(Desde San Pablo) Una información exclusiva de Infobae reveló nuevos detalles sobre el terrorista más buscado actualmente en América Latina, el libanés Hussein Ahmad Karaki, líder de Hezbollah en la región, según las autoridades argentinas. Contrariamente a lo que figura en su falso documento venezolano a nombre de David Assi que le expidió el régimen de Nicolás Maduro para su naturalización a partir del 31 de enero de 2008, el verdadero estado civil del terrorista no es el de soltero. Hussein Ahmad Karaki está casado y tiene dos hijos, como confirmó el censo electoral libanés. Uno de ellos vive y trabaja en Italia desde hace algunos años. Karaki y parte de su red familiar son también titulares de cuentas en el banco de Hezbollah en Líbano, el Al Qard Al Hassan, según datos filtrados en diciembre de 2020.
Emanuele Ottolenghi, miembro destacado de la Fundacion para la Defensa de las Democracias, de Washington DC. explicó a Infobae que “Al Qard al Hassan (AQAH) es esencialmente el banco de Hezbollah, a pesar de estar registrada como entidad benéfica y, por tanto, no estar sujeta a la supervisión de los reguladores bancarios. Tener una cuenta en AQAH es un claro indicio del vínculo entre el titular y Hezbollah”. AQAH fue sancionada por Estados Unidos en 2007 porque “Hezbollah la utilizaba como fachada para dirigir sus negocios financieros”, reza el documento del Tesoro estadounidense.
En una rueda de prensa celebrada el 25 de octubre, la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, presentó a Karaki como el líder de Hezbollah en América Latina, dispuesto a perpetrar atentados no sólo en la región, sino también en Europa. Para Ottolenghi, “es importante saber quien está encargado de las operaciones de Hezbollah en la región, como igualmente importante es saber cómo se mueve, quien lo apoya, con quien está en contacto”. Según el experto “la divulgación de la información perteneciente a Karaki nos da una idea de su red, y también de las identidades que utiliza para viajar.
Presumo que las agencias argentinas tienen otros datos que no divulgaron con respeto a sus presentes actividades. En este momento, con el conflicto que perdura en Oriente Medio, es plausible que Hezbollah intente armar planes de ataques afuera, en lugares como Latinoamérica. Por eso, la divulgación de estas noticias es importante. Puede ayudar a bajar el riesgo de ataques” dijo Ottolenghi a Infobae.
En la década de 1990, como jefe de la Organización de Seguridad Exterior (External Security Organization-ESO en inglés), responsable de los atentados terroristas internacionales del grupo terrorista libanés, proxy de Irán, Hussein Ahmad Karaki fue el jefe logístico del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires en 1994 y el atentado de 1992 contra la embajada israelí. En total, murieron 115 personas y cientos resultaron heridas. Por eso Argentina ha pedido ahora a Interpol que lo incluya en la lista roja. Bullrich afirmó que el terrorista “desapareció del radar y no fue detectado por los servicios de inteligencia occidentales”, pero nunca dejó de operar en Latinoamérica. Conocido bajo sus tres nombres de guerra operacionales como ‘Abu Ali’, ‘Rami’ y ‘Saad Az Aldin’, Karaki trabajó bajo el mando directo de Hassan Nasrallah, secretario general de Hezbollah, fallecido recientemente. En Argentina, en la década de 1990, Karaki utilizó una identidad colombiana falsa bajo el nombre de Alberto León Nain.
En su rueda de prensa, la ministra dividió la trayectoria terrorista de Hussein Ahmad Karaki en dos fases. La primera se refiere a la preparación y realización de los atentados de los años 90 en Argentina, mientras que la segunda es la más reciente y aún está en curso, motivo por el cual las autoridades están en alerta. El terrorista residente en Líbano se movería con facilidad por América Latina, donde es responsable, según Bullrich, de numerosos intentos de atentado. Pero, ¿cómo se desplaza Karaki sin ser molestado por la región? El régimen de Nicolás Maduro en Venezuela lo protege desde 2004, al otorgarle la identidad falsa de David Assi, un libanés nacido el 12 de junio de 1968, nacionalizado venezolano el 31 de enero de 2008 con el número de documento 26.458.379. Karaki también estaría utilizando una nueva identidad falsa brasileña, luego de haber usado en los años 90 la de Elías Ribeiro da Luz, con quien compró el auto que luego explotó frente a la sede de la AMIA.
