Los perros entienden qué les decimos y cómo se lo decimos, sobre todo cuando ambas circunstancias coinciden. O sea cuando el tono y el significado se relacionan.
A esa conclusión llegó un estudio científico que descubrió que ellos utilizan las mismas zonas del cerebro que los humanos para procesar el lenguaje. Se sabe que el perro igual que nosotros procesa las palabras con el hemisferio izquierdo, e interpreta el tono con el hemisferio derecho.
De esa forma aconsejan y ofrecen estos estudios una nueva y revolucionaria forma mediante la cual las personas podrían comunicarse mejor con sus mejores amigos: eligiendo con cuidado la oreja a la que le vayamos a hablar.
Si el mensaje es emocional utilizar su oreja izquierda. Si lo que queremos comunicar son órdenes o instrucciones que el perro tenga que entender claras y precisas, utilizar su oreja derecha. Los expertos descubrieron que los perros identifican mejor y más claramente que se les está alabando cuando las palabras de felicitación y el tono coinciden.
No producen el mismo efecto las palabras banales dichas en tono alentador o las palabras significativas pero enunciadas en tono neutro sin énfasis.
Parecería que el cerebro del perro registra qué decimos y cómo lo decimos y de alguna forma lo asocia. Los perros prestan atención tanto a las palabras como a la entonación.
Es recomendable hablarles habitualmente en un tono normal o más bien bajo, así cuando no cumplan una orden, podremos utilizar un registro de voz más potente o grave y quizás así lograr la respuesta deseada.
Attila Andics, un joven investigador húngaro en conducta animal, sostiene que la capacidad mental de procesar palabras que muchos creían que eran propias del ser humano en realidad se ve en otras especies, entre ellas la canina y que lo que hace única a la comunicación humana es la invención de las palabras.
El perro tiene una gran ventaja a la hora de realizar experiencias de este tipo con respecto a otras especies: al perro le interesa comunicarse con el ser humano.
Presta atención a lo que decimos, así que tiene mejores oportunidades para aprender. Le interesa y le importa lo que decimos ya que mantiene una sociedad con el ser humano desde hace miles de años, de él depende y con él está vinculado desde siempre.
El perro aprenderá el significado de las palabras porque siempre están seguidas de una consecuencia, que puede ser positiva o negativa y eso hace que lo entienda como un halago, una relación hacia un objeto o como una corrección a su conducta. Es gracias a ello que pueden entender las palabras, porque siempre hay una acción después de una palabra del humano.
La mejor herramienta para que un perro entienda es acompañar las palabras con el refuerzo positivo. Esto se puede concretar con pequeños premios o también mediante el uso del clicker, que no son otra cosa que las viejas y consabidas ranitas de lata con las que jugábamos cuando éramos chicos estableciendo, con el ruido, un condicionamiento positivo ante la orden.
Los perros aprenden mucho más rápido al ser premiados aunque es bueno recordar que no solamente se pueden utilizar golosinas, las caricias y las demostraciones de afecto son también un excelente refuerzo.
Cuando elogiamos a nuestro perro, se le activa el sistema de recompensa, es decir, la región cerebral que responde a estímulos placenteros como la comida, el sexo, o las caricias.
Esto parece que sólo sucede cuando las palabras y la entonación del elogio coinciden, o sea cuando combinan ambas y así relaciona en su cerebro las dos cosas para lograr una interpretación correcta de lo que esas palabras realmente significan.
Los resultados indican que los mecanismos neuronales necesarios para procesar las palabras estaban presentes en al menos el último ancestro común entre los perros y los seres humanos.
Por otra parte, según el investigador canino Stanley Coren, un psicólogo que ha dedicado gran parte de su trabajo a la inteligencia canina, los perros pueden entender hasta 165 palabras como promedio, aunque algunos son capaces de aprender hasta 200.
Así lo demostraron los investigadores alemanes del Instituto Max Planck trabajando con un perro de raza border collie, famoso a partir de ese experimento, llamado Rico.
El estímulo
Sabemos que el estímulo tiene mucho que ver con los resultados en la conducta humana y en el perro también. De esa forma en un ambiente donde se habla mucho, como es el caso de un perro que vive con una familia, las representaciones del significado de las palabras pueden surgir más fácilmente en el cerebro del perro.
Por supuesto, al estar tan ligado al ser humano, su desarrollo y capacidad de entendimiento dependerá de cuánto tiempo le dedicamos a relacionarnos y a su adiestramiento. La mayoría de los perros son capaces de entender palabras y conceptos básicos, como “quieto” o “sentado”, pero con paciencia, ganas y adiestramiento se les puede enseñar más de 100 palabras.
Los perros más inteligentes o más y mejor estimulados, pueden comprender el vocabulario semejante al que maneja un chico de 3 años.
Curso acelerado para “hablar” mejor el “idioma perro”
Mejor sobre lo concreto:
Los perros pueden entender mejor palabras vinculadas a objetos o comportamientos tangibles y concretos que a cosas o sentimientos abstractos.
La capacidad de abstracción del perro pareciera más limitada que la del hombre. Así por ejemplo, es más fácil y mejor enseñarle la palabra “cucha” que la palabra “ternura”.
Palabras con T o R:
Los perros responden mejor a palabras que empiezan con consonantes duras (T o R) con respecto a las que comienzan con consonantes suaves (M o S) o con vocales.
Una sola palabra:
A los perros les es más fácil comprender una sola palabra que la combinación de varias. Por ejemplo, es mejor enseñarles “Cucha” que “Vamos a la cucha”.
Incluso a veces ni siquiera llegan a escuchar la palabra entera y sólo perciben las primeras letras, las que suenan más fuertes, respondiendo a ellas.
La misma palabra para la misma cosa:
Una fórmula básica para conseguir que el perro entienda es usar la misma palabra para la misma cosa. No habrá sinónimos. Las cosas serán nombradas por un único nombre.
Exagerado como andaluz:
Exagerar la entonación también puede ayudar. Muchas personas hacen esto tanto con sus perros como con sus hijos pequeños para enseñarles.
El gesto ayuda:
El lenguaje corporal también ayudará para que el perro entienda palabras. Lo mejor es empezar a enseñarle palabras cuando es cachorro, ese es el tiempo en el que captan todo con más naturalidad e intensidad.
Los adultos también pueden aprender y lo hacen muy bien pero a veces necesitan bastante más de tiempo.
Palabras iguales para los mismos objetos u órdenes:
Es necesario usar siempre la misma palabra para la misma orden, para no confundir. Palabras de una sola sílaba, en lo posible, y que no lleven a confusión (no se deben usar palabras parecidas para objetos u órdenes diferentes).
Aunque se han popularizado palabras alemanas para las órdenes hacia los perros lo importante es usar palabras cortas y de sonido claro, siempre relacionadas con lo mismo ya sea un objeto o una acción.
Los perros son animales muy inteligentes pero tienen dificultad para diferenciar palabras que suenan parecido. Por ese motivo es recomendable siempre establecer palabras cortas y concretas para cada orden y acompañarlas con un gesto único y válido sólo para esa palabra.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero. @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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