigilia (y viceversa). Los leones no mostraron altos niveles de bostezos durante la competencia por alimentos agrupados, como cadáveres; por lo tanto, la hipótesis de la excitación no fue apoyada.
“Encontramos que el contagio del bostezo estaba presente, lo que apoya la hipótesis del contagio y la hipótesis de la sincronización de la actividad. Nuestros hallazgos sugieren que la convergencia de la conducta motora desencadenada por el contagio del bostezo (que sepamos nunca explorada en ninguna otra especie) podría representar una herramienta importante para arrojar luz sobre los beneficios adaptativos e inmediatos que subyacen a la evolución del fenómeno del contagio del bostezo en humanos y animales no humanos”, concluyeron los especialistas y destacaron que el hecho de bostezar puede servir para mantener la cohesión social del grupo y armonizar sus movimientos.
El informe detalla que la probabilidad de que un león bostezara era 139 veces mayor si acababa de ver a otro miembro de la manada haciéndolo, en lugar de no verlo. Incluso, los que imitaron el primer movimiento tenían hasta 11 veces más probabilidades de imitar los siguientes movimientos del primer león.
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