Para el perro, las caricias son palabras de un lenguaje, signos de un código de comunicación que ejecutan entre los semejantes y para con su adorado y desagradecido ser humano. Si queremos comunicarnos mejor con nuestro perro, conviene conocer algo sobre ellas antes de prodigarlas, ya que no cualquier mimo tiene un significado lineal con la intención de brindarlo.
Si acariciamos la cabeza
Si le acariciamos la parte alta de la cabeza, estamos imitando a un perro cuando le pone la pata encima a otro como signo de superioridad. Estamos tomando una clara actitud de dominio. Estas caricias son reconfortantes y tranquilizadoras para nuestro perro porque le manifiestan la clara dominancia confiable de su líder. Los perros son felices con ese claro y confiable liderazgo.
Si acariciamos en el lomo y/o palmeamos los costados
Al acariciar el lomo o palmear los costados en actitud de compinche, estamos imitando a dos perros cuando juegan y se tocan alternativamente con las patas. Es una caricia que puede tener una característica dominante pero no autoritaria, implica decir “soy tu amo, pero estoy dispuesto a compartir contigo momentos de juego y de placer”.
Bajo vientre y zonas inferiores
Son caricias que se deben dar a los perros cuando no hay duda de quién es el dominador y quién el dominado. Deben reservarse para canes naturalmente sumisos. Es una recompensa, una muestra de amor. Aquí, el dueño no actúa como jefe o líder manifiesto.
Rascar la panza o acariciar panza arriba
Cuando un perro enseña la panza esperando que se la rasquen, está indicando que es un sometido y está reafirmando un papel en la escala de autoridad que lo satisface. Nunca niegue estas caricias. Cuando las haga, rásquele la panza haciéndole cosquillas.
Lo que nunca se debe hacer
Jamás en un perro dominante o con conflictos de dominancia se le debe acariciar el pecho, ya que, en ese lugar, existen receptores de placer que se activan con el contacto y que están relacionados con la actitud de montar como expresión de dominio.
Comprender el código de las caricias es volver a la esencia, al origen, es hacerse un poquito más animal. No debemos tener miedo, los animales no escatiman ni pervierten las caricias, al contrario, las usan, las disfrutan y viven con ellas la felicidad de usar su cuerpo en plenitud. Parece ser que cuando de perros y humanos se trata, una caricia no parece ser sólo y simplemente una caricia...
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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