¿A dónde se encamina la brújula moral de los líderes en Latinoamérica tras la barbarie de Hamas?

El apoyo a la violencia y al terrorismo no es legítimo. Cuando líderes se pronuncian con tanta toxicidad sobre el Estado judío, incluso empleando tropos antisemitas, ponen en riesgo a las comunidades judías de sus países

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Miembros de la comunidad del kibutz de Kfar Aza sostienen pancartas durante una manifestación en apoyo a las familias de los rehenes retenidos en Gaza, que fueron capturados en el mortal ataque del 7 de octubre por hombres armados de Hamás, en Tel Aviv, Israel 2 de noviembre 2023 (REUTERS)
Miembros de la comunidad del kibutz de Kfar Aza sostienen pancartas durante una manifestación en apoyo a las familias de los rehenes retenidos en Gaza, que fueron capturados en el mortal ataque del 7 de octubre por hombres armados de Hamás, en Tel Aviv, Israel 2 de noviembre 2023 (REUTERS)

Condenar la barbarie pareciera simple: las imágenes del brutal ataque perpetrado por la organización terrorista Hamas contra mujeres, hombres, niños, ancianos y bebés inocentes el 7 de octubre deberían hablar por sí solas y haber despertado una voz unánime e inequívoca de condena mundial contra la irracionalidad de la violencia brutal y el odio. Desafortunadamente, no fue así.

Si bien vimos condenas claras a Hamas y apoyo inequívoco a Israel en los días posteriores a la tragedia, también han emergido voces de líderes latinoamericanos ambiguas o desconectadas de la realidad. Esas voces matizan, relativizan o justifican la matanza del 7 de octubre. ¡Y hasta la han apoyado!

Escuchamos condenas claras de los gobiernos de Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay, Guatemala y Perú. La Cancillería uruguaya deploró con “la mayor firmeza las acciones terroristas en curso contra Israel y su población” y expresó su “solidaridad con el Estado de Israel y las víctimas de estos ataques”. Además, reafirmó el “rechazo absoluto al terrorismo y su compromiso con la seguridad de Israel”.

Algunos presidentes también repudiaron la masacre. En Paraguay, Santiago Peña expresó: “Todo nuestro apoyo a la hermana nación de Israel ante los cobardes ataques terroristas que ha sufrido. Condenamos, repudiamos y rechazamos estas inhumanas acciones que atentan contra la paz del mundo y que nos duelen de sobremanera al afectar a una nación con la que tenemos fuertes vínculos fraternos”.

Alberto Fernández, presidente de Argentina manifestó en su cuenta de X su “enérgica condena y repudio brutal al ataque terrorista perpetrado por Hamas desde la Franja de Gaza contra el Estado de Israel” y se reunió con familiares de las víctimas masacradas y de los rehenes argentinos. Y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, escribió que “como salvadoreño con ascendencia palestina, estoy seguro que lo mejor que le podría pasar al pueblo palestino es que Hamas desaparezca por completo. Esas bestias salvajes no representan a los palestinos”.

Otros como Brasil y México han intentado ser “neutrales” exhortando a la supuesta moderación, pero abriendo un espacio para escuchar a las familias de las víctimas y de los rehenes brasileños.

Sin embargo, hay quienes han apoyado con descaro a Hamas, como el presidente autocrático de Venezuela, Nicolás Maduro, que alegó falsamente que Israel está perpetrando un “genocidio” en Gaza, después de haber afirmado que Jesucristo fue un “niño palestino, condenado injustamente por el imperio español”, una idea falsa con obvias inconsistencias históricas.

En Cuba el gobierno comunista justificó la violencia al argumentar que es “consecuencia de 75 años de permanente violación de los derechos inalienables del pueblo palestino y de la política agresiva y expansionista de Israel”. Asimismo, el presidente autocrático de Nicaragua Manuel Ortega se “solidarizó” con la causa palestina y se abstuvo de condenar el ataque de Hamas.

