Una de las mejores circunstancias del ser humano es el ser abuelo. El ser abuelo es algo natural. Bueno, hay especies como el chimpancé o el elefante que también tiene abuelazgos orgánicamente establecidos en su organización social.
Los elefantes por ejemplo tiene la posibilidad de que las abuelas forman parte de la manada, protegen a las crías que tienen el dorso a la altura de la panza del resto de las hembras y machos que constituyen esa manada.
De tal manera que si ves un conjunto de elefantes, te va a costar mucho divisar una cría que justo está protegida por los vientres y las patas del resto de los animales.
Pero en el momento del parto, ahí es donde se ve la abuela. Ahí es donde la abuela ayuda en ese parto. Increíblemente sabe lo que está ocurriendo, increíblemente actúa como si fuera una verdadera matrona y ayuda a ese parto y también ayuda a la crianza del bebé.
Los elefantes son verdaderamente asombrosos. Tienen características únicas. Y una de las cosas que nos llama más la atención es la memoria de los elefantes, que sin dudas existe. Ellos tienen una memoria única. Eh sido testigo de elefantes que han pasado veinte, treinta años sin ver a su cuidador y venir feliz a su encuentro.
Es la misma historia de los cementerios de elefantes que ancestralmente se dice, “no, los animales, los elefantes, van a morir todos a un mismo lugar”. Eso no es verdad.
Los elefantes cuando son ancianos tienen muy pocos dientes entonces van a ir a comer los pastos más tiernos. Los pastos más tiernos están cerca de los ríos y entonces uno podría decir que cerca de los ríos es el geriátrico de los elefantes, donde hay más viejitos, más posibilidad de muerte y allí se quedan depositados los huesos por razones casi diría biológicas de edad.
Sobre la faz de la tierra existen dos especies de elefantes: el asiático, un verdadero tractor de ese continente y el africano, un gigante amenazado por la codicia del ser humano.
Ambos son parecidos pero no son ni siquiera parientes. No podrían cruzarse ya que son especies muy diferentes genéticamente. Sin embargo sus costumbres, hábitos y comportamiento son muy parecidas ya que la Naturaleza toma soluciones parecidas para exigencias ambientales semejantes.
Los elefantes tienen una sola cría por vez y en que su preñez (embarazo) dura 22 meses y si tenemos en cuenta que la madurez sexual y reproductiva ocurre alrededor de los once años de edad el tiempo reproductivo es muy escaso ya que a la hora de procrear sólo viven en libertad poco más de 50 años.
Usan su trompa para todo a modo de maravilloso conjunto de músculos que con gracia enrolla y tira árboles, selecciona hojas que se llevan a la boca, toman agua e identifican a este gigante terrestre que la codicia del ser humano por sus colmillos, el marfil, casi hace desaparecer de la superficie de la Tierra.
Un mundo de patas y trompas asombrosos. El mundo de los abuelos elefantes. El mundo de patas y trompas
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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