A la espera del domingo

En Venezuela hay liderazgo, inteligencia, más planificación que en pasadas coyunturas y mucho coraje para salir por fin de este marasmo lamentable

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La líder opositora, Maria Corina Machado, en el cierre de su campaña en Caracas (Photo by Gabriela ORAA / AFP)
La líder opositora, Maria Corina Machado, en el cierre de su campaña en Caracas (Photo by Gabriela ORAA / AFP)

Recorro Caracas y trato de palpar en el aire los sentimientos de mis conciudadanos. Apenas llegué hace dos días, después de unas seis semanas viendo el proceso electoral a la distancia. Es un buen ejercicio para quienes vivimos de seguir la coyuntura. Y yo sigo este proceso chavista madurista desde antes de que llegara al poder y fuera abriendo el camino que nos llevaría a la destrucción de la modernización venezolana del siglo XX, e incluso la casi desintegración de la república y de la nación.

Mirando hacia atrás, no es la primera vez que las/os venezolanas/os hemos abrigado expectativas de un cambio político en estos veinticinco años. Pero no recuerdo que antes de esta coyuntura electoral que tantos factores se hayan ido combinando para darnos esta discreta brisa de expectativas optimistas que hoy capto por la ciudad. Comentarios cautelosos y un humor discreto.

Las fuerzas opositoras democráticas pueden sentirse satisfechas del trabajo realizado. Desde ese 22 de octubre cuando inesperadamente para muchos las/os ciudadanas/os hicieron largas colas en medio de la lluvia para depositar su voto en las elecciones primarias, un movimiento ciudadano ha ido germinando y creciendo, y hoy parece un alud indetenible que arrollará las resistencias autocráticas. ¿Cómo fue posible que pasáramos de tanta frustración y escepticismo a esta sensación de que está cerca el umbral que nos llevará a la transición democrática?

El Comité de Primarias fue la primera tarea difícil que se llevó a cabo de manera exitosa. Su composición con personas reconocidas por su ética, honestidad y compromiso, devolvió la fe en el poder del voto para transformar la realidad que sufrimos. El oficialismo y algunos dirigentes políticos opositores apostaron al fracaso de esta iniciativa y se equivocaron. Y ese primer error nos fortaleció y dio dirección a los siguientes pasos: emergió de allí una líder que en estos meses hemos visto moverse desde posiciones radicales y anti políticas, a un discurso y acción que ha venido aupando una creciente confianza de la sociedad en si misma. Hoy es la sociedad y su ciudadanía quiénes parecen darlo todo para que llegue la victoria el domingo y con ella la oportunidad de una transición negociada.

No todo ha sido planificación eficaz. El 22 de abril estuvo esta opción a punto de zozobrar. Faltando poco para la medianoche, la plataforma unitaria y la misma María Corina Machado no lograban registrar una candidatura que asegurara a la ciudadanía una opción confiable para el 28J. El gobierno jugó fuerte a que la oposición se dividiría, pero eso no pasó, segundo mal cálculo del oficialismo. Emergió una candidatura que nadie previó, pero que ha terminado por resultar parte de una dupla extraordinaria. María Corina Machado se pone al frente del liderazgo opositor, inteligente, aguerrida y valiente, mientras surge Edmundo González Urrutia como el candidato que exhibe características de potencial líder de la transición. ¡Voilá!, cuando uno trabaja bien, la suerte viene en nuestro auxilio.

Y llegamos a julio y esta magnífica campaña realizada por la oposición unitaria, donde cada día que pasa el oficialismo se ve más sin cable a tierra, inventando mentiras que nadie cree, obviando toda ley y pudor para debilitar la opción democrática; insultando a sus propios amigos y amenazando con producir violencia si no triunfa. Es Maduro un rey desnudo y malcriado.

Sí, aún falta el proceso de votación, que el oficialismo no cejará en ponerlo muy difícil. Pero pienso que la ciudadanía, la plataforma unitaria, Mará Corina Machado y Edmundo González Urrutia de alguna manera ya triunfaron en esta coyuntura. Maduro parece tener el sol a sus espaldas y ojalá los factores de poder que aún lo sostienen entiendan la nueva realidad que ha aparecido. Hay liderazgo, inteligencia, más planificación que en pasadas coyunturas y mucho coraje para salir por fin de este marasmo lamentable de un proyecto que hace ya décadas suscitó entusiasmo y se ha degradado hasta lo indecible. Estamos a la espera del domingo.

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