Es sabido que los gatos tienen una especial propensión a lamerse y dadas las características de su lengua uno bien podría decir: una importante compulsión a lamerse y peinarse todo el cuerpo a toda hora.
Con una visión simple de la realidad felina, podríamos inferir, sencillamente, que los gatos se lamen para limpiarse. Si bien eso es cierto, nadie podría imaginar una complicación ni dedicación con el simple aunque altruista fin de la higiene y el peinado personal.
En realidad, la higiene y el peinado (posible por la estructura rugosa y pinchuda de su lengua), son consecuencias deseables de una tarea motivada fundamentalmente por razones de identidad e identificación, de regulación térmica y de incorporación de vitaminas.
Cuando acariciamos a nuestro gato lo más probable es que recibamos como respuesta una serie de lamidos obsesivos y rítmicos propinados por el mínimo sobre las zonas en las que nosotros hemos tocado al animal. Esto no significa desprecio por nosotros ni mucho menos, significa necesidad biológica de defender y aclarar su identidad e identificación como gato y nada más.
Del mismo modo, nuestro gato, nos lamerá a nosotros como queriendo quitarnos el olor a humanos que “desprestigia” nuestra categoría de “gatos padres” o “gatos amigos” de nuestro compañero felino.
Por otra parte, si hacemos algo de memoria, veremos que jamás hemos visto un gato transpirado, esto es así, simple y sencillamente, porque los gatos no transpiran para nada ni jadean con la frecuencia y facilidad con que lo hace el perro.
Entonces, si nuestro gato juega mucho e intensamente, si tiene una actividad cualquiera que lo fuerce a aumentar la temperatura, lo más probable es que se lama por todo el cuerpo como una forma de, a través de la saliva, de mojar el cuerpo y enfriarlo, de la misma forma que nosotros transpiramos.
Todos los felinos, cuando no están cazando, descansan, duermen o dormitan, si es al sol mejor. El gato no escapa a estas consideraciones sobre conducta felina y nuestros gatos de compañía cuando no cazan (en el lenguaje urbano puede querer decir también comer o jugar) duermen y en general al sol.
Esa exposición, para nosotros exagerada, a los rayos solares le permite, a través de la acción de los rayos ultravioletas, modificar las provitaminas D en la estructura química definitiva de las vitaminas D, que entonces tapizan como un manto farmacológico al cuerpo del minino.
De esta forma cuando un gato se lame excesivamente también ingiere importantes cantidades de vitaminas esenciales para su vida que fueron pasivamente elaboradas durante su descanso por un " laboratorio solar”.
Entonces, el lamido de un gato, no es simple y sencilla higiene felina, se trata de un asunto de particular importancia con el que se resguarda la identidad, se incorporan vitaminas y se regula la temperatura.
Un verdadero estereotipo de actividad que mezcla ventiladores, cédulas y farmacias en rara pero acertada combinación.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero. @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
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