La decisión de Sofía: María Corina Machado ante la elección presidencial venezolana

Lo que enfrenta hoy la oposición en Venezuela se debe a que, como muchos lo anticiparon, Maduro una vez más no cumplió lo que acordó

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María Corina Machado en un
María Corina Machado en un acto en Carabobo (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)

La decisión de Sofia” (1982) es una conocida película protagonizada por Meryl Streep, donde una decisión del personaje interpretado es lo que le da sentido y nombre al relato. Quizás por su dramatismo, desde entonces pasó a ser equivalente a una decisión difícil, complicada y llena de consecuencias, semejante a la resolución “salomónica” del rey bíblico.

Es lo que enfrenta hoy la oposición antichavista en Venezuela, ya que como muchos lo anticiparon, Maduro una vez más no cumplió, esta vez no solo con la oposición lo que no es novedad, sino tampoco lo hizo con las seguridades que en Barbados le dieron a Washington sobre una competencia electoral limpia.

EEUU también está descubriendo que la negociación no es política, sino que el régimen lo hace con los códigos de la delincuencia organizada, como el Padrino y no como Maquiavelo, una mafia más que una ideología. Fue una falta de respeto, equivalente a la falta de disuasión frente a los hutíes en el Mar Rojo, pero la respuesta fue impropia de la gran potencia, ya que le pidió a dos amigos de Maduro que hablaran con él, Petro y Lula.

El chavismo fijó el 28 de julio como día de la elección, y cual Ortega nicaragüense insistió en la prohibición a María Corina Machado (MCM), toda vez que después de su 92% en las primarias nadie dudaba que lo derrotaría en las urnas, decisión confirmada por el Consejo Electoral que informó que MCM tenía “prohibición para ejercer cargos públicos”.

En Venezuela es el Consejo Nacional Electoral, es decir el régimen, quien determina quien participa y quien no, ya que decide cuales son las organizaciones políticas validadas para competir, y es así como el partido de MCM, Vente Venezuela lo intentó varias veces, pero nunca obtuvo el visto bueno, cuya importancia es que las postulaciones las hacen los partidos más que individualmente los candidatos, por lo que la prohibición alcanza tanto a ella como a su movimiento. Esa es la trampa que ha instalado el régimen para domesticar a la oposición que se resiste a esas reglas del juego, y para sacar de carrera a quienes pueden ganarle, estrategia que le ha dado resultado en el pasado, con quienes se ven obligados a negociar o también con quienes, aunque han ganado, encontraron demasiado alto el costo de defender el resultado real, lo que es comprensible, ante la falta de apoyo internacional.

Más aún, después de la inscripción, entre el 1 y 28 de abril, los partidos pueden solicitar cambios, modificaciones o sustituciones, pero siempre pasando por los mismos controles, es decir, el veto como espada de Damocles. Es también lo que puede surgir de las filas de quienes dicen todavía respaldar a MCM, pero considerando experiencias en el pasado, podrían estar en estos mismos instantes negociando con Maduro.

Una mujer deposita su voto
Una mujer deposita su voto en un centro electoral, en Caracas (EFE/Rayner Peña R./Archivo)

De ahí el título de esta columna. Por cierto, no es igual a la película, pero en Venezuela es tan difícil como el cuento del cuchillo, ese que si me lo meten me matan y si me lo sacan, me muero. En condiciones normales, con la legitimidad del triunfo en las primarias y el comprobado arrastre en las calles, yo no dudaría en decir que la oposición debe desafiar a Maduro y seguir adelante con la candidatura, pero evidentemente no hay unanimidad en esa posición, ni en Venezuela ni en el exilio.

No olvido que fueron personas que se llamaban a sí mismas “opositoras” las que hicieron la primera presentación para inhabilitar a MCM, sumadas a las voces que ahora dicen que no hay alternativa a hacerle caso a la dictadura, por lo que hay que buscar otra/o candidato, algunos en susurros, otros a viva voz, pero que reflejan una realidad desde que apareció Chávez, políticos (y empresarios) que son una “oposición” funcional al régimen, y al servicio (¿recompensado?) de este, evidenciado también en algo que ha estado presente en muchas elecciones, candidaturas que no cumplen otro rol que dividir el voto opositor.

Sin embargo, confío en MCM, sus cualidades de no transigir con el régimen y haber sido una opositora siempre consecuente, que fue en definitiva lo que premiaron los venezolanos en las primarias y lo que aplaude la gente en las calles. Confío en ella y que su decisión sea la correcta, que no le va a dar el gusto a Maduro de decidir por ella. Se puede resentir la unidad opositora, pero de verdad ésta tampoco abunda hoy y quizás ha sido uno de los principales problemas opositores desde Chávez.

