El antisemitismo es el mal

El prejuicio antisemita anida en el inconsciente colectivo de mucha gente, es muy difícil pelear contra la ignorancia y la maledicencia

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Una tumba profanada con una esvástica en el cementerio judío de Westhoffen, cerca de Estrasburgo, Francia (REUTERS)
Una tumba profanada con una esvástica en el cementerio judío de Westhoffen, cerca de Estrasburgo, Francia (REUTERS)

Los judíos en el año 1939 eran 16 millones. Hoy son algo más de 15 millones. La información es de Adam Taylor del Washington Post de hace algunos años. Confiable. Puede haber crecido algo los 15 millones (se me informa que son 16 millones en el presente) pero el dato es elocuente. Si no hubiese existido el genocidio la población judía hoy tendría -por lo menos- diez millones de personas más. No es contra fáctico esto: es fáctico. Los aniquilaron, eso elimina la reproducción. El antisemitismo es el mal. (Hay más de 50 naciones que profesan el Islam y son 1500 millones de personas en el mundo con esa religión. Observe el lector los parámetros comparativos que refiero).

Esta es la distribución de los judíos en el mundo. En Israel hay más de 7 millones. En Estados Unidos 6 millones. En Francia 450.000. En Canadá 400.000. En el Reino Unido 300.000. En Argentina 175.000. En Rusia 150.000 (sospecho que ahora menos). En Alemania 120.000. En Australia 120.000 y en Brasil 92.000.

Los atentados, si usted recuerda el de Múnich o los de Buenos Aires (¿Momentos distintos verdad?) no fueron un invento. La bomba en la Amia por cierto tampoco fue una casualidad. Y me estoy olvidando de montones de atentados individuales. El antisemitismo es el mal.

Observe el lector los palestinos netos donde están: casi 3 millones en Cisjordania, más de 2 millones en Gaza, cerca de 300.000 en el Líbano y en Jordania hay más de 4 millones como mínimo (me informan que es mucho mayor la población allí). Esto, simplemente, para ubicar la poca cooperación real que existe con los palestinos de parte de muchos “hermanos” árabes. Esto también es fáctico. Es dramático que esa población no reciba más cooperación real. Es un desastre también que mucha cooperación en vez de ir a mejorar la vida de esa gente vaya como insumos para construir túneles y comprar armas. Un delirio inconcebible.

En Francia hoy el 62% de los ataques antirreligiosos son contra los judíos que son apenas el 1% de la población total Francesa. Estos son números del Ministerio del Interior Francés en el año 2022. El antisemitismo es el mal.

A su vez, como lo recuerda con precisión Alejo Schapire en Francia nueve de cada diez judíos dicen haber sido víctimas y se observa eso elocuentemente en el ataque a la escuela judía de Toulouse o el supermercado Kosher Hypercacher. El antisemitismo es el mal. Dominique Bernard fue asesinado en el municipio de Arras hace unas semanas. Era un profesor francés. Su asesino fue Mohammed Mogouchkov y lo hizo bajo el grito de Alá es grande. El antisemitismo es el mal.

En Túnez al menos seis personas fallecieron por el ataque a las inmediaciones de una sinagoga en la isla Djerba. El propio ex ministro de turismo de Túnez, Rene Trabelsi, quien es también integrante de la comunidad judía dijo “sin la intervención rápida de las fuerzas de seguridad, una carnicería habría tenido lugar”. El antisemitismo es el mal.

Podría seguir y seguir con ejemplos. No es necesario o lo sería, pero no tengo claro si se puede convencer a nadie con lo real. El prejuicio antisemita anida en el inconsciente colectivo de mucha gente, es muy difícil pelear contra la ignorancia y la maledicencia.

Pero, no hay opción a no entender esto: los antisemitas extremos matan. Lo hacen sin dudarlo, creen que a esa causa les asiste fundamentos. Matan a cara de perro. Matan, matan, matan. Los extremistas lo hacen con las manos y muchos aplauden en silencio. Penoso. Solo de oír algunas voces que creen hacer el bien al matar judíos causa estupor.

Hamás y Hezbollah en cuanto terroristas, Irán en cuanto gobierno: declaman que hay que exterminar al Estado de Israel. Lo repito: exterminar (no dicen amonestar). ¿Cómo le sonaría que alguien le dijera que hay que hacer desaparecer a los uruguayos, a los argentinos, a los colombianos o a los venezolanos de la faz de la tierra?

El periodista más inteligente del planeta en materia internacional, Thomas Friedman dio en el clavo cuando dijo que estos atentados barrían el acuerdo saudí con Israel. Eso es lo que todos pensamos: cerraron un momento de paz y se introduce un momento bélico inquietante.

Lo dramático del antisemitismo es que mucha gente ni tiene idea que lo es. Asume su antisemitismo por ignorancia rampante. A poco de hablar sobre lo que está pasando irrumpen argumentos livianos y pocos conocen a fondo la historia. Lo que se advierte es una narrativa antisemita (muy antidemocrática por cierto) que pulula desvergonzadamente. No se iguala la acción de un terrorista con un demócrata jamás. ¿Cuesta admitir eso? ¿Es en serio que no se entiende? ¿Cuándo se pierde la racionalidad de rechazar un ataque terrorista y se lo justifica? ¿Dónde nos perdimos en ese razonamiento? Pregunto.

Todos los que critican al Israel no les mataron a nadie. Se trata entonces de no ser ignorantes y no asumir la barbarie. Y sí, se trata de tomar posición en lo humano. Cada uno sabrá donde ubica su conciencia. Eso sí, las opciones son dos: el terrorismo o Israel. No es el pueblo palestino al que todos aspiramos libre de la opresión de quienes lo tienen sojuzgado. Ese no es el debate.

Y no se me refute que esto es maniqueo. Así dijeron en el 1939 y terminó como terminó con el genocidio a cuestas. Luego lloraron todos y pidieron perdón. Tarde.

Respeto entonces en esta hora trágica para los que padecieron la ignominia del ataque bárbaro. Y cada uno que se piense bien.

Hoy son ellos, los de Israel los que fueron las víctimas, mañana podemos ser todos los perseguidos.

Todos, usted también.

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