El Yihad en el islam: de los mitos a la realidad

El 7 de octubre ha marcado así un antes y un después no solo en la propia región sino en todo el mundo

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La destrucción tras un ataque mortal perpetrado por Hamás desde la Franja de Gaza contra el kibutz Beeri, en el sur de Israel (REUTERS/Ilan Rosenberg)
La destrucción tras un ataque mortal perpetrado por Hamás desde la Franja de Gaza contra el kibutz Beeri, en el sur de Israel (REUTERS/Ilan Rosenberg)

Ante todo, quiero dejar sentado que repudio como musulmán enérgicamente tanto el ataque terrorista de Hamas contra civiles en Israel como el asesinato de miles en Gaza por parte del ejército israelí. Fuera cual fuera la premisa, es una tragedia y un fracaso de la humanidad no haber logrado santificar y defender la vida de tantas personas, especialmente de niños. El 7 de octubre ha marcado así un antes y un después no solo en la propia región sino en todo el mundo.

Por ejemplo, un efecto adverso de esta confrontación reciente entre Hamas e Israel es el llamativo aumento del antisemitismo y de la islamofobia a nivel global. Cabe señalar, entonces, que solo el hecho de citar el relato bíblico de “Amalec” o usar la palabra “Yihad” no convierte una confrontación por motivos geopolíticos o territoriales en una guerra religiosa. Se debate actualmente en Gran Bretaña prohibir este término islámico en manifestaciones pro-Palestina. Esto se debe a que tanto en Europa, como también en nuestra sociedad hay algunos que consideran, por error, que la sola mención del islam y del “Yihad” por parte de un musulmán constituyen en sí mismos una amenaza para la paz, la democracia y la convivencia pluralista. La base de tal postura procede de atribuir, ciegamente, a la religión del islam, los delitos cometidos por un individuo o por un grupo que en nada representan los principios que esta religión encarna. Se ignora así que cada credo se define por sus propias fuentes y sus enseñanzas originales.

De hecho, el islam se basa en la revelación del Corán, en la vida práctica y en las palabras del profeta Muhammad, su fundador. “Islam” literalmente significa en árabe “paz” y en su esencia condena todas las formas de violencia y terrorismo. El Sagrado Corán declara que quien mata a una persona inocente actúa como si hubiera matado a toda la humanidad. Asimismo, el “Yihad” de un creyente no consiste en el lanzamiento de una guerra contra los judíos y los cristianos, sino que tal expresión alude a la lucha de un fiel contra su propio ego y su esfuerzo constante por el amor de Dios. Por ejemplo, rezar cada día cinco veces, amar al prójimo y cumplir con todos nuestros deberes morales y sociales son las manifestaciones del Yihad en la vida diaria.

No hay un solo versículo del Corán, ni un incidente histórico en toda la vida del profeta, donde él hubiera propagado o impuesto el credo a alguien por la fuerza o por la coacción. Al contrario, el islam es un garante de la libertad religiosa y de la santidad de la vida. La guerra se permite en nuestra fe solamente en dos casos: la propia defensa y en pos de garantizar la libertad de religión. Pero incluso en un estado de guerra, no se tolera de ninguna manera atacar lugares públicos o templos religiosos, ni asesinar a mujeres, niños o personas civiles. Hoy en día, no hay una agresión militar o una amenaza bélica contra el islam y por tal razón no existe justificación alguna para el uso de la violencia en nombre de nuestra religión. Lo que sí hallamos en el mundo son ataques verbales e intelectuales contra nuestro credo que requieren una defensa siempre mediante el uso de las mismas herramientas. Por eso, el Mesías Prometido y el fundador de la Comunidad Musulmana Ahmadia, Mirza Ghulam Ahmad, declaró el concepto del “Yihad de la espada” como anulado y lo reemplazó por la era del “Yihad de la pluma”.

En conclusión, el conflicto entre Hamas e Israel no es una guerra entre musulmanes y judíos. El único culpable de este horror es el hombre que distorsiona los textos sagrados con el fin de justificar sus propios intereses. Tanto el judaísmo como el islam no son un peligro para la existencia del otro, sino que son los caminos para que prevalezca la paz entre ambos pueblos. ¡Shalom Salam!

Marwan Sarwar Gill es Imam (teólogo islámico) y presidente de la comunidad musulmana Ahmadía en Argentina.

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