Por cierto, entiendo que la decisión no es fácil, ya que enfrente tiene una dictadura controlada desde La Habana, quien no duda en utilizar la represión, por lo que hasta la vida se juegan los opositores más decididos, como está siendo probado en esta última ola represiva, con especial acento en los asesores de candidatos como la propia MCM, en activistas de derechos humanos como lo demuestra la detención de Rocío San Miguel y un largo brazo relacionado con las fuerzas armadas, como se prueba en el asesinato en Chile del teniente Ronald Ojeda, a quien se le había otorgado allí refugio político.

Sin embargo, de seguir adelante como parece ser la voluntad de MCM, esa decisión le va a dar libertad para deshacerse del lastre que significa contar como “opositores” a quienes no lo son de verdad, con lo que su objetivo va a quedar más claro como también su diferencia con otros candidatos, en el sentido que lo de ella no solo va a ser derrotar en las urnas al dictador, sino también deshacerse de la dictadura, ya que abundan en la historia de América Latina (AL) los que se han equivocado, en el sentido que cae la persona, pero no se acaba el régimen, sirviendo de ejemplos, Nicaragua después de la victoria de la Sra. Violeta Chamorro, y en fechas más recientes, Bolivia, donde se fue Evo Morales, pero regresó su partido para cambiar la narrativa, y lo que fue en verdad una huida se transformó a treves de jueces venales en un “golpe de estado” y Jeanine Añez que lo reemplazó por el orden constitucional fue condenada a 10 años de prisión. Injusto, violación de todo debido proceso, pero así ocurrió ante demasiado silencio internacional.

Lo que pasa es que en Caracas hay una dictadura de delincuencia organizada, con el control militar del Cartel de los Soles y la presencia del G-2 cubano, ese régimen no va a caer por una simple elección como tampoco por un fallo de la Corte Penal Internacional (CPI), a donde acudió la familia del teniente Ojeda como también un juez federal argentino archivó la causa abierta en ese país para investigar los crímenes de la dictadura venezolana, instruyendo la remisión del expediente a La Haya.

A diferencia de la Corte Internacional de Justicia que juzga los litigios entre Estados, la CPI lo hace con personas. Es una causa que ha caminado lento, pero bien, todavía en el promedio de la justicia internacional, logrando superar todas las etapas que fija el llamado Estatuto de Roma, por lo que va camino a ser el primer fallo relativo a AL, y lo logrado da base para ser optimista que Nicolás Maduro va a ser condenado.

A pesar de que un argentino juró como su primer fiscal (2003), al sistema en su conjunto le costó entender la naturaleza del castrochavismo, su carácter radicalmente antidemocrático y violador de los derechos humanos, por lo que esencialmente se ha concentrado en África, lo cual es una crítica permanente pero basadas en hechos, como también lo es que, para AL, la CPI ha sido una carrera de obstáculos.

Nicolás Maduro (AP)
Nicolás Maduro (AP)

En cierto modo, ha seguido la suerte de la Carta Democrática de la OEA (2001), que es un tratado constitutivo del sistema americano y que dispone que los pueblos tienen derecho a la democracia, pero en su aplicación práctica ello no se ha traducido en acciones contra las dictaduras, y no solo por la solidaridad entre ellas, sino también por gobernantes electos democráticamente pero que apoyan al castrochavismo como fue el kirchnerismo en Argentina o como lo son Lula en Brasil y López Obrador en México, o por la posición muchas veces ambigua de Estados Unidos.

Lo que ocurre es que el sistema interamericano tiene una respuesta automática si surgieran dictaduras militares como las de la segunda mitad del siglo pasado, pero no la tiene para dictaduras como la venezolana, y ello ha afectado a la oposición democrática a Maduro, a la cual le ha costado recibir solidaridad de los gobiernos de la región. Al respecto, soy testigo del fracaso de la gestión de demócratas venezolanos para que en Chile Boric y la ex presidenta Bachelet recibieran una llamada telefónica de Machado, quien quería advertirlos de lo que se venía en su contra.

A MCM no le queda otra que seguir adelante. Aunque acuda a la justicia, no se ve posible que en dictadura pueda ganar o que sus argumentos para competir sean respaldados por los rectores del Consejo Electoral, ya que son órganos clara y distintivamente chavistas. Como esa es una realidad asumida, lo peor sería que apareciera algún participante en la primaria que ganó MCM, presentándose ahora ante ese Consejo para bloquear otra(s) candidatura (s) competitivas, reforzando así a Maduro. Improbable, pero claramente posible, de acuerdo con el sistema del cual profita esa forma de corrupción presente en quienes se llaman a sí mismos “antichavistas”, pero que son funcionales al régimen dictatorial.

