Todos podemos darnos cuenta que las diferencias entre perros y humanos son evidentes. Y en lo que se refiere a la sangre, está claro que somos distintos. Lejos del sistema de grupos sanguíneos A, B, O, positivos y negativos de las personas, los perros tienen su propia organización de grupos sanguíneos.
La sangre canina puede ser esencial para salvar la vida de otro perro. Cualquier tipo de anemia canina puede precisar recurrir a ella como recurso terapéutico. Ciertos tumores, las enfermedades de riñón, previo a una cirugía en el caso de una patología que determine la necesidad de transfundirlo, son situaciones urgentes y en las que se necesita sangre.
Además, muchas veces en lugar de sangre se puede precisar plasma, el componente líquido de la sangre para salvar la vida a perros que han sufrido un accidente grave o atropellos o situaciones que determinen su necesidad.
Como las personas, los perros también tienen distintos grupos sanguíneos. Estos, sin embargo, poco tienen que ver con la clasificación habitual utilizada en los humanos: A, B, O, positivo, negativo. Los canes cuentan con un sistema propio para clasificar su sangre: el DEA (dog erythrocyte antigen o antígenos de los eritrocitos del perro), que distingue ocho grupos sanguíneos.
La diferencia entre una sangre canina y otra hay que buscarla en las membranas que envuelven las células sanguíneas del perro, es decir, en las cubiertas de los glóbulos rojos. Estas son unas células esenciales para el perro ya que transportan las moléculas de oxígeno por su cuerpo.
Los perros tienen ocho grupos sanguíneos y son diferentes a los humanos. El envoltorio (membranas) de los glóbulos rojos caninos tiene una serie de moléculas o proteínas, también llamadas antígenos. Estas proteínas varían en función del grupo sanguíneo del perro y son ellas las que determinan a qué grupo sanguíneo pertenece un perro.
Para conocer el grupo, es preciso realizar un análisis de sangre. De esta forma, se diferencian entre el grupo DEA 1, DEA 2, DEA 3, DEA 4, DEA 5, DEA 6, DEA 7 y DEA 8.
¿Qué sucede cuando se mezclan dos grupos distintos de sangre canina, como puede ocurrir durante una transfusión? Los glóbulos rojos distintos se atacan y se destruyen. Las defensas del cuerpo del perro que recibe la sangre diferente se ponen a trabajar y su sistema inmunitario se rebela contra la sangre que no es suya y trata de destruirla.
Sin embargo, las diferencias entre la sangre de los perros y las personas no acaban en sus grupos sanguíneos. Otro contraste llamativo es que los perros, a diferencia de las personas, no nacen con anticuerpos para atacar a la sangre distinta a la que poseen.
Estos anticuerpos tienen la función de derribar sangre de distinto tipo al suyo. Pero los perros, a diferencia de los humanos, e incluso de los felinos, nacen sin esta defensa natural.
Esta carencia podría parecer una debilidad pero sin embargo, supone una ventaja importante para los perros ya que la primera vez que reciben sangre de otro perro es muy difícil que la rechacen o tengan una reacción adversa. Eso facilita enormemente el manejo en una situación de emergencia y necesidad de transfusión. Este tipo de reacciones incompatibles sí ocurren en las personas y en gatos, en ambos casos, desde su nacimiento.
El sistema inmunitario de un perro, aprende pronto a responder ante la presencia de sangre ajena no compatible: al cabo de cinco o siete días, el sistema inmunológico del perro puede reaccionar. Por ello, en caso de necesitar una segunda transfusión, habría que recurrir, de forma exclusiva, a la sangre de un perro donante que sí fuera compatible.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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