Según Bullrich, fue Karaki el ideologo de los atentados contra objetivos israelíes en Brasil frustrados en noviembre de 2023 por la Policía Federal brasileña, en las dos fases de la Operación Trapiche, la fase 1 y este año la fase 2. En el plan del terrorista, los ejecutores materiales iban a ser una red de criminales brasileños reclutados por exponentes de Hezbollah residentes en el gigante latinoamericano, Haissam Hussein Diab y Mohammad Khir Abdulmajid, actualmente buscados por Interpol. La segunda fase de la operación frustró un atentado contra un empresario de la comunidad judía, noticia que nunca había trascendido en Brasil y que la ministra Bullrich reveló por primera vez en su encuentro con la prensa. Durante la segunda fase de la Trapiche, la policía brasileña también descubrió una red de financiación del terrorismo de Hezbollah que blanqueaba dinero a través de estancos y criptodivisas.
En la conferencia, Bullrich manifestó que toda una serie de individuos que ya han aparecido en diversas investigaciones responderían a Karaki. Por ejemplo, “Haissam Hussein Diab tiene contacto con varias personas de nacionalidad argentina por diversos medios, incluso familiares. Una de ellas participó en un encuentro del que participó el clérigo chiita, Ghassan Youssef Abdallah” dijo Bullrich. Según Ottolenghi, “Abdallah es activo en Chile, en Brasil y Paraguay, donde dirigió en el pasado la mezquita iraní de Ciudad del Este. Su hermano, Mohammed Youssef Abdallah, sancionado por Estados Unidos, sigue viviendo en la zona de la Triple Frontera”.
Según dijo la ministra, Karaki también está detrás de otros intentos de atentado frustrados recientemente en la región, como el perpetrado el pasado mes de marzo en Perú contra un israelí. Se supone que fue asesinado por un sicario contratado por un libanés llamado Azizi. También en Bolivia, según la ministra argentina, Karaki había planeado volar un edificio de forma similar a la AMIA. De acuerdo con Bullrich, Karaki tiene relaciones con el crimen organizado en Brasil, especialmente con la principal organización, el Primer Comando de la Capital (PCC).
Esta proximidad con el narcotráfico también explicaría la facilidad con la que Karaki obtuvo la naturalización en Venezuela con la complicidad del régimen de Maduro, acusado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos de narcoterrorismo y narcotráfico en 2020.
Ottolenghi explicó a Infobae que “Hezbollah trabaja con muchas organizaciones criminales transnacionales, incluidos carteles de la droga en Colombia y México. Considerando la importancia creciente del PCC en los tráficos internacionales, es natural que los unos entren en contacto con los otros. Hezbollah sigue manejando una poderosa estructura de blanqueo de activos y una cadena logística global de distribución de cocaína. Es natural que se encuentren y cooperen”.
La red de Karaki es verdaderamente internacional y llega hasta África, en particular Angola y Abiyán, la capital de Costa de Marfil, donde Hezbollah actúa junto con las mafias italianas ‘Ndrangheta y camorra y el PCC. No es casualidad que uno de los fugitivos más conocidos de la ‘Ndrangheta, Bartolo Bruzzaniti, detenido en Líbano el 7 de julio de 2023, viviera en Abiyán, donde era socio de libaneses en algunos restaurantes. Se le buscaba desde octubre de 2022, tras una operación policial que incautó dos toneladas de cocaína en los puertos de Abiyán y San Pedro en abril de ese año, una confiscación récord para Costa de Marfil, con un valor estimado de 62,6 millones de euros.
Para Ottolenghi “las comunidades libanesas diaspóricas en África son, en realidad, más antiguas y más establecidas que sus contrapartes en Latinoamérica. Hezbollah tiene entonces una presencia ahí también, y aprovecha del fuerte apoyo local y de la influencia que muchos miembros de estas comunidades tienen localmente para recaudar dinero gracias a donaciones y negocios ilícitos, manejados juntamente por miembros locales de las comunidades chiitas y emisarios de Hezbollah”. Según el experto “las redes en África son muy importantes porque mucho tráfico ilícito, incluido de la droga que sale por Latinoamérica, transita por África. En África hay también muchas oportunidades económicas y comerciales para Hezbollah, que sirven para esconder el flujo de dinero sucio que desde tráficos ilícitos se muda hasta sus cajas en Líbano”.