Si sigue adelante, desafiando al régimen y escuchando a la gente más que a los intereses políticos de personas que negocian con ellos, a MCM se le abre la oportunidad de desprenderse del lastre que significa ese grupo que no es ni oposición ni demócrata, y continuar construyendo una relación emocional con venezolanos, dentro y fuera del país, cansados de excusas y equivocaciones.

Para la decisión que tome, un problema lo representa una decisión tomada por la oposición en el pasado, cuando se retiró de unas elecciones creyendo que así deslegitimaba al régimen. Fue un error, ya que el órgano fue llenado con chavistas. Por su parte, tampoco sirve lo simplemente testimonial, que no conmueve ni preocupa a la dictadura.

Hoy, la diferencia es que MCM es la lideresa de un movimiento de masas como Venezuela no conocía hace muchos años. Es una oportunidad para separar al régimen chavista de parte de su base de sustentación, aquella que le tiene miedo al cambio por la incertidumbre que trae consigo, y que representa a quienes profitan del régimen, que en lo internacional incluye a China y Rusia, y en lo nacional, a instituciones judiciales o electorales y a altos mandos policiales y militares, como también a la boliburguesía.

Aparece como el momento para abordar el escenario internacional, ya que además de Putin y Xi Jinping, el régimen también tiene apoyos ideológicos en AL y Europa que todavía reciben la influencia cubana y de ideas como “socialismo del siglo XXI”, más allá de los Garzón o Rodríguez Zapatero a sueldo. Por otro lado, no hay que olvidar que hubo un grupo numeroso de países que respaldaron el fracasado intento de poder alternativo de Juan Guaidò, al cual la misma oposición le puso fin por su irrelevancia.

Sobre todo, a MCM se le aparece la posibilidad de ensayar algo nuevo con EEUU, ya que hoy la oposición venezolana debiera estar consciente que no le va a solucionar su problema, por lo que, aunque ya no esté Juan González de asesor principal (¿o único?) de Biden, el tema de fondo sigue siendo superar el hecho que Washington no es confiable en año electoral.

La realidad es que la elección no va bien para los demócratas, que EEUU no tiene desde hace mucho tiempo una política de Estado para AL y que se intentó a la fuerza con la presencia de Duque y Piñera en Cúcuta, Colombia, y el fracaso del enviado de Trump Elliot Abrams en lograr que Padrino y los militares apoyaran esa salida, fundamentalmente por el tema de una futura judicialización para ellos por violación de derechos humanos y por tráfico de drogas.

El hecho que EEUU carezca hoy de una política de Estado hacia la región, es quizás también una oportunidad para que MCM participe en lo que en adelante se haga. De partida, creo que con una elección cuesta arriba, ahora no se trasladará la realidad interna de EEUU a AL donde en años recientes en Brasil hubo distanciamiento de Bolsonaro para apoyar sin reservas a Lula, cuya respuesta no ha sido la esperada, al acercarse a adversarios como Rusia, China o Irán, es decir, Lula siendo Lula.

En Venezuela, EEUU ya decidió que no va a responder a la bofetada chavista post Barbados, pero todavía puede hacer mucho para que al menos no sigan riéndose. Al respecto, lo mejor que podría hacer MCM es desde ya ser alternativa a Maduro en la escena internacional, y conversar con Rusia y China. Creo que sería la forma más efectiva para que Washington reaccione en su favor, aunque creo que no va a evitar que con chinos y rusos se deba conversar lo que más les interesa, las deudas, ya que va a ser inevitable que en democracia Venezuela renegocie, siendo irreal pensar que no se va a pagar.

Es una realidad que hoy Washington piensa más en petróleo que en democracia, por lo que este tema no puede dejar de estar presente en la conversación con EEUU, sobre todo, con petroleras estadounidenses en Guyana y con un fallo reciente de un juez norteamericano que va en contra de los intereses venezolanos en Citgo, la filial de PDVSA.

Para tener claridad en torno a lo que EEUU puede hacer, un flashback al pasado es útil. En 1989 unos pocos granos envenenados de uva chilena fueron descubiertos en el puerto de ingreso, por lo que la consecuencia inmediata fue la paralización de todas las exportaciones agrícolas a Estados Unidos. En la época, una de las versiones indicaba que fue una intervención de la CIA por instrucciones del gobierno, con la idea de enviar un mensaje, que si alguien en Chile pensaba intervenir a favor de Pinochet no debería hacerlo, ya que un plebiscito había tenido lugar y había rechazado al general. El mensaje fue muy claro y fue escuchado por el régimen y también por el empresariado, facilitando una negociación con fuerzas prodemocracia para dar paso a una muy exitosa transición.

