El atroz ataque terrorista de Hamas contra el Estado de Israel el pasado sábado 7 nos obliga a hacer un esfuerzo para comprender la verdadera naturaleza del conflicto en curso. Porque el salvajismo desplegado desde la Franja de Gaza no puede ser analizado en ausencia del contexto en el que se produjo.
Resulta imprescindible comprender que en Oriente Medio no tiene lugar un único conflicto sino una sucesión de pugnas interrelacionadas. Probablemente, la más significativa de ellas es el que enfrenta ancestralmente a sunnitas y shiítas y que está expresada -en las presentes circunstancias- por la rivalidad por la hegemonía regional entre Arabia Saudita e Irán.
Es en éste plano en que debe tenerse en cuenta que detrás de Hamas se esconde la larga mano del régimen iraní. Al punto que resulta difícil imaginar que Hamas pueda hacer un ataque de semejante magnitud sin su asistencia.
Porque si bien ataques contra Israel y su población vienen produciéndose sin solución de continuidad desde ese territorio desde hace años, la envergadura de la ofensiva ofreció esta vez características históricas. Convirtiendo este ataque en el de mayor alcance de toda la historia israelí, incluso superando el que tuvo lugar hace exactamente cincuenta años en la llamada Guerra de Yom Kippur (1973).
Una realidad que implica recordar que Teherán no es un actor más en el orden global. Heredero de una cultura milenaria, Irán es una sociedad sofisticada cuya dirigencia se ve a sí misma como recipiendaria de un destino de liderazgo en la región más caliente del globo.
Un designio que su liderazgo ve amenazado por una realidad cambiante en un nuevo Oriente Medio cuyos líderes y pueblos en gran medida buscan vivir una era de paz y prosperidad.
Es evidente que el creciente acercamiento del Estado de Israel con los países árabes moderados representa un menoscabo para los intereses de largo plazo del régimen de los Ayatolas. Lo que equivale, en una palabra, a sospechar que es altamente probable que detrás del atroz ataque contra Israel se encuentre la vocación del régimen de Teherán por boicotear la posibilidad de la concreción del anhelado acuerdo de paz con el Reino de Arabia Saudita.
El que implicaría la culminación de una política iniciada con la normalización de las relaciones de Israel con Egipto a partir de los acuerdos de Camp David (1978), a instancias de la Administración Carter y continuada durante la era Clinton en el tratado de paz con Jordania. Para completarse, en tiempos de la Presidencia de Donald Trump con los acuerdos de Abraham que vehiculizaron el entendimiento de Israel con Emiratos Arabes Unidos, Bahrein, Sudán y Marruecos.
Una instancia que conduce a elaborar la hipótesis de que es precisamente esta perspectiva la causa del ataque. Al extremo que Teherán ve con especial repudio el acercamiento del estado hebreo con cada vez más países árabes.
Las dramáticas horas que enfrentamos quienes creemos en los valores de nuestra civilización y el respeto a la dignidad humana nos obligan al imperativo de caracterizar el alcance de quienes no cesan en la consecución de sus siniestros propósitos.
Ello implica la necesidad de reiterar nuestro compromiso con la prevención y la lucha contra el terrorismo, un extremo que nosotros los argentinos hemos experimentado hace no tantos años.
El combate al terrorismo exige convicciones claras y coraje para tomar decisiones. Tal como hiciéramos durante el gobierno del Presidente Mauricio Macri con la creación del Registro de Personas y Entidades vinculadas con el Terrorismo y su Financiamiento.
A la vez que importa renovar nuestro firme rechazo ante políticas de complicidad con quienes promueven el terrorismo. Como la de aquellos que llegaron al extremo de firmar un Memorando de Entendimiento con la República Islámica de Irán. O como la de quienes han se han colocado a sí mismos como socios de las dictaduras castrochavistas del Grupo de Puebla y el Foro de San Pablo, hermanándose peligrosamente con regímenes que son una fuente de amenaza para la paz y la seguridad internacional.
Mariano A. Caucino es especialista en relaciones internacionales. Ex embajador en Israel y Costa Rica.