La explosión migratoria en las Américas es causada por las dictaduras que detentan el poder mediante terrorismo de Estado en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Estos regímenes que repiten en este siglo la metodología de la dictadura castrista, fuerzan a la gente a abandonar su país por miedo, haciendo de la migración un arma de guerra híbrida, que manipulan penetrándola de agentes y criminales, produciendo crisis en las democracias atacadas cuya defensa es señalada con narrativa de inaceptable.
La inducción y manipulación de migraciones forzadas constituyen un conjunto muy grave de delitos que cometen las dictaduras del socialismo del siglo 21 como parte de su confesada “lucha contra el imperialismo”, que consiste en el ataque con este medio a los Estados Unidos y que se extiende a las democracias de las región como Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Brasil, Panamá, Costa Rica y más. El articulo 7 inc. 1 del Estatuto de Roma establece como crímenes de lesa humanidad los que las dictaduras perpetran reiterada e impunemente, que producen miseria, indefensión y fuerzan la migración.
Guerra hibrida es “la estrategia en que se utilizan toda clase de medios y procedimientos, fuerza convencional o medios irregulares (insurgencia, terrorismo, migración, crimen común, narcotráfico, cibernética…)”..es el tipo de agresión que tiene la “ventaja de que el agresor puede evitar que le atribuyan el ataque”, e incluso que el agresor use la acción de “negación plausible”. En el caso de la migración forzada, los causantes y manipuladores terminan ofreciendo a las democracias víctimas su colaboración para reducir los efectos de la agresión que ellos mismos han desatado y sostienen.
El tema involucra millones de seres humanos, familias, hombres, mujeres y niños cuyos derechos humanos violados por las dictaduras deben ser protegidos por las democracias a las que llegan. Gravísimo dilema de gente convertida en carne de cañón y de gobiernos democráticos que en el marco del estado de derecho que impera en sus países no pueden ignorar el respeto a la vida y la libertad, con el altísimo costo político, social y económico.
Importantes medidas internas de acogida, asistencia, control, regulación y seguridad han sido asumidas por países democráticos a los que se han dirigido y se dirigen las migraciones forzadas. Desde controles fronterizos hasta apertura de fronteras, desde acogida con permisos temporales de trabajo, vivienda, servicios de salud y educación, hasta detenciones y deportaciones, se intenta de todo y los señalados como culpables e insensibles son los gobiernos democráticos de los países víctimas.
El problema es que los países receptores de las migraciones forzadas atienden los síntomas o la consecuencias pero no las causas. Las causas de estas presiones que han desequilibrado sociedades, economías y sistemas políticos son las dictaduras del socialismo del siglo 21, los países de expulsión. Por eso, además de mitigar los síntomas es importante cesar el origen del problema, esto es devolver la libertad y la democracia a los países que son expulsores de migrantes. Se trata de curar el mal en lugar de solo aplicar calmantes o paliativos en los países víctimas y curar el mal es terminar las dictaduras.
Además de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, entre los países expulsores esta Haití, en el que la causa de la migración es la misma que en las dictaduras, el miedo. La violencia en Haití se produce por grupos criminales armados que no detentan formalmente el poder pero que lo impiden y lo ejercen, mientras que en las dictaduras del socialismo del siglo 21 el miedo se perpetra desde el régimen con terrorismo de Estado institucionalizado.
Insisto en que a la mayoría de la gente no le gusta abandonar su tierra, su casa, su familia, su comunidad, sus seres queridos y su entorno, en que pueden soportar incluso condiciones de pobreza pero no de amenaza a su vida y libertad. Los latinoamericanos migran por miedo, para proteger sus vidas. La migración en las Américas del siglo 21 se ha causado, inducido y producido por que hay dictaduras en las que no existe respeto a los derechos humanos, no hay estado de derecho, se vive en situación de indefensión y el ser humano es una suerte de vasallo o esclavo del régimen, con presos políticos, tortura y terror.
Si Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia recuperan la libertad y la democracia por la que luchan sus pueblos y las dictaduras terminan, veremos de inmediato el retorno de la mayoría de los emigrantes que en verdad son exiliados y desterrados forzados por la manipulación dictatorial. Millones de cubanos, venezolanos, nicaragüenses y bolivianos añoran retornar a su patria, a sus casas y comunidades, pero el crimen organizado que detenta el poder con rotulo de socialismo del siglo 21 se lo impide.
Para terminar con las migraciones forzadas hay que terminar con las dictaduras del socialismo del siglo 21 que son una organización criminal, que son narcoestados y centros de amenaza contra la paz y seguridad internacionales.