En estas épocas, en años anteriores, estas fiestas judías y cristianas como Jánuca y la Navidad me hablaban de luz, de esperanza y de la paz.
Sinceramente, luego de la barbaríe terrorista y criminal perpetrada por Hamas el 7 de Octubre, los sentimientos que anidan en mi corazón y que se traducen en las palabras que quiero expresar son de ira y decepción.
Ese fatídico día debería ser suficiente para que el mundo libre alzara su voz, y en remembranza de la Shoa, gritara al unísono “Nunca Más”.
Pero no. Nunca tuvimos al mundo de nuestro lado.
El mundo después de la Shoa se limitó a lavarse las manos de sus culpas y, como hacen siempre sus liderazgos, trataron de borrar su responsabilidad y fueron configurando una historia de héroes de una epopeya que para nada fue heroica. La Shoa fue responsabilidad directa de los nazis pero el mundo fue responsable de mirar hacia otro lado.
Es ilógico que el pueblo judío tuviera que reconocer a Justos Entre Las Naciones por carencia de moral mundial.
Ese reconocimiento merecido para pocos es el símbolo de la inacción de muchos.
Lo peor, más allá de la tragedia de la Shoa, es que el mundo no aprendió nada.
No sirvieron las enseñanzas, la educación, los museos, los relatos en primera persona, los juicios, etc.
Luego del 7 de Octubre el antisemitismo disfrazado de Antisionismo salió nuevamente de sus cloacas inundando de porquería al mundo en el que, inocentemente, confiamos.
Por supuesto que no estoy hablando de derechas ni de izquierdas que ya tienen su visión sesgada por su filosofía ideológica fundamentalista ni tampoco del Islamismo Radical que entiende un mundo donde sus leyes y su religión deben ser las únicas en la faz de la tierra.
Me refiero expresamente al mundo libre. Ese mundo que supuestamente debería saber distinguir entre el bien y el mal.
Ese mundo nuevamente es una clara decepción.
Debería ser muy fácil distinguir entre el odio terrorista asesino y la obligación de defender a una población agredida de todas las formas posibles.
Nunca hubo tanta claridad entre el bien y el mal.
Hoy nuevamente tenemos que agradecer a algunos pocos que se levantan contra las voces hipócritas de presidentes, primeros ministros, autoridades de los cultos, representantes de entidades internacionales, periodistas, manifestantes, autoridades de universidades y tantos otros.
Surgen nuevos Justos Entre Las Naciones lo que es señal de que la sociedad no ha avanzado en 80 años.
Los judíos seguimos transitando un mundo hostil y antipático.
El líder del mundo libre claramente expresó que Israel es la garantía de los judíos en el mundo.
Debo decile a Mr Biden : “Gracias por su reflexión, pero yo ya lo sabía”. El problema es que muchos judíos en el mundo recién se dan cuenta. Muchos creyeron que el país en donde vivían les otorgaba una seguridad para su integridad. Hoy esa seguridad es solo una ilusión que se desvaneció a pocos días del pogrom judeofobo de Hamas.
Por todo esto, como judío y sionista, solamente dar gracias por la existencia de Israel.
Pedir con todas mis fuerzas por los jaialim (soldados), por los secuestrados, por la dirigencia, por quienes viven y luchan desde esa pequeña porción de tierra.
Su lucha es la del bien contra el mal y la luz contra la oscuridad. Su triunfo, del que no tengo duda alguna, es el camino para iluminar una sociedad mundial que poco entiende y que prefiere vivir cegada en una realidad que pronto golpeará sus puertas.
El pueblo judío va a sobrevivir y seguiremos dando batalla. La mayoría de nuestro pueblo ha aprendido y ha salido a las calles. No nos mantendremos callados, seguiremos defendiendo a Israel y lucharemos contra la judeofobia en todas sus modalidades.
¡M ISRAEL JAI! ¡EL PUEBLO DE ISRAEL VIVE!
*Pablo Soskin es presidente de la filial de la DAIA en Entre Rios, Argentina.