El marxismo cultural, un concepto que algunos consideran conspirativo, es, de hecho, una realidad palpable que ha adaptado el marxismo clásico a las instituciones sociales y culturales. Esta corriente ha venido ganando cada vez más espacio en Occidente en las últimas décadas. Para comprenderlo y su impacto en el hemisferio occidental, es esencial examinar el rol de Cuba en su propagación, como lo destacan autores como Néstor Carbonell en Why Cuba Matters, J. Michael Waller en Big Intel y Mike González en NextGen Marxism. En ellos estos tres expertos abordan el tema desde distintas perspectivas, coincidiendo en que el régimen cubano ha sido crucial para la difusión de su modelo en América Latina y Estados Unidos, utilizando estrategias que incluyen el espionaje y la infiltración cultural.
Los esfuerzos de la subversión comunista en Occidente tienen más de un siglo de historia. Comenzando con la Cheka, embrión de la KGB soviética, fue fundada por Félix Dzerzhinski, incorpora muy temprano el objetivo de debilitar a las sociedades capitalistas desde adentro, infiltrando sus instituciones culturales y educativas. Pronto se destaca Willy Münzenberg, un comunista alemán, genio de la propaganda, quien desempeña un papel crucial en la creación de un frente cultural mundial, en el que intelectuales y artistas defendían los ideales marxistas en Occidente. Esta “batalla cultural” sentó las bases para las estrategias que más tarde implementaría Cuba.
Con el triunfo de la “legendaria” revolución cubana en 1959, desde el mismo principio, Fidel Castro consolida una alianza con la Unión Soviética, transformando a Cuba en una base para la exportación del marxismo en el hemisferio occidental. Como señala Waller en Big Intel, la Dirección General de Inteligencia (DGI) de Cuba, modelada a partir del KGB soviética, fue fundamental para la expansión del comunismo, apoyando movimientos revolucionarios en toda América Latina e incluso en Estados Unidos.
Desde los primeros años del régimen castrista, narra Juan Bautista (Tata) Yofre en su magistral libro Fue Cuba, Cuba entrena y exporta movimientos guerrilleros, liderados por figuras como Ernesto “Che” Guevara, promoviendo revoluciones armadas en África y América Latina. Sin embargo, los repetidos fracasos llevaron a Cuba a cambiar de enfoque. Inspirados en el marxista italiano Antonio Gramsci, los líderes cubanos optaron por una estrategia de subversión cultural. Gramsci sostenía que la verdadera conquista del poder no se lograba únicamente por la fuerza, sino también mediante el control de las instituciones culturales, como la educación, los medios de comunicación y la religión, lo que garantizaría la hegemonía ideológica.
Cuba magistralmente adopta esta estrategia, enviando emisarios ideológicos bajo el pretexto de intercambios culturales y educativos. Un ejemplo temprano de ello fue la Brigada Venceremos y los Maceítos, grupo de jóvenes estadounidenses que viajan a Cuba desde los años 60 y 70 para apoyar a la revolución. Al regresar a Estados Unidos, estos jóvenes promovieron activamente la ideología cubana en sus comunidades, contribuyendo a la difusión del marxismo en el país.
Más reciente, las brigadas médicas cubanas se han convertido en uno de los principales vehículos de influencia ideológica del régimen cubano. En realidad, dichas brigadas son una fuente significativa de ingresos para el gobierno, las cuales muchas organizaciones de derechos humanos califican como ejemplos de “esclavitud moderna”. Aunque se presentan como misiones humanitarias, cumplen una función política al difundir los ideales marxistas cubanos en los países donde operan. María Werlau, de la ONG Archivo Cuba, destaca en sus investigaciones como esta “diplomacia médica”, entre otros objetivos, busca consolidar la influencia cubana en la política local.
En países como Venezuela, Bolivia y Nicaragua, para nombrar apenas unos cuantos, estas brigadas médicas y educativas cubanas han sido fundamentales para el desarrollo de gobiernos socialistas, modelados bajo la influencia de La Habana. Los médicos cubanos, en muchos casos con credenciales y experiencia cuestionable, no solo brindan atención sanitaria, sino que también actúan como emisarios ideológicos, extendiendo la influencia del régimen cubano de manera discreta pero efectiva.
El cambio estratégico de Cuba de exportar guerrillas armadas a enviar “soldados ideológicos”, ha sido muy exitoso a largo plazo. Como señala María Werlau en La intervención de Cuba en Venezuela: Una ocupación estratégica con implicaciones globales, al igual que controlar la narrativa en las aulas, los medios de comunicación y los espacios culturales, donde esta herramienta ha sido mucho más poderosa que los intentos fallidos de crear focos guerrilleros en la región.
Las tácticas cubanas han dejado una huella profunda tanto en América Latina como en Estados Unidos. En América Latina, países como Venezuela, Nicaragua, Colombia y muchos más, continúan siendo influenciados por líderes formados por el régimen cubano, quienes han adoptado el socialismo y el marxismo como modelos de gobierno. En Estados Unidos, el marxismo cultural ha echado raíces en instituciones académicas y movimientos sociales, generando debates que reflejan la creciente influencia de la ideología marxista en la cultura y la política.
Como ejemplo claro de la injerencia cubana en Estados Unidos vemos el caso de Ana Belén Montes, analista de defensa estadounidense que espió para Cuba durante más de 16 años. Fue arrestada en 2001 y acusada de proporcionar información clasificada a la dictadura cubana, lo que demuestra el alcance de la infiltración cubana en las instituciones estadounidenses. Aún más reciente, el pasado diciembre de 2023, el embajador Manuel Rocha, diplomático estadounidense, fue arrestado por colaborar con agentes cubanos por más de cuatro décadas, ilustrando la sofisticación y vigencia del espionaje cubano en Estados Unidos.
Comprender las raíces del marxismo cultural y el rol de Cuba en su expansión es esencial para analizar las dinámicas políticas actuales. A través del espionaje, la diplomacia cultural y la subversión ideológica, Cuba ha desempeñado un papel clave en la difusión del marxismo en el hemisferio occidental. Reconocer estos antecedentes históricos es fundamental para entender las batallas ideológicas que siguen librándose hoy en día en América Latina y Estados Unidos. Razón por la cual “Cuba Matters” y no debemos ignorar su papel para poder combatirlo debidamente.