Una disyuntiva entre los dueños de gatos del mundo de hoy es “dejar salir a mi gato o lo mantengo adentro”. Si lo dejo salir: ¿no lo estoy exponiendo a enfermedades? Y si lo mantengo en casa ¿no lo hago infeliz?
No es fácil mantener un gato dentro de la casa en especial si está acostumbrado a salir. En principio se debe evitar que el gato salga desde la pubertad cuando empieza a explorar.
El espíritu de vagabundeo se puede evitar con la castración llevada a cabo hasta cierta edad ya que después el marcaje y el ansia de salir quedan marcados como comportamiento y son muy difíciles de evitar.
Las hembras se pueden operar inmediatamente después del primer celo (alrededor de los 6 meses de vida). En los machos es conveniente hacerlo un poco más cercano al año de edad.
Enfermedades de adquisición callejera no infecciosas:
- Traumatismos: los accidentes automovilísticos, las peleas con perros u otros gatos, golpes con piedras, palos, heridas con armas de fuego, quemaduras, caídas de techos, etc. son habituales en las salidas de los gatos. Los gatos viejos disminuidos físicamente y los jóvenes inexpertos son los de mayor riesgo.
- Tóxicos: nuestro gato puede encontrar cebos puestos intencionalmente para roedores o para ellos mismos. Se pueden producir intoxicaciones con insecticidas, anticongelantes, anticoagulantes, etc.
- Inclemencias climáticas: el frío puede producir diversas alteraciones que van desde la hipotermia y congelamiento. Por su parte, el calor extremo puede llevar a padecer golpes de calor en climas muy calurosos.
Si el gato callejero es sorprendido por una tormenta de nieve o queda atrapado en algún lugar como jaulas o trampas en cualquiera de estos climas puede sufrir las consecuencias de las temperaturas extremas. El gato callejero está expuesto a una gran cantidad de enfermedades de todo tipo por el solo hecho de estar en un medio riesgoso y las más de las veces hostil.
Estarán los que opinan que los paseos por su territorio forman parte del comportamiento natural del gato, y que los riesgos están calculados para la especie y que al fin y al cabo y después de todo la desaparición de algunos individuos no es más que la selección natural de la propia especie.
Lo que este razonamiento no tiene en cuenta es que para cada uno de nosotros nuestro gato es el 100% de nuestra preferencia, afecto, atención y vínculo.
Esto estaría bien desde el punto de vista naturista o ecológico si no intervinieran dos factores que a mi forma de ver invalidan este razonamiento. En primer lugar el gato del que hablamos no es un gato totalmente libre, sino que tiene relación como mascota doméstica con un propietario y un grupo humano familiar, esto pone en peligro a este grupo de personas por la posibilidad de transmisión de enfermedades zoonóticas, además de producir angustias y pérdidas económicas por la atención de su mascota enferma.
En segundo lugar, el medio urbano no es un medio natural donde, en la mayoría de los casos, pueda vivir un gato en libertad con salud y seguridad. El entorno está lleno de riesgos que el gato muchas veces no tiene reconocidos genéticamente, el gato no sabe de automóviles (aunque pueda aprender) ni de semáforos ni de cables eléctricos ni de ninguna otra invención o aditamento civilizado humano. Es deseable restringir la vida callejera como un acto de responsabilidad de su propietario.
Una vez más habrá que tener conciencia que si el gato se contagie alguna enfermedad de transmisión al ser humano no será culpa de él sino que será exclusiva responsabilidad de su dueño. Una vez más: no matemos al mensajero y asumamos nuestra verdadera responsabilidad.
- El gato callejero está expuesto a sufrir una variada cantidad de enfermedades contagiosas y ambientales.
- El gato que vive adentro tiene casi el doble de promedio de vida que el gato callejero.
- La castración temprana en ambos sexos disminuye casi totalmente el impulso de hacer vida de calle.
- La contención física puede ser un método efectivo para retener al gato dentro de la casa, pero es mucho mejor incentivar los juegos y enriquecer el ambiente.
Aunque la decisión final será del propietario en términos de salud y longevidad siempre la balanza está inclinada hacia el gato de adentro lo que seguramente involucrará mucha más dedicación por parte del dueño hacia su gato para brindarle el ambiente y la dedicación adecuados para hacerlo feliz con salud.
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