Luiz Inazio Lula da Silva como Presidente y Jefe de las Relaciones Internacionales de Brasil -en menos de seis meses de gestión- vulnera e incumple la Constitución Política de su país, sometiendo y subordinando a Brasil y su política exterior a las dictaduras que detentan el poder con terrorismo de estado, crímenes de lesa humanidad, tortura, presos y exiliados políticos.
La Constitución Política de la República Federativa de Brasil establece en su artículo 1 que Brasil “se constituye en Estado Democrático de Derecho y tiene como fundamentos: I la soberanía; II la ciudadanía; III la dignidad de la persona humana; IV los valores sociales del trabajo y la libre iniciativa; V el pluralismo político”.
El artículo 4 manda que “La República Federativa de Brasil se rige en sus relaciones internacionales por los siguientes principios: I independencia nacional; II prevalencia de los derechos humanos; III autodeterminación de los pueblos; IV no intervención; V igualdad de los Estados; VI defensa de la paz; VII solución pacífica de los conflictos; VIII repudio del terrorismo y del racismo; IX cooperación entre los pueblos para el progreso de la humanidad; X concesión de asilo político”.
La política exterior se define como “el conjunto de decisiones y acciones que conforman la política pública que toma el gobierno de un Estado para proteger el bienestar de sus ciudadanos y representar sus intereses nacionales ante otros países y sujetos del derecho internacional”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil ha formulado por décadas doctrina y política exterior de Estado sosteniendo que “la política exterior de Brasil refleja su papel como potencia regional y potencial potencia mundial y está diseñada para ayudar a proteger los intereses nacionales, la seguridad nacional, los objetivos ideológicos y la prosperidad económica del país”, pero lo que Lula hace es someter la “independencia nacional” de Brasil a intereses de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, China, Rusia, Irán…
Este resumido marco de referencia deja muy claras las vulneraciones constitucionales de Lula y la ejecutoria del sometimiento de Brasil a las dictaduras que violan “la dignidad de la persona humana”, “la libre iniciativa”, “el pluralismo político” (artículo 1 de la Constitución). Lula incurre en atentado contra la “independencia nacional” por sometimiento a intereses extranjeros, viola el mandato constitucional de “prevalencia de los derechos humanos”, atenta contra la “autoderminación de los pueblos” y la “no intervención” y el “repudio al terrorismo y al racismo” (artículo 4 de la Constitución).
La reapertura de relaciones con la dictadura de Venezuela anunciada antes de que Lula tome posesión, la recepción como jefe de estado del dictador Nicolas Maduro en la reunión de presidentes de América del Sur tratando de reactivar el aparato del socialismo del siglo XXI, con la bochornosa calificación de “narrativa” a los crímenes de lesa humanidad, torturas, más de 7 millones de venezolanos desterrados, asesinatos, presos políticos, narcotráfico, el narcoestado y crímenes cometidos por Nicolas Maduro y su régimen castrochavista de crimen organizado trasnacional.
Estas acciones a nombre de Brasil obedecen al sometimiento de Lula a Cuba la dictadura jefe del sistema dictatorial de las Américas. Lula contrató “médicos esclavos” al régimen cubano en su primer periodo; esclavismo y trata de personas con informe de las Naciones Unidas y que implicó a la Organización Panamericana de la Salud. El tema del tráfico humano ejecutado por el régimen cubano nos se ha resuelto, así como tampoco los escándalos del “lava jato” encubiertos y con impunidad hasta ahora en por lo menos Cuba, Venezuela y Bolivia.
Cuba y Venezuela son deudores de Brasil y están en mora. La deuda registrada de Venezuela es de 682 millones de dólares y de Cuba de 227 millones de dólares. Lula en febrero 2023 echó la culpa a su predecesor Bolsonaro y dijo que “confía que las dictaduras de Venezuela y Cuba pagarán sus cuentas con Brasil”, lo que no ha sucedido o no se ha informado.
Ahora Lula está en plena operación para proteger a la dictadura de Nicaragua en la 53 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos que se celebrará del 21 al 23 de Junio en Washington DC. Usa la política exterior de Brasil buscando “suavizar una resolución critica que denuncia represión y violaciones a los derechos humanos por parte del régimen de Daniel Ortega” en Nicaragua. Infobae ha informado que las delegaciones de cinco estados habían redactado una propuesta y que “el gobierno de Brasil envió un texto alternativo que le baja el tono, quita algunas críticas a la dictadura… y le agrega condicionales a algunos de los graves hechos que ocurren…”.
En abril, Lula en China alineó a Brasil con la invasión de Rusia a Ucrania, acercamiento a la dictadura de Irán, acusó a Estados Unidos y Europa respecto a la invasión rusa, afirmó que “Taiwán es parte inseparable del territorio chino”, propuso integrar un grupo mundial de dictaduras contra la democracia. Todas generaron repudio pero sellaron la violación a la “independencia nacional”, “autodeterminación de los pueblos”, “la no intervención” y el sometimiento de Brasil a las dictaduras.
*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy
www.carlossanchezberzain.com
Seguir leyendo: