La ONU abraza la causa venezolana

Venezuela fue uno de los temas estelares de la Asamblea General en medio de los grandes conflictos que enfrenta el mundo

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En la Asamblea de la ONU, el régimen de Maduro quedó derrotado (EFE/SARAH YENESEL)
En la Asamblea de la ONU, el régimen de Maduro quedó derrotado (EFE/SARAH YENESEL)

Durante esta semana, fuimos testigos de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. Esta es una instancia que reúne anualmente a los jefes de Estado y de Gobierno de todos los países que forman parte de la ONU, con el propósito de discutir las grandes problemáticas que aquejan a la humanidad. Una de las pruebas más fehacientes de que el tema venezolano se ha convertido en un asunto de interés global fue el hecho de que prácticamente todos los jefes de Estado de América Latina se refirieron a la situación del país, tras el 28 de julio.

Venezuela fue uno de los temas estelares en medio de los grandes conflictos que enfrenta el mundo. Prácticamente, ocupó el mismo interés que la guerra en Ucrania o el conflicto en Gaza o incluso el cambio climático, lo que nos indica que Occidente está entendiendo que resolver la crisis venezolana es un asunto de vida o muerte para el futuro de toda una región.

Los presidentes de Chile, Argentina, Paraguay, Honduras, República Dominicana, Uruguay, Costa Rica, Panamá, Estados Unidos e incluso la primera ministra de Italia, hicieron referencia en sus discursos a los acontecimientos en Venezuela, exigiendo que se publiquen los resultados electorales, se respete la voluntad popular y se detenga la represión contra los venezolanos. Destaco las palabras del presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, quien dijo: “Llegó la hora de actuar por Venezuela”. En el marco de la ONU, también se emitió un comunicado firmado por 31 países, en el que destacaron la gesta cívica del 28 de julio por parte de los venezolanos y solicitaron al régimen que detenga la represión y los arrestos contra la sociedad civil, especialmente contra los niños. Dicho comunicado fue firmado por Argentina, Australia, Austria, Bosnia y Herzegovina, Canadá, Costa Rica, Croacia, Dinamarca, República Dominicana, Estonia, la Unión Europea, Alemania, Guatemala, Guyana, Hungría, Irlanda, Italia, Kosovo, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Panamá, Perú, Portugal, Eslovenia, España, Suecia, Ucrania, Reino Unido y Estados Unidos.

Por último, no podemos olvidar el contundente informe que dio a conocer la Misión de Determinación de los Hechos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. En este, la misión independiente subrayó que, en el marco de las protestas, hubo “25 personas muertas, un número muy alto de personas detenidas, incluidos niños y personas con discapacidad, y varias personas fueron víctimas de desaparición forzada”. Además, agregó que los detenidos fueron sometidos a una serie de métodos de tortura, como puñetazos, golpes con planchas de madera o con bates envueltos en espuma, descargas eléctricas, asfixia con bolsas de plástico, entre otros vejámenes.

De manera que, en la Asamblea de la ONU, el régimen de Maduro quedó derrotado y su intento por enfriar la situación del 28 de julio no surtió efecto. Por el contrario, los países siguen firmes en el planteamiento de que se respete la voluntad popular y en el hecho de que en Venezuela tenemos un presidente electo, que se llama Edmundo González. Ahora, más que nunca, es necesario elevar la presión internacional, adoptando medidas como la que recientemente tomó la justicia argentina al investigar y procesar a Maduro y su grupo por crímenes de lesa humanidad. La jurisdicción universal es un mecanismo al alcance de todos los países para hacer que la dictadura venezolana rinda cuentas por las violaciones a los derechos humanos.

Otra forma de ejercer presión es solicitando al fiscal de la CPI que acelere el proceso de investigación y emita cuanto antes órdenes de arresto contra Maduro y su camarilla. De igual manera, los países deben comenzar a reconocer a Edmundo González como lo que es: presidente electo de Venezuela. Las resoluciones de los congresos de España, Colombia, Costa Rica, entre otros, son pasos significativos, pero necesitamos que esto escale a nivel del poder ejecutivo y que haya acuerdos entre las derechas y las izquierdas de los países para no titubear en llamar a Maduro dictador.

Hoy el mundo libre requiere revisar sus mecanismos de lucha y protección de la democracia a nivel global. Los premios y castigos, los incentivos y sobre todo los instrumentos que se ha dado Occidente para consolidar la democracia.

Lo importante ahora es que los países entiendan que lo peor que puede pasar es que no pase nada. Cruzarse de brazos ante la violencia de Maduro no es una opción. La migración comienza a acelerarse en la medida en que la gente siente que Maduro continúa avanzando con la represión sistemática, y los países de América Latina ya se encuentran a las puertas de un nuevo éxodo de venezolanos sin precedentes. Pero eso es lo que vemos. También estamos frente a un Maduro aliado con países como China, Rusia, Cuba e Irán. Maduro quiere ser parte protagónica de ese club de dictaduras y está convirtiendo a Venezuela en un santuario para que esos países desestabilicen América Latina. Esto no se trata solamente de un tema de los venezolanos; estamos frente a un cuadrante geopolítico que puede definir el devenir de Occidente.

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