Es una raza muy antigua, originaria de Alemania, creada para ser un auxiliar en la caza de alimañas de guarida subterránea. De allí su forma alargada.
El teckel es el derivado “basset” de un gran perro de caza: bruno del Jura, tipo Saint-Hubert. Este basset de pelo raso dio después origen a las diferentes variedades, pelo largo y pelo duro.
En el siglo XIII, los relatos de cacerías germánicos ya la mencionan con el nombre de dachshund o “perro de tejón” (dachs =tejón, hund=perro). A partir de esta época se hallan en Europa perros muy bajos (bassets) de pelo corto y piernas macizas más pesados que el tipo actual.
Es difícil relacionar el teckel con el teckel egipcio, un perro bajo utilizado como guardián, que apareció en el Imperio Medio, durante la dinastía de Sesostris (2100 a 1850 a. de J.C.) para desaparecer después.
Más verosímil es la teoría según la cual el teckel, en su versión antigua, nació de una mutación del perro Bruno del Jura, tipo Saint-Hubert, por un fenómeno conocido de bassetismo: que determina en forma espontánea y casual la aparición de perros bajos y alargados.
Esta variedad basset del perro normal se cruzó después con el pinscher. Hay que precisar que el teckel de pelo raso negro y fuego es la variedad más antigua y que el pinscher es también negro y fuego.
El teckel de pelo duro nacería seguramente en el siglo XVIII de un cruce entre el teckel de pelo raso y un schnauzer. El teckel de pelo largo se remonta al siglo XVI y probablemente surgiría de un cruce entre el teckel de pelo corto con spaniels alemanes e ingleses.
La cría inglesa ha practicado desde entonces una selección muy acentuada de la variedad enana y ha hecho de este tipo una raza completamente inglesa.
Excelente para sacar de sus madrigueras a los animales nocivos, este basset es también un gran rastreador. La variedad enana es particularmente apreciada para atacar al conejo en la espesura. Para la caza a caballo del jabalí señaliza bien el “lugar” gracias a su voz sonora. Dotado de inteligencia muy viva, el teckel se adapta muy bien a la vida en la ciudad. A menudo arisco, tiene a veces envidia de los niños.
Es muy valiente, tenaz y de buena presa, sin que nada le acobarde. Mucho más hábil que los demás perros de caza subterránea, procura evitar los combates inútiles y sangrientos, sin perder por ello su obstinación y perseverancia.
Es un precioso auxiliar del cazador de alimañas, erróneamente transformado por ciertas personas en perro de compañía.
El motivo de su popularidad se halla en las múltiples facetas de su personalidad: una amistad en la que no hay adulación, una exuberancia atemperada por el sentido común, y una fidelidad mezclada con una buena parte de obstinación.
Es muy apropiado para gente para quien la obstinación no es un defecto, sino una muestra de personalidad, y que prefiere un compañero gracioso a un perro entregado a su amo.
Poco apropiado para personas poco consecuentes, porque precisamente en eso estriba la educación de un teckel.
Es un compañero simpático, inteligente y nada complicado, que si se educa de forma adecuada también aprende a obedecer. Se entiende bien con los niños.
Algunas desventajas: le gusta hacer agujeros en el jardín, también escarba en casa. Si efectúa poco movimiento, tiende a la obesidad.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero. @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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