En cuanto a los atentados de los años noventa, el 9 de enero de 1992, Karaki, bajo la identidad de Alberto León Nain, había abierto una empresa llamada El Fortín en Maicao, ciudad fronteriza entre Colombia y Venezuela, centro neurálgico de la Yihad Islámica. La Yihad Islámica fue creada a mediados de la década de 1980 por Imad Mugniyah, uno de los fundadores de Hezbollah, y Talal Hamiyah, uno de los principales comandantes del grupo terrorista, con el apoyo de Irán, en particular de su Ministerio de Inteligencia y de las Fuerzas Quds, es decir, la división de inteligencia militar del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), designado por Estados Unidos como grupo terrorista.
Dividida en departamentos, la Yihad Islámica tiene uno específico dedicado a América Latina. Karaki mantenía una estrecha relación con Samuel Salman Reda, uno de los operadores centrales de la Yihad Islámica en Argentina, que había sido enviado a Colombia por Hezbollah ya en 1987 y operaba en países sudamericanos desde ese año. Según el informe del Mossad “Irán-Líbano/Hezbollah/ESO/Yihad Islámica-Atentado a la Embajada de Israel-Informe final”, publicado en exclusiva por Infobae en 2022 junto con otro, también del Mossad, sobre la AMIA, “Karaki le dijo a Hussein Suleiman que visitaba regularmente la Argentina desde 1991 y que trabajaba como operativo de la División Palestina (Kassam Palastin) de la Yihad Islámica”.
Según los 007 israelíes, a través de la empresa El Fortín, Karaki compró y luego exportó a Brasil los explosivos que se utilizarían en los atentados. En enero de 1992, el terrorista también había reclutado a un terrorista llamado Hussein Suleiman en San Pablo (Brasil) para que introdujera de contrabando 5 kg de explosivos que posteriormente se utilizaron en los atentados terroristas. El hermano de Hussein Suleiman, Hassan Suleiman, que aún vive en San Pablo, según reveló Infobae, era socio de una empresa llamada Sandobad.
“Se considera altamente probable que Sandobad formara parte de la infraestructura para la transferencia de fondos para gastos logísticos del atentado de 1992″, reza el informe del Mossad. La empresa fue abierta en San Pablo, según los registros brasileños, el 16 de enero de 1991 por Hussein Ali Gharib, también implicado en los dos atentados y “miembro de la Yihad Islámica”, según el informe del Mossad. Infobae reveló que Gharib sigue viviendo en Brasil donde, en el centro de Sao Pablo, tiene un pequeño negocio de venta de asistencia técnica y accesorios para teléfonos móviles, que abrió en 2002 y sigue activo. Viaja con frecuencia al Líbano.
En febrero de 1992, Karaki también compró un coche que sería utilizado como coche bomba en el atentado contra la embajada israelí, con un documento brasileño número 34031567 a nombre de Elías Ribeiro da Luz, y salió de Argentina poco antes del atentado en un vuelo de Buenos Aires a Foz do Iguaçu. La Yihad Islámica, al día siguiente del atentado contra la AMIA, el 19 de julio de 1994, también hizo estallar, con un terrorista suicida a bordo, según las investigaciones, el avión de la compañía Alas Chiricanas que volaba de Colón a Ciudad de Panamá, matando a 21 personas, entre ellas 12 judíos. El martes, el Departamento de Estado de EEUU ofreció una recompensa de hasta 5 millones de dólares a quien diera información sobre el vuelo AC 901.
“La Oficina del Director de Inteligencia Nacional ha evaluado que Hezbollah fue responsable de la explosión del AC 901″, reza el comunicado del Departamento de Estado. Sólo un cadáver no fue reclamado por los familiares, el de un hombre llamado Ali Hawa Jamal, que se cree haber sido el posible terrorista. “El hombre ha sido identificado como el sospechoso de llevar la bomba a bordo del avión”, reza el texto.