Nada indica que hoy Washington quiera hacer algo semejante, pero de todas maneras MCM debe actuar desde ya como una lideresa que camina a la presidencia desafiando a todo nivel a Maduro, y si va a hacerlo a nivel internacional debe hacerlo con mayor razón a nivel nacional, es decir, que también lo haga con los jueces, justicia y electorales, con el empresariado en general y también con la boliburguesia para pedirles que se comprometan con la democracia, con ella y el futuro. También para reducir sus temores en torno al futuro cercano.

Por cierto, no se debe evitar el tema que preocupa a policías y oficiales de fuerzas armadas, el elefante en la cristalería, el tema de la violación de derechos humanos, ya que basta que en democracia se adopte la legislación internacional, para que pierda toda vigencia una posible amnistía, al ser delitos imprescriptibles. De hecho, en AL no hubo una actitud uniforme para este problema, variando de país a país la solución, fuera en Argentina, Brasil, Chile o Uruguay.

Y si de experiencias comparativas se trata, lo más probable es que en Venezuela la transición no sea un acto dramático, repentino, único, sino un proceso, lleno de decisiones que no son en blanco y negro, de ahí la importancia que la imagen de MCM como futura autoridad se agregue a lo ya ganado recorriendo el país más el triunfo en las primarias, lo que le permite hablarle a las familias en temas como el regreso de tantos que debieron emigrar, con el detalle de las políticas que se proponen.

En otras palabras, apelación a la emoción tanto como a la lógica, conversando con los venezolanos, estén donde estén, en forma directa y no a través de la intermediación de dirigentes políticos en quienes simplemente no hay confianza. En cierto modo, la intransigencia en torno a lo que es correcto e incorrecto, de lo que es verdad y mentira, esas distinciones básicas que llevaron a MCM a su lugar actual, tanto en lo bueno como en lo malo (apoyo popular versus persecución dictatorial), por lo que no es el momento para que ella cambie su forma de ser.

María Corina Machado saluda a
María Corina Machado saluda a seguidores en un acto (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)

La realidad desapasionada nos muestra que hoy el apoyo de AL, EEUU o Europa es insuficiente a los demócratas venezolanos, mientras que China, Rusia e Irán respaldan a Maduro sin fisuras. A nivel interno, la realidad es que el régimen una vez más mintió y que las elecciones no van a ser limpias, por lo que hay que cambiar un libreto con final poco grato.

Se necesita a MCM para quebrar la inercia, pero en la recta a julio debe ser un liderazgo con iniciativa, uno que complique al régimen, uno que se presente como gobierno futuro y que actúe como tal, uno que haga lo posible para establecer una perspectiva distinta para EE. UU. a partir de sus intereses actuales, uno que haga lo posible para distanciar al régimen de sus apoyos internos y externos, uno que discuta desde ya con las petroleras internacionales y con Washington lo que más les interesa hoy, que Venezuela regrese como gran productor petrolero, pero incorporando el punto de vista de sus inversiones como parte de ese esfuerzo nacional, incluyendo posibles privatizaciones, así como transparentando que del petróleo van a salir los fondos para pagar deudas con Moscú y Beijing.

Y, sobre todo, uno que tenga presencia masiva en las calles, ya que, sin esa presión, nada de lo anterior va a ser suficientemente creíble.

Siempre el mejor lenguaje va a ser el de la seriedad y el de la verdad, y si no todo se puede decir públicamente, es importante que lo tengan claro quiénes van a encabezar una transición que va a ser cualquier cosa, menos un lecho de rosas. Ello pasa por hablar desde ya del escenario que vendrá después de Maduro, es decir, una lideresa empoderada y con certezas sobre el gobierno que hará.

MCM ya sabe cómo hablarles a los venezolanos, ahora el lenguaje también tiene que ser el que les interesa a los distintos poderes internacionales, como también en lo nacional, a policías y militares.

Los caminos para llegar al futuro pueden ser variados y MCM es sinónimo de una esperanza que no puede ser restringida a solo blanco y negro, ya que también existen otros colores. Venezuela no solo es importante para sus ciudadanos, sino que, para todos, ya que Chávez originó un retroceso democrático en la región, y apoyado por Lula y su Foro de Sao Paulo como también por la indiferencia de Washington, no solo permitió la sobrevida de la dictadura cubana, sino también su dominio sobre Caracas.

Todos somos Venezuela porque la caída de Maduro y el fin del régimen sería un fuerte impulso para el optimismo y la redemocratización en la región. A pesar de las trampas, MCM sigue siendo el mejor estandarte, sin olvidar que antes del amanecer, todo parece estar más oscuro.

@israelzipper

*PhD en Ciencia Política (Essex), Licenciado en Derecho (Barcelona), Abogado (U de Chile), ex candidato presidencial chileno (2013).

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