El ex presidente Donald Trump ya prácticamente tenía asegurada la elección de noviembre luego de la penosa performance del presidente Joe Biden en el debate de julio, seguido del intento de asesinato en el rally de Butler, Pensilvania. Si algo más necesitaban los votantes indecisos para convencerse era esa imagen de un Trump indestructible levantando su puño al grito de “lucha”frente a un Biden totalmente debilitado.
Pero los cisnes negros existen y pueden cambiar la historia. El bajarse Biden de su candidatura presidencial el 21 de julio, el timing de hacerlo una vez concluida la Convención Republicana y el momentum ganado por Kamala Harris tras la acertada y rápida decisión del partido demócrata de alinearse detrás de su candidatura habiendo aprendido de la historia, ha cambiado las variables, transformando la elección en muy reñida. Cualquiera de los dos candidatos puede llegar a la Casa Blanca. Según una última encuestas elaborada por el New York Times/Siena dada a conocer esta semana, Trump estaría aventajando a Harris tan sólo por 1 punto de diferencia con el 48% de la intención de votos.
Biden fue empujado por referentes de su propio partido y donantes a bajarse de su candidatura, pero lo hizo finalmente en el timing perfecto dejando desorientado a Trump y a su partido republicano en jaque. Aun no encuentran la vuelta de como erosionar a esta nueva candidata. Además al haberlo hecho finalizada la Convención Republicana, Trump quedó atrapado con su elección de un vice presidente como J.D.Vance, que a mi juicio no fue la mejor, ya que no ayuda a ampliar su base sino mas bien profundiza su visión sin atraer a votantes más moderados tan necesarios para ganar esta elección.
Seguramente seleccionar a alguien tan joven de 39 años, sin mucha experiencia en política tuvo más que ver con su experiencia con Mike Pence a quien considera un traidor, buscando esta vez lealtad y gratitud. También hay que tener en cuenta que en el momento de su elección pensó que arrasaba en los comicios , pero las cosas cambiaron y seguramente hoy se inclinaría por otro candidato. Por su parte, Harris eligió a un compañero de fórmula con orígenes similares a los de J.D.Vance pero con más experiencia en todo. Walz, de 60 años, gobernador de Minnesota, representa ese interior de Estados Unidos que hoy apoya más la candidatura de Trump, pero que los demócratas quieren y necesitan atraer. Y definitivamente con su elección, que fue acertada, lo logró. Según encuestas de Pew sus números en este segmento subieron en relación a los que tenía Biden.
La Convención Demócrata fue una gran fiesta y demostración de unidad al igual que la republicana. Kamala Harris ganó momentum impulsada por el entusiasmo, el caudal de dinero recaudado, el apoyo de la prensa. La alineación de su partido detrás de su candidatura fue inmediata. Tanto los Clinton como los Obama, y otras tantas figuras relevantes del partido demócrata como Nancy Pelosi, salieron inmediatamente a apoyarla. Pero aun así, no ha sabido aprovechar esta luna de miel de unos casi setenta días. Se ha estancado en las encuestas sin poder seguir acelerando ese gran entusiasmo que provocó su candidatura al comienzo. Tuvo la oportunidad hace algunos días en una entrevista muy esperada concedida a la cadena CNN, pero la perdió ya que si bien no le restó, tampoco le sumó. Llegó a un número máximo de votantes del cual no logra moverse. Tampoco logró aumentar intención de voto entre latinos que se mantiene en un 52%, y los afroamericanos en un 80% que son los mismos números que tenía Biden. Sí, en cambio, logró incrementar el número de votantes entre el electorado blanco de trabajadores del interior. Según estas mismas encuestas del New York Times/Siena , el ex presidente Trump sigue manteniendo el 42% del voto latino y el 14% del voto afroamericano, algo que sigue representado el más alto nivel de apoyo de estos segmentos a un candidato del partido republicano desde la promulgación del Acta de derechos civiles de 1964. Esto no es una buena noticia para Harris.
