La piedra de Rosetta de Champolion, el investigador que descifró los jeroglíficos, no existe cuando pretendemos interpretar el lenguaje de los perros.
Por otra parte, y yendo a los tiempos modernos, desafortunadamente, el Dr. Doodlittle, el que hablaba con los animales, es una fantasía de película.
Por lo tanto, la única chance para comunicarnos adecuadamente con los perros es entenderlos desde su expresión total e integrada donde la posición y la actitud del cuerpo son herramientas insuperables.
El hombre se comunica con palabras que enfatiza con gestos mientras que el perro se comunica con gestos y actitudes que enfatiza, a veces, con sonidos.
La postura del cuerpo de un perro te puede decir mucho sobre su estado de ánimo y sus emociones.
Esta postura es increíblemente semejante y persistente aun en detalles entre un perro y otro, sin importar su raza.
Esa constancia en la gran mayoría de los individuos nos permite hablar de que existe un “idioma o lenguaje perro”.
Podríamos decir, entonces, que los perros “hablan” con su cuerpo.
Las señales no verbales caninas son de una elocuencia y significado muy diverso y combinable semejante a cualquier lenguaje hablado.
Los perros advierten y avisan con su cuerpo cuál es su actitud frente al otro.
Este tipo de señales comunicativas de aviso o de advertencia ayudan a evitar conflictos graves, por cuestiones jerárquicas o territoriales.
El cuerpo entero habla
Para descifrar lo que el perro nos quiere comunicar, es necesario tener en cuenta distintos gestos y actitudes de diferentes partes del cuerpo que se producen en el mismo momento.
El conjunto de la posición corporal sumada a la cola, las orejas y la boca expresa la mayor y más variada cantidad y calidad de mensajes.
Una cola que se mueve es, en la mayoría de las veces, un signo de conflicto no resuelto y no necesariamente que ese perro quiere ser tu amigo.
Los dientes al descubierto difícilmente signifiquen una sonrisa canina y muchas veces serán una señal de advertencia.
Los perros usan su cuerpo, sus glándulas productoras de feromonas a veces combinado con los sonidos como una herramienta para comunicarse tanto con sus dueños como con otros animales.
Los perros, según su percepción y su organización social, viven en manadas en las que es imprescindible que haya un líder.
En al caso del perro conviviendo con nosotros, el líder, el conductor de la manada, tiene que ser el humano con el que él convive y, para hacerlo realidad, es necesario que sepamos qué es lo que nos dice nuestro amigo de cuatro patas.
No se le puede hablar a alguien que sólo sabe polaco en inglés todo el tiempo y pretender que nos comprenda de una.
Por lo tanto, aprender “idioma perro” es fundamental para vincularnos con nuestro compañero canino de ruta.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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