Nuestra prioridad es, y seguirá siendo, apoyar a Ucrania para hacer fracasar la agresión rusa. Es ante todo una prioridad para Francia, pero también y sobre todo para Europa. Porque es en Ucrania donde están en juego los principios fundamentales del orden internacional, la seguridad del continente europeo y, más allá, cuestiones más globales como la seguridad alimentaria o la seguridad nuclear. Al defender su soberanía y luchar por su libertad, el pueblo ucraniano se alza valientemente contra la ley del más fuerte, contra el revisionismo y contra el menoscabo de Rusia hacia las normas internacionales que debería garantizar. La batalla del pueblo ucraniano por su libertad y su independencia es también nuestra batalla.
Desde hace casi 1.000 días, con un coraje que merece nuestra admiración, Ucrania ejerce su derecho a la legítima defensa frente a una guerra de agresión brutal, ilegal e injustificable. 1.000 días de guerra en Ucrania significan 1.000 días de bombardeo sistemático y deliberado de objetivos civiles, de abusos y de reiteradas violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Destrucción infligida a la infraestructura energética de puertos y cereales, con las consiguientes consecuencias para el resto del mundo.
El cálculo de Rusia se basa en nuestro cansancio, nuestra desmoralización y nuestras divisiones. Quizás Rusia apueste más que nunca por estos factores, ante sus propias dificultades para enfrentar a un frente unido. Francia no duda de la capacidad de la comunidad internacional para mantener su determinación y su unidad. Y frente a las especulaciones sobre cuáles serán las posiciones o las iniciativas de una nueva administración estadounidense, creo ante todo que no debemos prejuzgarlas y que debemos darnos tiempo para trabajar con ella. Como le dijo el presidente Emmanuel Macron al presidente electo Donald Trump durante su primera conversación telefónica después de las elecciones: Francia está dispuesta a trabajar con la nueva administración, con ambición y convicción.
Con ambición, porque creemos que hay que darle a Ucrania los medios necesarios para derrotar la agresión rusa. La Unión Europea y Francia han desempeñado y seguirán desempeñando plenamente su parte en este esfuerzo. Manteniendo esta determinación seremos una fuerza impulsora.
Con convicción, porque Ucrania, y también la comunidad internacional, tendrían demasiado que perder si Rusia impusiera la ley del más fuerte. La guerra de Rusia en Ucrania es una guerra abierta contra el orden y el derecho internacional. Ningún Estado miembro de las Naciones Unidas tiene interés en que Rusia siente un precedente semejante en el siglo XXI. Nuestra seguridad colectiva y nuestra credibilidad están en juego.
Seguimos creyendo que les corresponde a los ucranianos decidir cuándo y en qué condiciones desean entablar un proceso de negociación. Ucrania ha propuesto una fórmula de paz que nosotros apoyamos, y que recientemente nos llevó a organizar una conferencia sobre seguridad nuclear en París, en la que Argentina participó activamente, al igual que muchos otros Estados. Ucrania siempre ha estado abierta a las iniciativas, siempre y cuando forme parte de ellas. Nada puede hacerse por Ucrania sin el pueblo ucraniano. Ucrania cuenta con muchos y muy buenos amigos y defensores entre los miembros del Partido Republicano de Estados Unidos. El presidente Zelensky se ha reunido con el presidente electo Donald Trump en numerosas ocasiones. No tenemos ninguna duda de que se establecerá una sólida relación con la nueva administración, ni tampoco dudamos de nuestra capacidad para preservar la unidad transatlántica en las cuestiones de la guerra en Ucrania.
En lo que respecta a Francia, el Presidente de la República reafirmó ante el Presidente Milei, durante su reciente visita a Buenos Aires, nuestra determinación de apoyar a Ucrania. En el plano militar, hemos desarrollado nuevas líneas de acción que se suman a las continuas entregas de misiles, cañones César y bombas guiadas. Francia es ahora el primer país que entrena y equipa a toda una brigada en su propio suelo, la Brigada Ana de Kiev, que estará lista para el combate en 2025. Los primeros Mirage 2000 se entregarán a Ucrania en el primer trimestre de 2025. El grupo franco-alemán KNDS ha abierto una filial en Ucrania para acelerar su cooperación con la industria de defensa ucraniana.
Estamos construyendo una asociación a largo plazo con Ucrania, en el marco de nuestro acuerdo de seguridad firmado el 26 de febrero de 2024.