Los dictadores Miguel Diaz Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro
Los dictadores Miguel Diaz Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro

Pero esta falta de solidaridad con el sufrimiento israelí no solo se manifestó en países abiertamente alineados con Irán. “Si hubiera vivido en la Alemania del 33 hubiera luchado al lado de los judíos y si hubiera vivido en Palestina en 1948 hubiera luchado del lado palestino”, escribió en su cuenta de X el presidente colombiano Gustavo Petro, quien ha hecho eco de los prejuicios antisemitas más antiguos y peligrosos y hasta ha equiparado a Israel con la Alemania nazi. Petro recientemente llamó a consulta a la embajadora de Colombia en Israel aludiendo a “una masacre del pueblo palestino”. ¿Qué ha hecho para asegurar la libertad de los colombianos que siguen secuestrados por Hamas?

La misma medida la tomaron los gobiernos de Honduras y Chile, además, el mandatario chileno Gabriel Boric, pocos días después de la masacre, anunció que su gobierno donará USD 200.000 dólares para la Agencia de Cooperación Palestina en razón del “compromiso de Chile con los derechos humanos”, ignorando los derechos humanos de los 1,400 israelíes y extranjeros brutalmente masacrados por los terroristas de Hamas, o los derechos que merecen los 242 rehenes retenidos en Gaza según contempla el derecho internacional.

 El presidente de Chile, Gabriel Boric
El presidente de Chile, Gabriel Boric

¿No sería mejor que Boric dirigiese su furia velada en “justicia social” y derecho internacional en denunciar las barbaridades que comete Hamas, no solamente hacia judíos, sino hacia la propia población palestina al usar a sus niños y mujeres como escudos humanos?

No debe sorprendernos entonces que en las últimas semanas se haya visto en Chile un significativo aumento del antisemitismo en redes sociales, tensiones en los campos universitarios, llamados al uso de la violencia contra los judíos y grafitis antisemitas en sinagogas.

En Nicaragua, donde casi no viven judíos, las tumbas del cementerio judío de Managua fueron vandalizadas, así como la Menorá –el candelabro ritual– en una calle de la ciudad. En Colombia, instituciones judías y la sede de la embajada de Israel fueron objeto de vandalismo, mientras que, en Venezuela, han proliferado caricaturas antisemitas en la prensa y pancartas violentas en las concentraciones públicas.

Y para más, el gobierno socialista de Bolivia, con vínculos a Irán, ha adoptado una postura radical y suspendió los lazos con Israel. Esta peligrosa maniobra política coloca a Bolivia en el lado equivocado de la historia, con organizaciones terroristas como Hamas, y hace que la comunidad judía local se encuentre vulnerable al antisemitismo.

En lugar de tomar una postura contundente en contra del terrorismo, las acciones de los mandatarios de Bolivia, Chile y Colombia fueron recibidas con aplauso por Hamas por alinearse con sus posiciones radicales.

Irónicamente, los valores así llamados progresistas que Boric, Petro, Maduro, Arce y otros profesan, como por ejemplo los derechos de la comunidad LGBTQ o la equidad de género, son valores que van en contra de la ideología islamista radical del Hamas. Mientras que los valores occidentales y de inclusión son celebrados por el Estado judío que sigue siendo la única democracia en el Medio Oriente.

Si bien declararse a favor de la causa palestina y del anhelo a la paz entre los dos estados es completamente legítimo, el apoyo a la violencia y al terrorismo, no lo es. Cuando estos líderes se pronuncian con tanta toxicidad sobre el Estado judío, incluso empleando tropos antisemitas, ponen en riesgo a las comunidades judías de sus propios países, las cuales quedan más desprotegidas y vulnerables. En ADL hemos alertado sobre la correlación entre la postura antisionista de líderes políticos y el repunte del antisemitismo y la intolerancia alrededor del mundo, incluyendo en América Latina, tras el ataque de Hamas a Israel.

Debido a ello, exhortamos a los gobernantes de la región a ser claros y justos, condenando sin matices a Hamas y sus viles ataques. Esto enviaría a los ciudadanos de sus países una señal de que sus gobiernos no toleran ni el terrorismo ni la barbarie. Solo así podrán rescatar su brújula moral.

*Marina Rosenberg es la Vicepresidenta Sénior de Asuntos Internacionales de la Liga Antidifamación (@ADL_es).

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