A todos nos gusta jugar con nuestro perro. Pero, ¿de qué es capaz nuestro perro? Es capaz de jugar al toma y traiga, al policía y al ladrón y es capar de jugar a la escondida.
¿Cómo es eso? Jugar al toma y traiga significa que vos le tirás un palo y te lo trae, pero es mucho más divertido jugar con una pelota. Picá la bola con tu mano derecha y el can estará ansioso por ir a buscarla. Una vez que la picás, la tirás y él la va a ir a buscar, la va a sacudir, la va a matar a la presa, porque esto es un juego de cacería y va a volver a mostrarte cómo mató la presa.
¿Le querés sacar la pelota? No vas a poder. Entonces jugá con una pelota número dos, con una segunda pelota. Siempre vas a jugar con dos pelotas. Vas a hacer picar esa segunda pelota, y el perro va a seguirte atentamente porque es una “presa viva”. Cuando la lances, va a soltar la presa que te trajo, que supuestamente había “matado”, la pelota número uno, que vos tomás y así el juego se repite indefinidamente.
Poliladron
¿Cómo se juega al policía y al ladrón? Es muy fácil. Los perros juegan a correr, y juegan a correr alternando los roles. Vos empezá a correr para que te corra a vos, se despierta el instinto de presa, y después parate, date vuelta y vos corré a tu perro. Vas a ver que el can entiende claramente la mecánica de ese juego ya que también tiene que ver con la cacería.
La escondida
El juego de la escondida no es otra cosa que la emboscada de la cacería. Yo te aseguro que cuando hay más de un perro en una casa, uno de ellos se esconde de determinada manera, muy inocente y muy burda para acechar al otro que va a pasar inexorablemente por ese lugar, y parece que hasta que silbaran, disimulando para hacerle lo que significa el juego verdadero a esto que es la posibilidad de disfrutar con tu perro.
El juego, base de la condición neoténica de los perros, resulta esencial para garantizar el aprendizaje y el estado doméstico de la especie. Se trata de un entrenamiento para la vida real y una gran oportunidad para establecer vínculos con los seres humanos y con otros perros. Además del ejercicio físico que implica, resulta también muy importante para la salud emocional del animal, ayudándolo en el desarrollo intelectual e incitándolo a comprender mejor su entorno.
El juego lo ayuda a conocer el funcionamiento de las cosas, a aprender reglas básicas de conducta, a poder controlar su fuerza y a desarrollar habilidades y destrezas, como por ejemplo reaccionar correctamente a los estímulos y frente a situaciones inesperadas. Jugando, un perro puede evaluar las habilidades propias frente a las del otro, puede aprender a distinguir en qué perros y personas confiar, y aprender sobre reciprocidad y capacidad de negociación.
Los perros utilizan la boca como instrumento principal porque conocen el mundo a través del sentido del gusto y del olfato. Por eso lo huelen todo y lo muerden todo. Los juegos con otros perros favorecen la fuerza bruta y el instinto cazador mientras que los juegos con seres humanos desarrollan la cooperación y la inteligencia.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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