En el sector civil, sobre todo a medida que se acerca el invierno, estamos prestando tanto apoyo humanitario, con el envío de equipos y la rehabilitación de infraestructuras energéticas, como apoyo económico, con la movilización total de nuestras empresas. El 7 de junio de 2024 se creó un fondo bilateral de 200 millones de euros para apoyar la reconstrucción de infraestructuras ucranianas críticas, y ya se han identificado con Ucrania 25 proyectos de inversión. De estos 200 millones de euros, 60 millones se destinarán a las necesidades más urgentes del sector energético. La Agencia Francesa de Desarrollo se compromete a implementar, por su parte, la dotación de 600 millones de euros que se le ha asignado.
Por último, estamos actuando en otros ámbitos muy concretos de apoyo a la población ucraniana, como la educación, la salud y la remoción de minas, con proyectos de formación y de rehabilitación térmica de escuelas y hospitales. Se trata de iniciativas a largo plazo. Una de ellas es especialmente importante: el apoyo de Francia a los niños ucranianos. Por los niños que sufren las consecuencias de la guerra en Ucrania, por los niños deportados o trasladados a la fuerza a Rusia, Francia se compromete con sus socios internacionales. Estos niños son el futuro de Ucrania y esperamos que se desarrollen en un país soberano, libre, próspero y en paz.
Nuestro apoyo a Ucrania tiene también una dimensión eminentemente europea. Frente a la conmoción del 24 de febrero de 2022, la Unión Europea demostró su determinación, su unidad, su fuerza y su autonomía. Es importante recordar que la Unión Europea ha sido el principal contribuyente de ayuda civil y militar a Ucrania desde el comienzo de la guerra, con 118.000 millones de euros. Hemos logrado poner en marcha una serie de ambiciosas herramientas europeas: el Fondo Europeo para la Paz, que ha permitido la entrega de equipos y suministros militares en respuesta a las necesidades de Ucrania; el Mecanismo para Ucrania, que está contribuyendo con 50.000 millones de euros a la reconstrucción y el apoyo económico; y la misión EUMAM, que proporciona un marco estructurado y compartido para aumentar la oferta de formación y entrenamiento de combate para las fuerzas armadas ucranianas.
El préstamo de 50.000 millones de dólares acordado por los países del G7, cuyo reembolso se cubrirá con los ingresos procedentes de la inmovilización de los activos soberanos de Rusia, y en el que la Unión Europea desempeñará una parte considerable, nos dará la visibilidad necesaria para continuar nuestro apoyo en 2025. Este nuevo acuerdo no tendrá ningún costo ni para el contribuyente estadounidense ni para el europeo.
Pensar en el futuro de Ucrania también significa imaginar cómo podría ser una paz justa y duradera. Esto requiere luchar contra la impunidad. Desde el comienzo de la guerra de agresión rusa, Francia ha apoyado plenamente a Ucrania en la lucha contra la impunidad. Francia no ha olvidado ni olvidará Boutcha, como tampoco olvidará los crímenes cometidos en territorio ucraniano desde hace casi tres años, en Irpin, Izioum, Marioupol, Olenivka y en todas las demás ciudades del país cuyas infraestructuras civiles han sido metódicamente atacadas por Rusia para causar el máximo daño a la población. Ningún abuso, ninguna violación del derecho internacional humanitario, ningún crimen de guerra o de lesa humanidad debe caer en el olvido. Porque no puede haber paz sin justicia.
Por ello, acogemos con satisfacción la reciente ratificación por Ucrania del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, de la que se convertirá en el 125º miembro a partir del 1 de enero del próximo año.
Si hay un camino que Ucrania parece haber recorrido bien, es el que conduce a la adhesión a la Unión Europea. El pueblo ucraniano se ha pronunciado muchas veces en los últimos 10 años sobre el camino que quiere para su país. Hace 10 años, en el Maïdan, el pueblo ucraniano ya expresaba su decisión de ingresar en la Unión Europea. No cabe duda de que el futuro de Ucrania será europeo. La decisión del Consejo de otorgarle a Ucrania el estatuto de país candidato y la apertura de las negociaciones el pasado mes de junio son etapas históricas. El informe de situación de la Comisión y nuestras observaciones sobre el ritmo de las reformas nos hacen confiar en la capacidad de Ucrania para avanzar en las negociaciones.
Creo que, en cierto sentido, Ucrania ya no se encuentra en una encrucijada, a pesar de los inmensos desafíos planteados por la guerra. Gracias a la tenacidad del pueblo ucraniano, sabemos que este camino es ya irreversible.
*Romain Nadal, Embajador de Francia en Argentina