La primera guerra global ahora con dos frentes activos: Ucrania y Gaza

Es un conflicto generalizado en el que no hay neutralidad, una conflagración de la que ningún estado está excluido

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El humo se eleva visto
El humo se eleva visto desde la valla rota en Kfar Aza, donde hombres armados de Hamas entraron durante el ataque del 7 de octubre, en el sur de Israel (REUTERS/Evelyn Hockstein)

El mundo vive la “Primera Guerra Global”. La guerra global es el conflicto que compromete a todos pero en el que la confrontación armada está limitada al enfrentamiento en áreas y entre partes específicas, en el que participa el mundo globalizado. Es un conflicto generalizado en el que no hay neutralidad, una conflagración de la que ningún estado está excluido. Se inició con la invasión de Rusia a Ucrania y ahora tiene dos frentes activos, Ucrania y la Franja de Gaza.

Siguiendo las características de la primera y segunda guerra mundial del siglo XX, una guerra mundial es la confrontación que implica en la lucha armada a todas o la mayoría de las naciones del mundo, incluidas las grandes potencias, con movilización general y estado de guerra total. Tanto en la guerra mundial como en la global están implicadas todas las naciones del mundo, pero en la guerra global la lucha armada está limitada a países o grupos específicos en territorios determinados, con la implicación de todo el mundo.

La neutralidad es “no tomar partido y renunciar a toda injerencia en un conflicto” y el mundo globalizado parece no brindar esta opción. Para que haya neutralidad el derecho internacional requiere “la no participación” y “la imparcialidad” respecto al conflicto armado. La no participación armada directa es una característica de la guerra global, pero todos participan con acciones económicas, políticas, sociales, comunicacionales e internacionales.

La ampliación de la Primera Guerra Global de la invasión de Rusia a Ucrania se ha producido con la acción de legítima defensa contra Hamas por el agredido estado de Israel en la Franja de Gaza y ha vuelto a poner en evidencia el eje de confrontación mundial de “crimen contra libertad” de “dictadura contra democracia”. Ambos frentes representan a países agredidos en obligación de defenderse -Ucrania e Israel- luchando por su sobrevivencia y libertad frente a la irracional agresión de entes no democráticos y tiránicos controlados por perpetradores de crímenes de lesa humanidad.

La guerra global en la medida que se amplían los frentes activos, es un “estado de preguerra mundial”, que al mismo tiempo puede evitar o ser la antesala de la Tercera Guerra Mundial. La preguerra es la “etapa inmediatamente anterior a la guerra cuyo nivel de tensión y apronte hace posible el conflicto armado”.

Las agresiones contra Ucrania y contra Isarael han sido perpetradas contra de toda norma humanitaria e internacional vigentes, por violadores de derechos humanos, operadores de violencia criminal y detentadores del poder a costa de la libertad de sus pueblos, contra naciones libres, emprendedoras, exitosas y democráticas. La naturaleza de la ruptura de la paz por masacres sangrientas hace inevitable la guerra defensiva e inexcusable un nuevo triunfo de la libertad que garantice la vida y prosperidad de Ucrania e Israel como países agredidos, que asegure el cumplimiento de las normas internacionales de humanidad y del orden jurídico internacional.

En esta guerra global los grupos en confrontación están claramente definidos. Las democracias del mundo forman parte de los países agredidos, respaldando y sosteniendo la lucha por reponer la libertad, seguridad y justicia; las dictaduras del mundo incluyendo gobiernos para dictatoriales, respaldan crímenes de lesa humanidad y de agresión con un amplio bagaje de pretextos y coartadas para buscar ventajas e impunidad.

La realidad objetiva muestra que tanto en la invasión de Rusia a Ucrania como en los actos terroristas de Hamas contra la humanidad en Israel, las dictaduras de Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y los gobiernos para dictatoriales de México, Chile, Brasil, Colombia, Argentina y otros, con diferentes argumentos, tiempos y pretextos respaldan la infamia ignorando deliberadamente sus obligaciones jurídicas internacionales. Las dictaduras usan la falsificación de los hechos para difundir narrativas que justifiquen el crimen, atribuyendo sus crímenes a las víctimas tal como lo hacen en sus países donde detentan el poder con terrorismo de estado y violación institucionalizada de los derechos humanos.

El bloque de dictaduras integrado por la dictadura comunista/capitalista de China, la auto denominada nacionalista de Rusia, la teocrática de Irán, la familiar de Corea del Norte y las castrochavistas de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua coinciden en su afán de detentar indefinidamente el poder a costa de la libertad de sus pueblos y en representar al crimen organizado que ha tomado control de los estados, pero tienen la extraordinaria debilidad juntarse solo por el enemigo común, imposibilitados un liderazgo único que hace inviable reponer el bipolarismo mundial de la Guerra Fría.

*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy

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