Se han encontrado imágenes en arcilla de esta raza, de la época romana, lo que sirve para demostrar su antiguo origen, por otra parte común al del Boyero de Appenzell y del Gran Boyero Suizo- que se remonta a los molosos orientales, descendientes directos del Mastín tibetano.
Los antiguos romanos lo usaban como perro de combate y lo mandaban al asalto dotado de un robusto collar con puntas de hierro. Llegó a Suiza acompañado de los soldados de la antigua Roma.
A pesar de su gran difusión en tiempos remotos, la raza estaba casi completamente extinguida a finales del siglo XIX. Sólo existían unos pocos ejemplares en la región de Durbach, y fue gracias a Franz Schartenleib quien recuperó el poco material remanente e inició con tenacidad su crianza, que salvó a esta raza de su completa extinción.
Es un perro de tamaño mediano-grande que se encariña demasiado con su amo hasta el punto de que no es conveniente cederlo cuando ya es adulto porque le resultaría muy difícil acostumbrarse a un nuevo propietario.
El Boyero de Berna ha sido usado, como casi todos los otros boyeros suizos, como perro de trineo o para tirar de carros en el transporte de los productos típicos de la lechería de los Alpes.
Por su tamaño y por su carácter, se adapta difícilmente a vivir en una casa ya que necesita de grandes espacios al aire libre. Hoy no sólo se encuentra en el cantón de Berna sino en toda Suiza y se está difundiendo también en el exterior ya que es el más conocido de todos los boyeros helvéticos.
Es un perro de sólida estructura, de andar potente y majestuoso e hizo que de él se dijera: “es el perro más hermoso del mundo”. Aunque un poco exagerada, esta frase da la idea de lo que puede agradar esta raza; del resto, su difusión, unos pocos años después de su extinción casi total, es una prueba concreta de ello.
Lo que más llama la atención, es ciertamente la armonía del conjunto, evidenciada por la capa tricolor con pelo largo, abundante y apretado que a veces se presenta ligeramente ondulado. Su color de base es el negro intenso y lustroso sobre el cual se esparcen manchas fuego de color rojo-ciervo y placas blancas simétricas sobre el hocico, sobre la frente, sobre el pecho y sobre los pies (manchas fuego y placas son obligatorias y riguroso también el límite de su trazado).
Sobre las otras características, puede decirse que la cabeza es bastante corta y maciza con hocico moderadamente largo pero fuerte y potente con escotadura naso-frontal no muy acentuada.
Los ojos de color ámbar oscuro denotan vivacidad atención. Las orejas, de inserción alta, tienen forma de “V”, son colgantes adherentes a las mejillas.
El tronco más largo que la alzada a la cruz, es fuerte, con una línea superior muy sólida; el pecho es ancho, los hombros muy musculosos, las extremidades robustas con pies recogidos.
La cola, inserción alta y longitud media, cuelga cuando el perro está en reposo. Como es el caso de todos los boyeros, la función principal de esta raza era inicialmente la de custodiar los establos y los refugios donde encontraban cobijo las manadas, sin embargo, después sus tareas se ampliaron ya que sigue las vacas mientras pastan en el valle en la montaña, atento para que ningún animal se aproxime o que ninguna cabeza de ganado se separe mucho de tropilla.
Por su carácter dócil y por fuerza, también es utilizado como perro de trineo o para tirar de pequeños carros donde se transportan los productos (sobre todo queso) desde las granjas alpinas a los valles.
Fuera de su país de origen, es apreciado como perro de compañía por lo cual pierde su característica de trabajador infatigable. En cualquier caso, como todos los perros boyeros, necesita de espacios suficientemente amplios al aire libre porque ése constituye su ambiente natural.
Alzada a la cruz, los machos pueden llegar a medir de 64 a 70 cm. y hembras de 58 a 66 cm. Su longitud está en una relación de 10/9 con la alzada a la cruz.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero. @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
SEGUÍ LEYENDO: