Una vez más las noticias dicen: “un pitbull mordió a un niño”. Y yo digo: ‘Es un perro, no es un pitbull’. Los pitbulls no son demonios, como no lo son el dogo argentino, los mastines, los perros grandes. No hay perros asesinos.
El 30% de lo que un individuo gregario es lo da la genética y el 70% lo da el ambiente. Y oh casualidad, el ambiente del perro es el ser humano, por lo tanto es lo que hacemos del perro lo que determinará la conducta final.
El temperamento es lo que trae de cuna. El carácter es lo que le formamos. Un pitbull, un dogo argentino, un perro de potencia, tiene potencia de mordida a veces 350 kilos fuerza sobre centímetro cuadrado. Y tiene porte.
Entonces no es lo mismo que te muerda un pitbull a que te muerda un caniche. Pero puede ocurrir que un caniche sea más agresivo que un pitbull según cómo haya sido creado.
Por lo tanto, la genética tiene poco que ver con el comportamiento final. Tiene mucho que ver lo que el ser humano haga en el periodo sensible de crianza, que va de los dos a los cuatro meses, que es donde se debe socializar al animal y sobre todo hasta los sesenta días dejar al animal con la madre para que le inhiba la mordida.
Inhibir la mordida
Este concepto significa que cuando estén jugando, el cachorro no se pase en la potencia y no se pase en la reacción en un futuro. Por lo tanto, corrijo la noticia: “Un perro mordió a un nene, y un dueño irresponsable estaba detrás”.
Agresivos, peligrosos o asesinos, los mitos y estereotipos sobre la raza pitbull rondan desde hace mucho tiempo. Cualquier perro superior a los 20 kilos se transforma en posiblemente peligroso si se ignoran las pautas de su crianza. Hay que evitar tener un perro por impulso, adoptar un perro es una decisión familiar que tiene que ir acompañada por una serie de recomendaciones como concretar el destetado a los 45 días, que conozca el medio que lo rodea, y que hay cosas a las que les debe tener miedo y precaución.
Últimamente se ha puesto de moda apelar a la calificación para ciertas razas de perros como “razas asesinas” o “perros peligrosos”. El pitbull se lleva como raza todos los calificativos en ese sentido.
¿Es así? ¿Es el pitbull un perro agresivo, un perro peligroso, un perro asesino? Rotundamente no, esa calificación de razas es absurda e incorrecta para cualquier perro, de cualquier raza puro o mestizo.
Lo cierto es que las razas peligrosas, como estirpe en sí mismas y que merezcan esa calificación por portación de raza, no existen.
¿Qué es un perro? Decía Ortega y Gasset que “el hombre es el hombre y sus circunstancias”, parafraseándolo irrespetuosamente uno podría decir que “el perro es el perro y sus circunstancias” y ¡oh casualidad!, la circunstancia del perro es el hombre, por lo tanto uno también podría darse cuenta de que todo lo que nosotros aportemos en la crianza, el perro lo adquirirá como pueda.
Echándole la culpa a la raza de un individuo, de un perro en este caso, de la peligrosidad o de los accidentes con animales, es como echarle la culpa de que un auto pasa un semáforo en rojo a la marca de ese automóvil y no a su conductor. El responsable del manejo del automóvil es el hombre, el responsable del manejo, el dueño o tutor de un perro, es siempre el hombre.
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