Israel e Irán se pegan con una mano atada en la espalda

La respuesta ordenada por Benjamín Netanyahu podría continuar durante todo el fin de semana

Guardar
Benjamin Netanyahu (REUTERS/Eduardo Munoz)
Benjamin Netanyahu (REUTERS/Eduardo Munoz)

Tal como se esperaba, este viernes 25 de octubre Israel lanzó diversos ataques a instalaciones militares y de los Guardianes de la Revolución de Irán. Algunas docenas de impactos en la periferia de Teherán y otras zonas de ese país así como en Siria e Irak. La ofensiva fue en respuesta al lanzamiento de un estimado de 181 misiles balísticos iraníes a principios del presente mes. En dicha oportunidad, un 40% de los mismos lograron impactar en suelo Israelí, uno de ellos, a 400 metros del cuartel general de la Mossad.

En abril, cuando por primera vez el régimen iraní lanzó contra Israel más de 300 misiles balísticos relativamente anticuados, drones y misiles cruceros fáciles de derribar por parte del Domo de Hierro, EEUU, Arabia Saudita y otros aliados, la tasa de impacto fue de solo el 1 por ciento. El motivo para aquella operación, según el régimen de los Ayatollahs fue el ataque de Israel a su sede diplomática en Damasco. En dicha ocasión, Tel Aviv se limitó a atacar un radar de defensa aérea en la estratégica área de Natanz, lugar clave del programa nuclear de Irán, transmitiendo un claro mensaje acerca de que, llegado el caso, en otra ocasión los blancos podrían ser los de ese mismo programa.

Volviendo al presente, desde al menos hace 72 horas por diversos medios y fuentes periodísticas ligadas a los EEUU y a Israel se destacaba que era inminente la respuesta ordenada por el gobierno de Netanyahu. Un largo preaviso para Irán, así como para todos los actores involucrados.

También, hasta el momento se cumple la premisa que se evitaría atacar áreas claves como petróleo, instalaciones nucleares, centrales eléctricas así como buscar eliminar líderes políticos y religiosos de primer nivel. En otras palabras, seguir dañando la imagen de la administración Biden-Harris como incapaces de parar las guerras simultáneas en Gaza, Líbano e Irán, pero evitando una crisis del precio del petróleo días antes de las elecciones en los EEUU y cruzar una clara línea roja establecida por Teherán, tal como es la preservación de su programa nuclear que, según destacadas fuentes internacionales, está a pocos días de tener la cantidad de uranio enriquecido a más del 90% apto para construir alguna cantidad limitada de cabezas nucleares de uso bélico.

La estimación es que algunas oleadas más de ataques con aviones, misiles balísticos y de crucero israelíes podrían continuar durante el fin de semana. La clave será observar la respuesta de Irán. Si absorbe el impacto y se limita a realizar un ataque menor al de comienzo de octubre, buscando evitar víctimas civiles y áreas sensibles como instalaciones nucleares o petroquímicas en Israel, el espiral de escalada podría moderarse sustancialmente.

Frente a un pronto cambio de gobierno en los EEUU y las mayores chances para un firme aliado de Israel y un duro con Irán como es Trump, Teherán tiene incentivos a no tirar de más de la soga al riesgo que la misma se corte y que, en fechas relativamente cercanas, Washington y Tel Aviv decidan finalmente darle una solución radical al avance de Irán en materia nuclear.

Algo que también podría ayudar a limitar los costos reputacionales para el régimen fundamentalista serían las renovadas negociaciones para poner fin a la guerra en Gaza a cambio de un amplio salvoconducto para los combatiente de Hamas y la simultánea liberación de los rehenes israelíes que aún se encuentran en manos de la organización terrorista.

De esa forma, tanto Irán como Hezbollah podrían decir que, durante más de un año, respaldaron a Hamas frente a los ataques israelíes y que así cumplieron con su palabra, dejando la pelota de lado de Israel sobre seguir con operaciones militares en los diversos frentes.

Guardar