El gobierno cubano decidió intervenir en la fiera disputa de Luis Arce y Evo Morales por la candidatura presidencial para las elecciones de 2025, e invitó a los dos a La Habana, adonde llegaron ambos en el avión presidencial, pero sin dirigirse la palabra.
Arce fue recibido por el canciller Bruno Rodríguez y luego se reunió con el presidente Miguel Díaz-Canel, mientras que el expresidente Morales fue atendido sólo por el comandante Raúl Castro, todo en reuniones reservadas.
El periodismo cubano no tiene la costumbre de informar nada que no haya sido autorizado por el partido comunista. El diario Granma no dijo nada y el diario de nombre irónico, Juventud Rebelde, tampoco.
Se sabe que los asesores cubanos que viven en Bolivia, que antes eran 120 y ahora sólo la mitad, tienen una opinión clara sobre la disputa de los aspirantes a candidatos: prefieren a Arce porque están convencidos de que Morales no tiene posibilidades de ganar una elección.
Desde La Habana, Morales dijo a la radio de los cocaleros de Chapare, Kausachum Coca, que Raúl Castro le contó cuan desprendido y solidario era su hermano Fidel, y cómo es que ayudó a los pueblos de todo el mundo.
Pero no dijo nada sobre el tema principal, aunque repitió que de todos los pueblos de Bolivia lo llaman para reuniones que, de pronto, para sorpresa de él, se convierten en actos de campaña electoral de quienes quieren que él sea candidato en 2025, cuando la república de Bolivia cumplirá 200 años.
Morales mostró que los cubanos no lograron que él se reconcilie con Arce, según Brújula Digital. Es que el cocalero siguió acusando al presidente de no hacer una buena gestión y de haberse derechizado al mantener a Eduardo del Castillo como ministro de gobierno a pesar de que fue censurado por el parlamento. En esa censura, los parlamentarios de Morales votaron en coordinación con los de oposición, de partidos que según el gobierno son de derecha.
Arce, en cambio, muy parco, no dijo nada sobre sus gestiones en La Habana, también porque la crisis económica que vive Bolivia lo tiene muy afligido, pero llevó 60 toneladas de alimentos para los cubanos, de los que sabe que están padeciendo hambre.
Mucho más no ha podido ofrecer a Cuba el presidente Arce, porque en Bolivia faltan los dólares desde hace cinco meses, pero tuvo que dar explicaciones sobre otros temas.
En efecto, Arce no pudo restablecer, en sus dos años y medio de gobierno, el acuerdo por el cual la isla comunista enviaba supuestos médicos a los que el gobierno de Morales llegó a pagar, sólo en diez meses de 2019, un total de 7.681.987 dólares.
La cifra fue mencionada por la expresidente y ahora presa política Jeanine Áñez (noviembre 2019-noviembre 2020) cuando suspendía aquel acuerdo y revelaba que, de esos dólares, los “médicos” sólo recibían 13% y el resto era para la burocracia de La Habana.
En las redes sociales bolivianas se comenta que Arce viajó a Cuba, en realidad, para recibir instrucciones de Rusia de boca de Díaz-Canel, porque los dos presidentes son parte del club de los “hijos de Putín” en América latina.
Por el momento, los nexos de Bolivia con Rusia comprenden proyectos de desarrollo de plantas nucleares, de centros de medicina nuclear, pero también de la explotación de los yacimientos de litio, según un contrato firmado el último día de junio.
Pero los nexos políticos del gobierno boliviano con Rusia son más amplios. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, reveló que no podrá asistir a la reunión Unión Europea-CELAC que realizará el 17 de julio porque “algunos países latinoamericanos vetaron su presencia” después de que el español Pedro Sánchez lo invitara a estar presente, según informó en Infobae Fernanda Zobelinsky.
Los otros “hijos de Putín” en la región son, muy probablemente, aquellos países que en las Naciones Unidas se oponen o se abstienen de votar cuando se trata de condenas a los crímenes de guerra que cometen los rusos en Ucrania. Entre esos países está Bolivia.
Arce respalda la invasión rusa de territorio ucranio contradiciendo una antigua postura boliviana contra toda invasión, cuando se alude a la guerra de Pacífico en que tropas chilenas invadieron territorio boliviano sin declaratoria de guerra.
El cocalero Morales criticó también al vicepresidente David Choquehuanca. Dijo que no defiende al gobierno de Arce y está callado. “Espero que no sea como Jaime Paz, Tuto Quiroga y Carlos Mesa”, vices que reemplazaron, alguno de manera desleal, a los presidentes Hernán Siles (1982-1985), Hugo Banzer (1989-1990) y Gonzalo Sánchez de Lozada (1999-2003), sucesivamente.
Por el momento, Morales sigue en carrera y los cocaleros que dirige anuncian una guerra contra el gobierno, según amenazó el dirigente Leonardo Loza, del Chapare.
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