Venezuela: el andar pausado de una paloma

María Corina Machado lidera una cruzada contra el chavismo

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María Corina Machado (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)
María Corina Machado (REUTERS/Leonardo Fernández Viloria)

Paul Valery dijo: “Los grandes cambios no llegan como los estruendos de los cañones sino como el andar pausado de las palomas”. Y eso describe exactamente la esencia de la cruzada liderada por María Corina Machado.

Hace muchas lunas la señora Machado decidió tomar el sendero sereno del acompañamiento de la sociedad civil. Primero creando Súmate, una organización no gubernamental para evitar fraudes electorales y, por esa vía, defender el derecho a la autodeterminación del pueblo venezolano. La organización fue atacada de manera despiadada por el régimen cuyos equívocos de políticas públicas comenzaban a retirarle el afecto de los venezolanos. Y en lugar de corregir el curso, el régimen decidió promover el fraude electoral como política de estado. Súmate fue investigada, sometida a tasas fiscales imposibles, cercenada de toda cooperación internacional y, desde luego, acusada como es costumbre en América Latina de ser un reducto de la agencia de inteligencia de los Estados Unidos conocida como la CIA. Los empresarios locales de inmediato le retiraron el apoyo para seguir disfrutando de dólares preferenciales y altas tarifas aduaneras.

La señora Machado decidió entonces seguir su camino de crear senderos para la restitución de la democracia en Venezuela fundando su propia agrupación política, presentándose como candidata al Congreso al cual fue elegida y pasó a la historia como el único miembro del legislativo que interpeló al presidente de la república en ese momento, el omnipotente Hugo Chávez Frías. La señora Machado le recordó en al señor Chavez que las expropiaciones eran un robo ante la perplejidad del resto del cuerpo que había observado inerme como se despojaba a pequeños y medianos comerciantes de los alrededores de la Plaza Bolívar de propiedades que habían desarrollado a lo largo de varios decenios.

En los años del Madurismo la señora Machado no ha dado cuartel a sus desafueros, secuaces y pilares de apoyo visibles y ocultos. Nunca tranzó con el régimen para obtener facilidades para ella o su familia. Nunca hizo arreglos por detrás de sus constituyentes y expuso su vida a la furia de las huestes del chavismo que en dos oportunidades le desfiguraron la cara.

La señora Machado continuó su lucha en silencio, buscando alianzas internacionales no a su favor sino a favor de la recuperación de la libertad en Venezuela. Visitó todos los rincones del país. Se ha hecho cargo de los inmensos dolores de la población de Venezuela que van desde el que produce el alejamiento de miembros de la familia inmediata que se han marchado para poder sobrevivir hasta el de encontrar en sus lechos a hijos a quienes la muerte se ha llevado en sus sueños porque no han tenido que comer. Ni hablar de las madres que vieron arrebatar a sus hijos de sus hogares para meterlos en mazmorras de donde han muerto o salido profundamente heridos de alma y cuerpo.

Y en ese Vía Crucis la señora Machado ha actuado como La Magdalena, enjugando las heridas para que se pueda continuar el camino de la libertad. Y es allí donde está la explicación de su victoria electoral. El pueblo de Venezuela sabe que para la señora Machado no es escenario de selfie sino compañero de lucha de vida por una causa que se llama libertad.

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