Claves para comprender el desembarco del Grupo Wagner en Venezuela

El controvertido ejército privado ruso amplía su influencia en América Latina para fortalecer regímenes aliados y asegurar intereses estratégicos en la región

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Miembros del contratista militar privado del Grupo Wagner sentados en un vehículo en Rostov del Don, Rusia (AP Photo, File)
Miembros del contratista militar privado del Grupo Wagner sentados en un vehículo en Rostov del Don, Rusia (AP Photo, File)

El Wagner Group fundado por Yevgeny Prigozhin y Dmitry Utkin en 2014 se ha instalado en Venezuela, anunciando así que Rusia prestará apoyo informativo, logístico y militar al ilegítimo régimen de Nicolás Maduro. Sus efectivos han participado en las misiones represivas desatadas contra manifestantes pacíficos por el régimen de Venezuela a partir de su fracasado intento de fraude electoral acaecido el 28 de julio.

El grupo creado como cuerpo militar “privado” tiene como objetivo fundamental facilitarle a Rusia la intervención militar en países y regiones de su interés geopolítico sin tener que empeñar sus recursos materiales y confrontar el repudio del mundo o acusaciones de violación del derecho internacional.

Este ejército mercenario sirvió a Rusia para intervenir en Siria sin dejar huellas de su presencia y, por lo tanto, no confrontar las sanciones del mundo cuando Wagner utilizó armas químicas proscritas por las Naciones Unidas contra la población civil.

Desde su creación, el Grupo Wagner llevó la impronta de Vladimir Putin. Su talento geopolítico unido al conocimiento del oficio del espionaje y de las tácticas represiva, le llevó a la conclusión de que una banda mercenaria que gozara del apoyo de las redes de inteligencia y espionaje de las fuerzas armadas de Rusia podría constituirse en el complemento perfecto de sus planes de expansión geopolítica.

Para él era menester recomponer el mapa de penetración del Sur Global que prevalecía durante la existencia de la Unión Soviética. Ese mapa les otorgaba prioridad a dos regiones: África y el Medio Oriente.

El presidente ruso, Vladimir Putin (Europa Press/Contacto/Alexander Kazakov)
El presidente ruso, Vladimir Putin (Europa Press/Contacto/Alexander Kazakov)

África representa un conducto para incidir sobre la política europea ya que las materias primas con que trabajan las empresas de esa región son extraídas de ese continente. El Medio Oriente constituye el mejor canal de intercambio con el terrorismo internacional y, a través de este, se abren múltiples posibilidades para presionar a Europa y a los Petro estados.

La participación del Grupo Wagner en la invasión de Ucrania facilitó el ataque ruso. Porque gracias a las masivas violaciones de los códigos internacionales de guerra y de los derechos humanos en que incurrió logró aterrorizar a la población.

También le permitió al gobierno Ruso mantener la represión interna sin tener que distraer los recursos del despliegue bélico. Y así Rusia ha logrado controlar a sus habitantes al tiempo que ejecuta una destrucción macabra de la infraestructura vital de su vecino.

Según los fundadores del Grupo Wagner, su ejército hubiera destruido a Ucrania hace muchos meses si no hubiera sido por la torpeza del ejército ruso. Este descontento los llevó a alzarse contra el Kremlin y lanzarse a la toma de Moscú. Sin explicación alguna, el alzamiento fue paralizado por Prigozhin y Utkin antes de llegar a Moscú. Ambos partieron para Bielorrusia y más tarde se reunieron con Putin y personeros del Kremlin, antes de abordar el avión que los llevaría a la muerte.

Expertos en asuntos militares indican que la misión del Grupo Wagner es mantener el flujo de materias primas de África a Rusia. Para ello sirve de pilar militar a los más crueles déspotas que gobiernan en Chad, la República Centroafricana, Libia, Mali y Sudán. Y el método de pago es la participación en la explotación de los recursos naturales.

Al fallecer Prigozhin y Utkin, el gobierno ruso acometió la restructuración del cuerpo denominándole el Africa Corps. Fuentes bien informadas aseguran que el control del extinto Grupo Wagner pasó entonces al general ruso Andrey Averyanov, jefe de una unidad de servicios secretos que se especializa en la planificación de asesinatos de enemigos de Rusia, como fue el caso del intento de envenenamiento de Sergei Skripal en Salisbury, Reino Unido.

El desembarco en Venezuela obedece a dos objetivos rusos. El primero es impedir que un cambio de régimen les prive de las jugosas compras de armas del ejército bolivariano. El segundo es mantener con vida al régimen de La Habana, asegurándole el suministro petrolero.

Cuba es una peón importante en el ajedrez para los servicios de espionaje y de movilización de activos pro-rusos en los Estados Unidos. Algunos expertos afirman que estos servicios de observación y entrenamiento de activos tuvieron mucho que ver con la preparación del ataque a las Torres Gemelas en 2001.

En Venezuela, el Africa Corps podrá jefaturar la explotación de oro, coltán y otros minerales clave para la industria electrónica. Tendrá por ello que enfrentarse al ELN, Las FARC disidentes y otros grupos mafiosos. Lo cual no pareciera presentar mucho problema para este ejército privado de apoyo a Rusia.

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