Una vez un hombre se acercó al profeta del islam y le preguntó quién en este mundo merecía más su compasión. Entonces, el profeta le contestó: “Tu madre”. Me gusta mucho recordar estas palabras en estos días.
De hecho, el acto de honrar a las madres ya existe desde tiempos inmemoriales en diversas culturas y civilizaciones. La historia del Día de la Madre tiene antecedentes en el Antiguo Egipto, Grecia y Roma, lugares donde había un tiempo dedicado a conmemorar la maternidad y sus símbolos. En Argentina, la celebración tiene su origen en la tradición católica, que celebraba la festividad de la maternidad de la Virgen María en octubre.
En particular, honrar la maternidad es un concepto central del islam - la religión que fue fundada en el siglo VII por el Santo Profeta Muhammad (la paz sea con él). El islam ha puesto gran énfasis en venerar a las madres y en establecer su importancia en la sociedad. En varios versículos del Sagrado Corán, se mantiene la secuencia de adorar a Dios e inmediatamente después se ordena actuar con bondad hacia los padres. Una virtud destacada del profeta Jesús (la paz sea con él) que se menciona en el Sagrado Corán es su inmensa bondad hacia su madre, la Virgen María. De esta forma, se instaura la reverencia a las madres como un pilar esencial de la fe y como un acto imprescindible para vivir la espiritualidad. Por ejemplo, en los versículos 15 y 16 del Capítulo 31 se menciona:
“Hemos dado recomendaciones al hombre sobre sus padres -su madre lo lleva pena tras pena, y tarda dos años en destetarlo- “Dame gracias a Mí (Dios) y a tus padres. Hacia Mí es el retorno final; Mas si disputan (tus padres) contigo para que Me asocies lo que desconoces, no les obedezcas; muéstrate amable con ellos en todos los asuntos mundanos, pero en los espirituales sigue el camino de quien vuelve a Mí.”
En estos versículos, se ordena honrar los sacrificios de las madres a través de una conducta benigna y un trato amoroso hacia ellas. Son la fuente de nuestra existencia y solo por el hecho de soportar tanto sufrimiento durante el embarazo y el parto merecen nuestra reverencia durante toda su vida. Además, es irrelevante si las madres practican el mismo credo o no, un musulmán siempre debe relacionarse con ellas con dignidad y afecto. Incluso, en el caso de que haya una diferencia de opinión o discusión, uno debe mantener igualmente el respeto hacia este rol y cumplir con sus deberes. Por todo esto, el profeta del islam declaró: “El paraíso se encuentra a los pies de las madres.”
Cabe indicar que aquí el profeta no indicó solamente venerar a tu propia madre, sino a cada una en general. Por otro lado, sus palabras señalan el rol esencial que desempeñan las madres en relación con el progreso y la educación de un pueblo. Según nuestro credo, debido a la cercanía natural entre la madre y su hijo durante la infancia, es la tarea principal de las progenitoras inculcar los buenos modales a la próxima generación.
En resumen, la relación armónica entre los hijos y las madres no es solo primordial para complacer a Dios, sino también para construir una sociedad más justa. Conforme el islam, el homenaje a la madre no se debe limitar a un día o una fecha, sino que se debe extender durante todo el año y toda la vida, e incluso tras su fallecimiento uno debe seguir rezando por su alma. Asimismo, no se restringe la maternidad a la figura biológica, sino que se la amplifica: Cualquier individuo que manifiesta un amor incondicional y cumple la función de dar vida, criar y educar a otro es reconocido como “madre”. Hoy, por todas estas razones y por muchas más, deseo a todas las madres de nuestra sociedad que tengan un feliz día rodeadas de amor y de felicidad.
Marwan Gill es Imam (teólogo islámico) y Presidente de la Comunidad Musulmana Ahmadía en Argentina.