Para empezar a tratar el tema, sería prudente repasar cómo surgió el perro hace por lo menos 30.000 años.
Los perros surgen por la observación del ser humano hacia los lobos y su comportamiento de caza, transformándolos en aliados para la actividad que permitía obtener el sustento.
Los lobos más mansos se acercaban al ser humano y sus cruzas sucesivas y la selección por parte de los humanos permitieron lograr luego de mucho tiempo perros con mansedumbre y habilidades especiales.
Tal vez si éstas no eran las primeras razas con seguridad fueron los primeros biotipos de perros tanto funcionales como morfológicos. Por lo tanto desde esos perros primitivos primero surgieron las razas o los biotipos funcionales y mucho después los cruzamientos o mestizajes.
El tiempo pasó y más de 500 razas diferentes y verdaderamente opuestas y disimiles en sus características surgieron en las diferentes comunidades y comarcas.
Fue el propio ser humano el que permitiendo las cruzas indiscriminadas hizo surgir luego a los mestizos, a los perros cordón-verdad, a los sin raza y los popularizó al no necesitar las habilidades específicas que había logrado con el desarrollo de las razas.
Esos perros llegaron a la actualidad siendo mayoría y no participando de los privilegios de aquellos a los que el azar biológico había premiado con una raza al nacer. Eran perros igual pero de otra alcurnia inferior.
Poco importaba que los perros de raza fueran consanguíneos y se llegara a extremos como el caso de los Bulldog franceses e ingleses que no aparean naturalmente y sus partos son casi siempre por cesárea, poco importaba en aras de la previsibilidad y las ínfulas sociales de tener un perro caro que todo esto ocurriera cada vez más o que las enfermedades recurrentes hicieran de la existencia de muchos de estos animales un verdadero calvario. La conclusión parecería ser: tengo lo que quiero y puedo obtenerlo.
Es lícito pero, ¿es moral?
La duda queda planteada mientras en el mundo, sobre todo en el mundo pobre del subdesarrollo, el abandono, la peor forma del maltrato genera perros de la calle que resulta imperioso adoptar para disminuir este flagelo que se solucionaría con adopciones y tenencia responsables generando hogares con animales cuidados y bien atendidos.
Parece ser que primero está la decisión individual y luego muy atrás la defensa de la vida digna y el bienestar de la comunidad toda empezando por los animales, sujetos sensibles, sintientes y sufrientes.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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