México decide si seguirá siendo satélite de las dictaduras castrochavistas

Las elecciones que afronta el pueblo mexicano no están libres de la intervención del castrochavismo

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López Obrador junto al dictador
López Obrador junto al dictador cubano Miguel Díaz-Canel (Mexico's Presidency/Handout via REUTERS)

Andrés Manuel López Obrador ha marcado su presidencia por la subordinación de México a las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua a costa de los intereses mexicanos, constituyéndose en un “gobierno para dictatorial”. Este 2 de junio el pueblo mexicano elegirá Presidente, 128 senadores y 500 diputados federales, cuyo resultado determinará si México continua al servicio de las dictaduras del socialismo del siglo 21 o castrochavismo con importantes consecuencias.

Un gobierno para dictatorial es “el dirigido por un presidente elegido democráticamente que somete a su país al servicio de las dictaduras para contribuir a su sostenimiento con acciones de legitimación y apoyo, incumpliendo obligaciones jurídicas internacionales y en perjuicio de los propios intereses nacionales”. Esta definición describe -entre otros- al gobierno de López Obrador, sometiendo a México a importantes perjuicios internos y poniendo la política exterior al servicio de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua.

Las dictaduras del socialismo del siglo 21 o castrochavismo -Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua- ejercen el poder mediante “terrorismo de Estado”, con presos políticos, persecución judicializada, exiliados, tortura, asesinatos, tráfico de personas, asesinato de reputaciones, migraciones forzadas, crímenes de lesa humanidad y son narcoestados. Es un sistema de “crimen organizado transnacional” que detenta el poder con impunidad y que interviene en todas las democracias de las Américas mediante conspiraciones, procesos de desestabilización y apoyo o participación directa en procesos electorales en los que pone candidatos que cuando llegan al poder se someten a su servicio como para dictatoriales.

Con la intervención electoral, el socialismo del siglo 21 logra instalar gobiernos en países democráticos o establecer oposiciones disruptivas con el propósito de destrozar la institucionalidad democrática y establecer -mediante procesos violentos y/o asambleas constituyentes- dictaduras. Los gobiernos para dictatoriales son contenidos en la ruptura democrática por la fortaleza institucional nacional, pero perpetran graves daños internos y son satélites de las dictaduras en política exterior como sucede hoy con los gobiernos de López Obrador en México, Petro en Colombia, Boric en Chile y Lula da Silva en Brasil (pasó Argentina con Fernández/Kirchner).

Las elecciones que afronta el pueblo mexicano no están libres de la intervención del castrochavismo que va desde la operación electoral con inalcanzables recursos económicos paralelos a los legalmente autorizados (como se ha confesado en Colombia con Petro), pasando por la manipulación digital, de prensa y propaganda a la amenaza y la agresión. Los procesos electorales están hoy grandemente expuestos por el crimen organizado manipulado por el castrochavismo y por la tecnología digital vinculada al intervencionismo ruso y chino, al servicio de las dictaduras de la región.

Entre las acciones notables de López Obrador a nombre y con los recursos de México y de los mexicanos está la subordinación a la dictadura de Cuba -jefe del grupo delictivo- con condecoración al dictador Diaz-Canel, contratación de médicos y personas bajo sistema esclavista a costa de los profesionales mexicanos, compra de piedras a la dictadura, entrega de petróleo bajo diversos subterfugios y más. Ha encubierto y protegido al dictador de Venezuela Nicolás Maduro, a quien recibió y no cumplió la orden de detención internacional con recompensa de 15 millones de dólares por delitos de narcotráfico y jefe del “cártel de los soles”, comprometiendo la fe del Estado mexicano para encubrir crímenes de lesa humanidad.

Cuando el dictador Evo Morales renunció luego de cometer fraude y varios delitos, López Obrador interviniendo en asuntos internos de Bolivia envió un avión de la Fuerza Aérea de México y propició su huida del país evitando el juzgamiento y condena que correspondían, sosteniendo a Morales enviándolo a Cuba y Argentina. En el caso de Nicaragua protegió y reconoció la fraudulenta elección en la que el dictador Daniel Ortega encarceló a todos los candidatos de oposición, cometió fraude para expulsar del país y retirar la nacionalidad a sus víctimas. La más reciente operación para dictatorial de México para favorecer al catrochavismo provocó el incidente diplomático con Ecuador al otorgar asilo a un condenado con sentencia ejecutoriada.

Los mexicanos decidirán con su voto y ellos y los pueblos de las américas podrían beneficiarse con la liberación de México de la condición de satélite para dictatorial de la dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua en la que ha postrado a este gran país el presidente López Obrador.

*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy

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