El peor enemigo de Trump es Trump. En el debate deberá cuidarse de él mismo aunque le resulta una tarea casi imposible. Su equipo trata de que se controle sin ningún tipo de éxito. Quedó demostrado en su discurso de hora y media en el cierre de la Convención Republicana donde empezó con un discurso conciliador y moderado que duró sólo media hora para seguir con el discurso agresivo que lo caracteriza. Por otro lado ya no cuenta con la carta de ser el candidato nuevo como lo fue en el 2016. Ya fue Presidente y ya perdió una elección.
Harris por su parte, intenta mostrarse como lo nuevo, el cambio que los americanos tanto anhelan, pero se olvida que es la vicepresidente del actual gobierno con sus aciertos y sus errores. Se le va a hacer difícil en el debate porque no quiere criticar a su mentor, el presidente Biden, pero necesita despegarse de él para poder causar un buen impacto y avanzar. Ya fue candidata a presidente por el partido demócrata en el año 2020 y debido a sus agresivas participaciones en los debates contra Biden en la interna, su estelar carrera perdió tracción y fue una de las primeras en tener que dar de baja su candidatura por la falta de apoyo. Pero en este debate su contrincante se caracteriza por la agresión y pertenece al partido contrario con lo cual habrá que ver que posición adoptara. Si por una versión más agresiva donde su experiencia como fiscal de distrito le puede servir frente a un ex presidente acusado de 92 delitos y ya condenado por más de 30, o una Harris que se muestre más focalizada en los problemas del americano común. Quizás una combinación de ambas sería lo ideal para desestabilizar a Trump y hacer que caiga en su propia trampa propinándole alguna grosería que lo deje mal parado. Trump diariamente propina insultos a Harris en su plataforma Truth Social. La llama marxista radical, incapaz, incompetente, realmente tonta, loca, de bajo coeficiente intelectual, falsa y completamente fría, incapaz de poner dos oraciones juntas, incapaz de hablar apropiadamente sin un teleprompter, lunática de la izquierda radical, muy estúpida, peor que Biden. Le ha costado ponerle un sobrenombre, pero finalmente lo ha encontrado. Ha decidido llamarla “Camarada " identificándola con el marxismo. Por su parte, Harris postea en X donde lo define como un hombre poco serio e incapaz de comprender nada más allá de lo que esté al servicio de sí mismo. También ha posteado una frase que repite constantemente: “Conozco el prototipo de Donald Trump ya que como fiscal me he enfrentado a depredadores, tramposos y estafadores”. Probablemente algo de todo esto salte en el debate.
Harris es más fuerte en tema aborto y valores democráticos, mientras que Trump saca ventaja en temas hoy muy relevantes para los americanos como la economía que se ha visto erosionada por la inflación y las altas tasas de interés, el tema de la inmigración y las fronteras que también ha sido una debilidad grande de este gobierno, la seguridad y la política exterior .
En esta elección tan particular se ha dado también que dos familias tradicionales republicanas de raza y trayectoria han dado su apoyo a Kamala Harris. Unos han sido los Cheney, y otros, los McCain. Dick Cheney fue vicepresidente de George W. Bush y secretario de defensa de Bush padre. Su hija Liz , ex congresista, fue la que llevó adelante el juicio político contra Trump por la insurrección del 6 de enero del 2021. Por ese motivo perdió su escaño en las elecciones siguientes. Ambos hicieron público hace días que votarán por la candidata demócrata. La familia de John McCain, ya fallecido, quien fuera senador y candidato a presidente por el partido republicano en las elecciones del 2008 donde perdió contra Barack Obama, también los siguió.
Del lado de los demócratas también tuvieron su pase. Uno de los Kennedy apellido demócrata por excelencia, Robert Jr. decidió bajarse como candidato independiente para darle su apoyo a Trump.
Según Allan Lichtman, profesor de historia de la American University en Washington DC quien ganó el apodo de Nostradamus por sus 40 años de aciertos en sus predicciones de elecciones presidenciales en Estados Unidos, a excepción de las elecciones del 2000 donde Bush le gana a Al Gore por una diferencia de 3000 votos, vaticinó hace algunos días en una entrevista en el New York Times un triunfo de Kamala Harris. Yo tengo mis dudas. Pero la única certeza hoy es que será una elección muy reñida donde los llamados “swing states”, en especial Pensilvania y Georgia y Carolina del Norte definirán una vez más la elección este 5 de noviembre.